Para muchos de los 13.000
trabajadores temporales del Mobile el congreso es una buena plataforma para
situarse en el mercado laboral
El Mobile World Congress (MWC)
empezó el lunes, pero Dani Álvarez lleva un mes en Fira de Barcelona. Es un
apasionado de los móviles y la tecnología, así que cuando vio la oferta de trabajo en
la bolsa de trabajo de la universidad no se lo pensó dos veces. Estudiante de
Informática, forma parte de un equipo de 45 personas que supervisan el
funcionamiento de una de las redes de internet más grandes del mundo al ofrecer
conexión inalámbrica a más de 30.000 dispositivos conectados a la vez. “Es una
experiencia muy grande”, dice sin retirar la atención del walkie talkie que le
hace ir arriba y abajo para ayudar a los expositores que se encuentran con
algún problema informático. Habla con pasión de lo que considera “una
oportunidad para conocer a gente de todo el mundo y vivir desde dentro un
evento único” que da trabajo temporal de manera directa a 13.000
personas de perfiles diversos, muchos de ellos muy especializados.
Más allá de la experiencia
vital y profesional, para Marta Triadú “tener el Mobile en el currículum es un
aval, es como la demostración de que eres un profesional válido”. Marta es una
de las coordinadoras de la cocina central, de la que salen 45 toneladas de
comida en el congreso para abastecer otra de las necesidades básicas de los
congresistas. El trabajo de Marta empezó hace tres semanas montando bolsitas de
fruta deshidratada y acabará con un inventario de la comida que sobre el
jueves. Como ella, la mayoría de los trabajadores: la media de los contratos
temporales es de entre dos y cuatro semanas.
Mucho antes empezó a pensar en
el MWC el arquitecto Sergi Rodríguez, que supervisa y certifica los proyectos
constructivos de los expositores, auténticos edificios dentro del congreso que
combinan la funcionalidad y la espectacularidad. La empresa en la que trabaja,
Graó Tècnic, aumenta su plantilla un 60% durante los meses previos al congreso.
En noviembre, Sergi ya estaba revisando planos y haciendo entender a algunas
empresas que “sobre el papel se aguanta todo, pero la realidad es otro cantar”.
Las dos semanas antes de abrir puertas son las más intensas ya que también
revisan el montaje in situ, lo que define como “una guerra de trincheras” en la
que pequeñas empresas sin margen de maniobra sufren para cumplir las altas
exigencias de certificación y seguridad que marca la organización.
El congreso también es una
oportunidad para conseguir un ingreso extra que llega puntualmente cada mes de
febrero a Barcelona. Bea Sanchíz, estudiante de Administración y Dirección de
Empresas en la Universitat de Barcelona, se ocupa de ayudar a los congresistas
a orientarse en la puerta del recinto ferial. Su trabajo dura sólo los cuatro
días del congreso. Identificada con una chaqueta roja, forma parte del ejército
de informadores que ayudan a los asistentes. “Es dinero rápido en pocos días”,
dice con una sonrisa que le devuelven la mayoría de personas a las que indica
dónde coger un taxi o el metro. El inglés, como en casi todos los puestos de
trabajo del congreso, es fundamental. Aunque la mayoría son precios de mercado,
el requerimiento de idiomas y la especialización de algunos perfiles hace que
los sueldos lleguen a ser en algunos casos hasta un 40% superiores a la media.
Empresas que sacan provecho
Más allá de restaurantes, hoteles
y taxistas, hay pequeñas empresas de Barcelona que se benefician del MWC de
modo indirecto. Es el caso de la floristería Lázaro Bosser, en el 22@. “Los
expositores quieren productos cada vez más artesanos y minimalistas”, explica
Àngel Lázaro, involucrado en la decoración de stands. Su floristería, además,
ha preparado 600 centros de mesa, lo que le ha llevado a contratar personal
para hacer frente a la demanda.
Eventos Barcelona es otra
empresa que se vuelca en el MWC. Un cuarteto de cuerda caracterizado de
personajes de Star wars y artistas de circo son algunos de los montajes que han
preparado para multinacionales que celebran actos más allá del congreso.
“Organizamos fiestas en restaurantes, hoteles y discotecas y actividades en la
calle”, explica Xavi Rojas, director de la compañía, que ve el MWC como un
escaparate para ganar notoriedad.
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