Emprender un
negocio propio no es una tarea sencilla. Hay que afrontar la planificación y
desarrollo de un proyecto y quien lo hace por primera vez no está libre de
cometer errores, algo que resulta habitual al principio del camino de la
mayoría de empresarios que se lanzan a la aventura de montar una empresa.
A continuación
dejamos un listado con algunos de los errores más comunes que cometen
los empresarios cuando se enfrentan a la creación de una empresa por primera
vez y que todo emprendedor debería intentar evitar:
Escoger mal a
nuestros socios. Elegir a las
personas que nos van a acompañar en la aventura es una de las primeras cosas
que deberemos hacer y una de las decisiones más importantes a la hora de
comenzar nuestro negocio. Para ello debemos ser conscientes de nuestras
habilidades y elegir a las personas que las complementen. En este sentido, nos
viene bien recordar la frase “es mejor estar solo que mal acompañado”.
Tratar de hacer
un producto para todo el mundo. Es imposible ofrecer algo que satisfaga a todos. Será mejor ofrecer un
producto específico y no ser igual que todo lo que ya existe. Casi más
importante será estar atentos a los cambios que se produzcan en el mercado que
centrarnos en el producto.
Obsesionarse con
la competencia. Aunque es
importante fijarnos en lo que hace la competencia, si nos obsesionamos por lo
que ofrece, al final lo nuestro se parecerá demasiado. Más importante será
centrarnos en realizar un buen producto.
Comenzar con
capital insuficiente.
Alquiler, muebles, sueldos, gastos…cada segundo del día cuesta dinero. Hay
emprendedores que creen que se puede comenzar un negocio confiando únicamente
en las ganancias del futuro. La falta de liquidez en los primeros meses por la
mala planificación de los ingresos y gastos iniciales es uno de los errores más
comunes que se puede deber a un exceso de optimismo.
No hacer un plan
de viabilidad.Realizar un plan
de empresa es complicado y muchos emprendedores optan por saltarse este paso,
que resulta fundamental para poner en marcha el negocio. Debemos conocer
nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades para ver cual es la
estrategia más adecuada para empezar. En este paso, será importante ser lo más
realistas posibles.
No trabajar en
equipo. En ocasiones nos
creemos capaces de sacar nosotros solos adelante el proyecto por el simple
hecho de que la idea es nuestra. En este sentido será muy importante conocer
nuestras limitaciones para poder recurrir a otros que nos ayuden a sacar
adelante lo que no dominamos.
No obtener feedback
de los clientes. Aunque
también podemos pedir la opinión sobre nuestro producto a nuestros amigos,
inversores u otros empresarios, la opinión de nuestros clientes es la que más
nos debe importar. Sin clientes no hay empresa y su opinión será imprescindible
para mejorar.
Foto: Day 214/365 – Walking the line del flickr de Angelina
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