Poco a poco son más las empresas que
recurren a la gamificación para motivar laboralmente a los empleados y mejorar
su productivad. Este sistema, también
conocido como ludificación, consiste en la
aplicación de dinámicas propias de los juegos a tareas convencionales.
Aplicando estas mecánicas de juego las empresas pueden desarrollar
motivaciones y comportamientos de clientes o empleados según los
objetivos que quieran alcanzar.
¿Cómo es posible? Estas “mecánicas
de juego” radican en proponer un desafío cuya superación esté asociada a
una experiencia divertida o estimulante que tiene algún tipo de recompensa,
como por ejemplo:
·
Mejorar una puntuación
·
Descubrir una sorpresa
·
Obtener un premio
La finalidad es muy sencilla. Se
trata de hacer divertido lo aburrido, derribar las barreras de lo tedioso, la
monotonía y falta de compromiso.
El gaming tiene el
poder para crear significado y motivación en el target, ya sea
interno (empleados) o externo (clientes), involucrándolos en los procesos y
proyectos de las organizaciones y en última instancia, aumentando los
beneficios de la empresa.
Lo verdaderamente interesante de la
gamificación aplicada a la productividad es que incide en gestionar las dos
motivaciones de cualquier persona:
1.-
Motivación extrínseca: La recompensa del juego o los resultados de este,
como por ejemplo, los puntos canjeables por productos, descuentos, promociones
o cualquier otro tipo de ventaja económica.
2.-
Motivación intrínseca: Relacionada con el reconocimiento social de sentirse
parte de un grupo, de mejorar nuestra posición a través del resultado o la
satisfacción de la competición o colaboración con otros jugadores. En
este caso, la recompensa está en la propia actividad, y no tanto en objetos
económicos o premios recibidos, bien sean reales o virtuales.
A la hora de comenzar cualquier
proyecto de gamificación, se tendrán en cuenta ambas motivaciones y cómo
conseguirlas y aplicarlas en función de nuestro target y nuestros objetivos, ya
que no todas las personas son iguales. Algunas se sentirán más atraídas por la
motivación extrínseca, mientras que otras pueden hacerlo por la motivación
intrínseca. Además, tampoco se persiguen siempre los mismos objetivos. En
algunas ocasiones se pretenderá promover un juego de colaboración entre los
participantes, mientras que en otras el objetivo será el de incrementar la
competición entre ellos.
Para que el proyecto funcione debe
de activar ambas motivaciones que provoquen que queramos lograr los objetivos
perseguidos, de manera que el sistema necesitará de algunos componentes comunes
en cualquier otro juego. Por ejemplo:
Puntos: Son
la recompensa a los usuarios por la consecución de objetivos y lo que harán que
aumente la motivación por conseguirlos.
Niveles:
Aportan reconocimiento y respeto, ya que el usuario solo los consigue tras
superar determinados retos. Es una de las motivaciones más fuertes de los
jugadores.
Premios:
Para el usario, todo lo que se hace en el juego debería tener una finalidad
última, una meta, que estará representa por :el premio.
Bienes virtuales:
Aportan un sentido a los puntos que se consiguen, ya que a través de ellos se
pueden adquirir éstos.
Clasificaciones:
Incentiva el deseo de los jugadores de competencia y de sobresalir sobre el
resto.
Desafíos:
Permiten que los usuarios compitan entre si y renueva la motivación por
continuar jugando retándose entre ellos.
Regalos: Que
pueden ser ofrecidos por los propios jugadores a otros. Esto hace que
quien lo recibe desee regalar también, lo que actúa como efecto multiplicador.
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