Bueno, pues hoy
he visto “Tres metros sobre el cielo” y os voy a contar un poco.
La película va
de los morreos de la ESO pero cuando no eres feo y con granos, porque esos
están jugando al rol y vistiéndose de Sailor Moon y no catan pezuña.
La protagonista
se llama Babi, como la bata de párvulos, y es una chiquina como Dios manda, de
las que llevan el pelo limpio, tienen amigos con flequillo y ponen los hashtags
en inglés. Se nota que es de clase alta porque le da un sorbo a la copa y se la
deja entera, que da ansia verlo, que son 10 euros. Además sus amigas se llaman
Jimena o Covadonga, no Yorelai o Yeni Zuleima.
Entonces conoce
a un chiquín que tiene una mengua y que se llama “H”, para acordarse si se
pierde. El chico es más chulo que guiñar un ojo y hacer la pistola con los
dedos, pero tiene un problemilla de agresividad. Cuando no puede pelar un
cacagüete, ahueca los sobacos y se lía a hostias hasta con las farolas que
parpadean. Al hermano lo tiene empotrado contra los armarios.
Luego él enamora
a la chiquina llamándola feto y fuagrasa y ahogándola en la piscina, que si yo
le hacía eso a una chica en 3º de BUP me pegaba una patada en la papada del
pubis que bailaba la onda vaselina. Es que él tiene ese romanticismo
serbo-bosnio que igual te quema un contenedor que te vuela una cometa y te hace
cosquillas en la chominola, según por dónde le suba el fósforo.
La relación es
muy bonita porque van siempre en moto. Ella levanta los brazos y él cierra los
ojos y saca morros que parece un perro por la ventanilla del coche, y que es lo
que le da la calidad a la película.
El guión está
muy bien porque el prota se pone bizco de astucia y te dice “tronjo, je bulla
hojtia jabej” que no le entiende ni el GPS, y el vestuario es muy bueno porque el
chiquín se quita la camiseta más que el socorrista de Tiburón.
Te la recomiendo
si te gusta dejarte la copa entera o hacerte cosquillas en la chominola.
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