Las redes sociales e Internet
representan un avance en lo que a comunicación se refiere, y ya forman parte de
nuestras vidas de un modo en el que quizá no somos del todo conscientes.
También forman parte de la vida de nuestros jóvenes, que en muchas ocasiones se
enfrentan a un mundo en el que no conocen las consecuencias de sus acciones. ¿Los
profesores deben contribuir a la educación de sus alumnos en términos
digitales? ¿Deben controlarlos?
El
uso de las redes sociales entraña peligros y riesgos varios. El
coach, psicólogo y autor de Redes sociales
para principiantes, Moisés
Catalán, destaca que dejar a un menor sólo ante el gran mundo de
Internet es como dejarlo salir a la calle sin vigilar lo que hace: no se puede
saber quién está detrás de la pantalla y pueden caer en ciberbullying, sexting, estafas y tener acceso a webs con contenido ilícito
o inadecuado.
Carlos Represa
sostiene que en el mundo online los adultos todavía carecemos del conocimiento y la experiencia que nos hace dominar el mundo offline, así
que la misión de liderar la formación de la personalidad de los menores
encuentra mayores dificultades. Además, ciertos riesgos pueden adquirir
consecuencias de grandes dimensiones y difícil persecución gracias al actual estado
de las leyes, obsoletas en temas digitales.
Los padres son
los primeros que deben acompañar a sus hijos en sus aventuras digitales. Moisés
Catalán destaca la importancia de las normas que se le dan al menor cuando tiene acceso a
su primer dispositivo, y aboga por un control parental activo de sus hijos en las redes sociales, basado
en la educación e implicación de los padres en la vida digital de sus hijos:
“Los hijos deben tener su intimidad, pero prima protegerles y educarles.”
Respecto a la
intimidad de los menores, Carlos Represa señala: “No es lo mismo “intimidad
personal” que “intimidad en la red”, ya que esta última debe
circunscribirse a lo que venimos denominando “privacidad en la red” que es un
concepto netamente jurídico y determinado. La privacidad no existe en la
red para los menores de 14 años conforme a la normativa
de protección de datos. Los padres deben acompañar a los menores en la red desde su bautismo digital hasta que el niño
esté suficientemente preparado y haya adquirido la madurez adecuada para ser
capaz de crear una “intimidad o entorno digital privado”, entendiendo esta edad
como referencia cuantitativa nada más. Si el menor crece en red junto a sus
padres, al igual que en la vida real , nunca sentirá que su esfera íntima está
siendo violentada.”
Los profesores y
centros también pueden complementar este acompañamiento mediante normas
internas y protocolos de actuación en casos de ciberbullying, sexting y cyberbaiting. De momento, existen
fundaciones como Alia2 e instituciones como la Policía Nacional que se dedican a dar charlas en colegios e
institutos sobre estas temáticas. Sin embargo, los
profesores tienen una labor esencial a la hora de que los menores desarrollen su
competencia TIC, que, como apunta Carlos Represa, está absolutamente
interrelacionada con la educación en valores en la sociedad digital y, por
tanto, con la seguridad en la red. “Pero para que esto sea posible, debemos
corregir errores del pasado y apostar definitivamente por una formación que
debe ser profesional, permanente y sostenible“, comenta
Represa. “Por eso aplaudo la decisión de crear un marco de competencias TIC
donde se prioriza esta formación del profesorado y que, sin duda, pondrá fin a
una errática política de charlas y conferencias de voluntarios y fuerzas de
seguridad del estado que, siendo aplaudible por los profesionales que
participan en ella, debe criticarse por no priorizar esa formación del
profesor.”
Introducir las
redes sociales en la educación es necesario, ya que forman
parte del desarrollo emocional y social de nuestros menores.
El psicólogo Moisés Catalán destaca que prohibir su uso y desaprovechar la
oportunidad de educar a los menores en su buen uso acaba teniendo
consecuencias: las relaciones sociales están empeorando y se observa un aumento de la violencia de género y phubbing. Sin embargo, para que los
centros educativos puedan asumir el reto de introducir las redes
sociales en la educación deben estar preparados para ello. Carlos Represa
apunta al largo camino que queda por recorrer: “Muchos
colegios desconocen la legalidad que rige los edublogs, o el uso de perfiles institucionales en
Facebook o YouTube, por no hablar de las normas de propiedad intelectual o uso de contenidos de la red. Nadie le ha
enseñado o dado asistencia. Si un centro educativo ni siquiera conoce estos
fundamentos básicos, ¿cómo va a introducir las redes sociales en la educación?”
En EEUU hay centros educativos que contratan empresas que filtran lo
que sus alumnos dicen en las redes sociales, en
busca de problemas como acoso escolar, aunque algunas se plantean el poder
castigar a los menores por desahogarse en la red contra el centro. En España
eso, de momento, no ocurre -aunque sí se dan casos en los que profesores y
alumnos se enzarzan en las redes por lo que el segundo opina sobre el primero-,
pero con los riesgos que tiene el uso de redes sociales, puede plantearse la
cuestión: ¿deben los profesores vigilar a sus alumnos en las redes sociales? La
opinión del psicólogo Moisés Catalán es clara: “Eso depende de la política del
centro respecto a las redes sociales. La cuestión es si el menor se va a dejar vigilar por un profesor.
Mi opinión es que en los centros se enseña, pero no se educa. Quienes deberían
vigilar a los menores son sus padres, ya que las redes sociales están fuera del
ámbito y del horario de la educación, y exceden las obligaciones de los
profesores.”
El abogado Carlos
Represa opina que si los menores y docentes crecen juntos en el uso adecuado de
las redes sociales, el concepto vigilancia debe desaparecer. “La convivencia en las redes sociales escolares no es vigilancia,
es educación pura y dura, formación de la personalidad del alumno, comprensión
de las reglas que rigen la sociedad digital, incluso en el momento que el
profesor debe corregir o incluso sancionar por un uso no adecuado. Si el
alumno es adecuadamente instruido, llegará un momento en que su madurez le
permitirá decidir si comparte un espacio de red social con su tutor, padre o
profesor. Yo comparto redes sociales con multitud de alumnos que libremente
deciden solicitarme que participe y donde no se me ocurre jamás “espiarles”.
Ahora bien, saben que en el momento que me necesiten, estaré junto a ellos para
ayudarles y apoyarles.”
Sin duda, está
claro que lo primero que deben conocer los profesores para introducir las redes
sociales en la educación de los menores es su funcionamiento. Existen
redes sociales educativas, como Edmodo,
cuyo fin mismo es el de la educación. “Solemos centrarnos en redes sociales
generalistas, como Facebook y Twitter, cuando tenemos herramientas adaptadas a
nuestras necesidades”, señala Moisés Catalán. “También deben tener en cuenta
que los menores de 14 años no deberían
estar en redes sociales. Legalmente, no pueden estar, y aún
así, se abren perfiles y se comunican mediante ellas. Con lo que entramos en un
terreno pantanoso. ¿Cómo educamos a menores de 10 años que tienen perfiles en
redes sociales? Es un problema que, por ejemplo, Facebook no ha sabido
solucionar. Y es que un menor de 14 años, no necesita estar presente en redes
sociales, sino comunicarse en persona, llamar por teléfono y ser feliz.“
¿Recomendaciones
para los profesores hasta que haya formación formal en redes sociales para
ellos? Asistir a charlas, y buscar algo de formación. En
Internet hay muchos libros sobre redes sociales, algunos gratuitos, que pueden ser
un buen comienzo para entender qué son las redes sociales, y cómo educar a sus
alumnos en ellas.
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