Cómo salir de compras con inteligencia artificial

Los consumidores usan asistentes personales digitales, recomendaciones basadas en el ‘big data’ y publicidad creada por máquinas

Las expectativas de la gente a menudo le distraen del mundo en el que realmente vive. Lo afirmó el ingeniero Roy Amara (1925-2007), que agregó que los usuarios tienden a prestar más atención a las promesas tecnológicas a largo plazo que a su impacto inmediato. Si no fuese así, aclara actualmente el director de innovación digital de la empresa norteamericana Kinetic Active, Rosh Singh, los consumidores se habrían dado cuenta de los cambios que está introduciendo la inteligencia artificial (IA) en las principales avenidas de las grandes ciudades del planeta.


En opinión de este analista, las múltiples ramificaciones de Google y aplicaciones con funciones de asistente como Siri (Apple) o Cortana (Microsoft) son “extraordinarias” y evidencian hasta qué punto los complejos algoritmos de la IA se han introducido en el día a día de millones de internautas.

Además, estas transformaciones y muchas otras, vinculadas al internet de las cosas, la robótica o el aprendizaje de las máquinas (machine learning) demuestran que la convivencia no es más complicada, sino todo lo contrario. Singh recuerda las críticas que recibió el comercio electrónico en sus inicios porque, según sus detractores, iba a dejar despobladas las calles. Supuestamente, nadie saldría a comprar nada porque el ecommercesustituiría por completo esta actividad.

Hoy, sin embargo, los clientes que pasean por el centro de Barcelona, París, Nueva York o Tokio reciben a través de sus dispositivos móviles o mediante las redes sociales múltiples informaciones que les ayudan a decidir mejor qué productos adquirir en las tiendas gracias al big data (basado en el comportamiento de millones de individuos que han llevado a cabo ese mismo recorrido), aplicaciones de geolocalización, realidad aumentada y otras tecnologías. Compañías como Cisco, Cloudera o Hortonworks ya ofrecen soluciones de este tipo.

Más allá de las advertencias de expertos como el científico Stephen Hawking y el empresario Elon Musk acerca del peligro potencial de la IA, los defensores de la producción altamente mecanizada destacan que es más precisa y barata. El denominado aprendizaje profundo (deep learning) permite efectuar las mismas asociaciones conceptuales que realizan las personas, como prueban firmas como Hu:toma o las poderosas Facebook y Google. Esta circunstancia, al parecer, acabará influyendo en la creatividad publicitaria, que dejaría de ser monopolio de los profesionales humanos, y en la exposición y presentación de los artículos a la venta.



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