Barcelona, testigo de la última evolución

El congreso, más allá de escaparate tecnológico, se ha erigido en un centro de negocios tecnológicos global

El Mobile celebró su primera edición de Barcelona en el año 2006, cuando se llamaba todavía 3GSM. Aquel certamen fue un enorme escaparate de terminales que competían en megapíxeles y otras funcionalidades. En Barcelona ha evolucionado, como lo ha hecho el sector tecnológico que representa. Se ha transformado en un gran punto de encuentro tecnológico en donde los gadgets pueden ser lo más vistoso, pero a la vez son de lo menos importante. El Mobile es hoy un gran centro de negocios globalen donde se llegan a acuerdos económicos, sociales y políticos de alcance mundial.


Todo esto ha hecho que cambie su estética. En los últimos años las grandes marcas suelen tener dos espacios, uno de carácter más público, que pueden ver todos aquellos profesionales que pagan la entrada más barata, la que suele rondar los 600 euros. Y luego está el otro espacio, el stand privado donde la gran multinacional sólo recibe a determinadas visitas, a los jefes de Estado o a los ministros de todo el mundo que visitan Barcelona durante estos días, a los otros altos ejecutivos. Es donde se cierran acuerdos o se cultivan las relaciones personales, tan importantes también en los negocios. De ahí la relevancia que también han ganado en la feria los servicios de catering y las comidas refinadas de todas las partes del mundo. Son los stands que cuentan con seguridad privada, en donde pueden haber lujosos suelos de mármol o hasta pianos de cola. Son los stands que cuestan varios millones de euros, que funcionan como verdaderas sedes corporativas, aunque sólo sea durante cuatro días, con la presencia de los principales líderes de las empresas que los erigen.

La primera edición del 2006 contó con 51.000 asistentes y 962 expositores. Las dos cifras este año está previsto que se doblen. Pero lo que se han multiplicado por un número difícil de determinar son todos los asuntos que se tratan en el congreso, en el que, por otro lado, no es raro encontrarse con ejecutivos que mantienen viejas blackberrys. En el año 2008, Robert Redford acudió a Barcelona para defender los móviles como el dispositivo idóneo para disfrutar del cine independiente. Hoy, ya nadie duda de sus capacidades de entretenimiento. De hecho, lo que ahora nadie tiene claro es dónde se acabarán los límites de una tecnología que trasciende al terminal. Son dispositivos clave en lo que se llaman ciudades inteligentes, en nuevos modelos de movilidad, en nuevas formas de relacionarse, son la herramienta que permite recabar todo tipo de información y, quizás lo más importante, analizarla y darle sentido. ¿Realidad virtual? También.

Durante las primeras ediciones se fueron limando algunas de las asperezas que hicieron que algunos expositores y visitantes, en algunos momentos, anhelasen su anterior ubicación en Cannes. El precio de los hoteles, ya regulados o los perjuicios derivados de la falta de seguridad. Esto también ha cambiado: ahora se blinda el congreso y a sus asistentes también porque la principal amenaza han dejado de ser los descuideros y carteristas. Ahoralos cuerpos policiales trabajan también para prever un posible ataque yihadista. Barcelona, indudablemente, es el centro del mundo durante los días que se celebra el Mobile.

La movilidad terrestre sigue siendo lo que más preocupa a la organización, que el año pasado celebró la entrada en funcionamiento de la L-9 del metro –su puesta en marcha era una de las condiciones para que la ciudad se convirtiera en Mobile World Capital–, y lamentó la huelga de bus y metro. La amenaza que año tras año se cierne sobre la celebración de la feria, que desde el 2006 hasta el año pasado, se calcula que ha tenido un impacto económico en Barcelona y su área metropolitana de 3.600 millones de euros; y que el año pasado, por primera vez, se hizo realidad.



Comentarios