Hace tiempo el éxito de muchos negocios radicaba en su escaparate. Que
fuera luminoso, que estuviera bien colocado o que dejase buena muestra de los
productos que allí se vendían suponía, a menudo, la clave del triunfo de la
empresa. La cosa es que hoy en día ya se ha convertido casi en excepcional que
una firma disponga siquiera de local donde ubicarse. Ahora al exhibidor se
accede tecleando. ¿Cómo hacer de nuestra página web un óptimo escaparate? Ni
hace falta que sea usted un experto diseñador web ni que se gaste un pastizal en contratar a
alguien que le vaya guiando. La cosa puede ser mucho más sencilla. Aquí van
unos cuantos trucos para lograrlo.
Asegúrese
de que su página carga rápido: En la era del fast todo, no encontrará un usuario que aguante mucho
más de diez segundos esperando a que la web esté cargada después de haber
pinchado. Debe usted cerciorarse de que sea gráficamente ligera para no
desesperar al impaciente cliente que se encuentra delante del teclado.
Necesita
un nombre claro: Si el
cliente no entiende de un vistazo lo que le están ofreciendo, tenga por seguro
que cerrará su página y seguirá buscando. Logre una entrada vistosa, clara y
atractiva para atraparle. Lo de poner al negocio el nombre de su hija Mariloles
ya no tiene sentido; si vende usted calcetines en la web, Calcetines ha de
llamarlo.
La elegancia
está en lo sencillo: Si
usted no es un experto diseñador web, no se coma la cabeza intentado hacer
florituras. De hecho, según las estadísticas, muchos de los sitios web que más
triunfan actualmente son casualmente los más austeros. Siempre conservando un
toque de elegancia, está claro. Es muy importante estar atento a detalles como
evitar los colores demasiado chillones, conseguir que sus pestañas no sean
confusas, escribir mensajes de pequeño tamaño pero claros, que el lenguaje sea
entendible y sobre todo, no permita que se le cuele ningún error ortográfico.
Se juega la profesionalidad en esa minucia. Por supuesto si usted es un manitas
de la informática, no se corte en darle un toque extra de belleza. Pero
recuerde, si le surge alguna disyuntiva a la hora de elegir entre lo bonito y
lo funcional, la segunda opción es la respuesta.
Tenga
claro a qué público se está dirigiendo: No es lo mismo crear una web comercial para jóvenes que buscan ropa
de moda que para profesionales que buscan material de trabajo. El nivel de
sobriedad, los colores, las imágenes que añada o el tipo de vocabulario que
utilice son vitales para ganarse el encanto. Recuerde que se trata de pura
psicología en pantallazos.
El
cliente quiere ver lo que está buscando: Dele precisamente esa información. Lo mejor es que el internauta
visualice en su página ese contenido que no puede conseguir en la competencia.
Debe enfocarlo desde un punto de vista novedoso, fresco y original. Que
solo usted pueda ofrecerle. Si es el único que vende calcetines a rayas de
oferta hechos a mano y de todos los tamaños, que el consumidor se encuentre con
eso de plano. Diferénciese.
Ofrezca
algo sin cargo: Es buen
método que sus clientes cada poco tengan noticias de su existencia. Pero
cuidado, si quiere que se suscriban a su catálogo o sus mensajes promocionales,
ofrézcales también algo. Ponga usted contenido útil gratis a través de un blog,
redes sociales, softwares gratuitos o seminarios que les pueda servir sin que
tengan que dar compensación a cambio. Así su marca crecerá para el público
haciendo más probable que le atiendan cuando usted quiera venderles algo.
Sitúese
en Google maps y dé su información básica: Si usted dispone de un local donde comerciar sus productos, ya no es
nadie si no está situado en el mapa digital. Aparezca en Google maps, coloque
su ubicación también en su página y haga que la manera de llegar hasta usted,
ya sea en metro, en autobús, a pie o en carretilla le resulte a cualquiera pan
comido. Además siempre debe incluir el nombre, la dirección y teléfonos de
contacto. No hacerlo genera desconfianza.
Delo
todo mascado: Si en su
tipo de negocio ve que tiene que responder a las mismas preguntas una y otra
vez, lo mejor es hacer una página con las respuestas a esas preguntas
frecuentes. Eso le ayudará a economizar su tiempo, resolver dudas y evitar
malos entendido con su clientela.
Sea
honesto con lo que ofrece: Recuerde
que si exagera en su página y alguien se siente estafado, rápidamente la red se
encargará de hacerle pagar el pato. Las opiniones de otros usuarios, sobre todo
en el sector servicios, son a menudo lo que primero buscan los demás
interesados.
No
invierta demasiado dinero en su web: Con la creación de su página usted lo que está buscando es una
inversión, no un gasto. Existen muchas empresas de diseño que se aprovechan de
la buena fe de sus clientes para cobrar por trabajos que resultan innecesarios.
No se deje sorprender con tecnicismos ni con promesas de increíbles resultados.
Probablemente usted sepa hacer todo lo que le ofrecen con un poquito de
información que busque en la red, aunque si cree que aún así le viene grande la
tarea, elija a un profesional que quiera tener una relación de largo plazo con
su negocio, no uno que pretenda hacerle el trabajo y olvidarse.
Ya está usted preparado para hacer por sí mismo su propio escaparate
virtual. No descuide renovar su página cuando lo considere necesario. Por el
momento ya puede abrir la verja y esperar a que pase por delante algún cliente
interesado. ¡Suerte!
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