Gestionar la
identidad digital plantea una disyuntiva entre seguridad y confianza, dos
conceptos que van más allá de la protección de datos y que se refieren a la
experiencia del usuario
Paul Ferron durante el Congreso |
La proliferación de aplicaciones, servicios y gadgets que acceden indiscriminadamente a los datos del
usuario así como los problemas derivados del empleo de las nuevas tecnologías
ha situado a la seguridad en el punto de mira de las empresas y gobiernos, y la
ha convertido en uno de los aspectos clave de las identidades digitales. Así lo
han afirman las conclusiones del Congreso de CA Technologies The Future of Digital
Identities in The Applications Economy celebrado el 4 de diciembre Milán y que ha contado con
la presencia de expertos internacionales. Pero ¿qué es la identidad
digital?
El director de soluciones de seguridad de la compañía, Paul Ferron, la
define como “la suma de todos los atributos disponibles digitalmente de un
individuo”, una huella que la persona
deja en Internet al comunicarse, registrarse online y realizar cualquier transacción. En este marco,
preservar la privacidad de sus datos resulta básico pero no suficiente, pues según el
estudio What IT Users and Business Users Think about Bring Your Own
Identity realizado por
el instituto Ponemon, esta identificación puede aprovecharse no solo para
reducir el fraude sino también para agilizar la experiencia del consumidor e incluso para generar oportunidades de negocio.
Conocerla “permite a las empresas crear productos y experiencias
personalizados en función de cómo interactúa el cliente en la red”, afirma Ferron. Una cuestión que, paralelamente,
le atribuye un valor monetario y que resulta muy útil en el sector público, la educación y la sanidad, ámbitos en los que,
más que nunca, la información debe estar correctamente protegida pero también
regulada por los gobiernos. Por ejemplo, si el historial del paciente es
compartido por los distintos profesionales médicos mediante el cloud, estos
dispondrán de más información para tratarle. Además, lo ideal sería que
interaccionaran con él. Con los transportes sucede algo similar: saber cuáles
son los que más usa la persona permite a los ayuntamientos invertir en
determinadas infraestructuras, si se necesita un carril bici, etcétera.
En tal coyuntura, lograr la confianza del usuario es imprescindible, una apuesta en la que interviene
el software de seguridad, al que las empresas han destinado 21
millones de euros este último año. La simplificación de los procesos de
registro, los avisos en otros dispositivos –como cuando se realiza una compra online y se recibe un sms en el móvil-, la validación en
varios pasos –un asunto que se plasma en la confirmación en el correo
electrónico para darse de alta en una página– y distintas vías que reduzcan el riesgo de fraude son algunas de las premisas de su desarrollo. Otras
de las claves para alcanzar el "desbloqueo de la identidad digital"
son la transparencia y comunicación entre las compañías y el cliente, la
oferta de servicios alternativos y el cumplimiento de las expectativas
generadas.
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