El pasado 22 de septiembre se cumplía un cuarto de siglo de la muerte del artista Tino Casal conocido,
además de por su genio como músico, por su manera de entender la moda.
Un bar es un
buen escenario en el que situar a cuatro mentes que discurren un proyecto
ambicioso, en este caso no en un sentido económico sino más bien emocional. Los
protagonistas de esta escena son los ilustradores Juan Díaz-Faes, Van
Houten, El Tejo y la música Lara González. La idea que salió de la
reunión fue la de publicar el libro Oro negro: 25 años sin Tino
Casal.
Este 22 de septiembre hace 25 años que el asturiano (nació en Tudela
Veguín en 1950) perdió la vida en un accidente de tráfico. “Más que de
su muerte, a mi me gusta decir que se cumple el 25 aniversario de la leyenda de
Tino Casal”, explica González.
Con un concepto
de celebración de su figura más que de obituario, el grupo puso en marcha un crowdfunding en la plataforma Verkami para conseguir el
dinero suficiente para publicar el libro que habían planeado.Se pusieron en contacto con 80 ilustradores y 40 articulistas para
que interpretasen, a su manera, las canciones de Tino Casal. La meta de
la colecta eran 8.000 euros: reunieron 12.465 euros.
"A mi me gusta
decir que se cumple el 25 aniversario de la leyenda de Tino Casal”
LARA GONZÁLEZ Música y
coordinadora de contenidos del libro
Representante por excelencia del Glam en España, tremendo admirador
de David Bowie, la figura de José Celestino Casal no ha tenido el
reconocimiento que realmente merecía en su propio país.
“Así como la media de edad de los articulistas era de 40 años y muchos
de ellos eran compañeros o amigos de Tino, algunos de los ilustradores eran más
pequeños y hubo que explicarles quién había sido”.
Entre las firmas que se pueden encontrar en las páginas están
las de Moderna de Pueblo, Pepe Colubi, Mauro Entrialgo, Juanjez, Paula Bonet,
Anal Galvañ, Patricia Godés, Borja Crespo, Virginia Díaz o Helena Toraño.
Además de músico
y pintor, Tino Casal fue un transgresor en todas las ramas que tocó,
especialmente en la moda. “Diseñaba toda la ropa que se
ponía, dirigía la escenografía de todas las apariciones que hacía en directo o
en playback en la televisión, vestía a sus músicos, decoraba bares, esculpía,
pintaba, diseñaba joyas…” enumera Lara González.
Su sentido de la
estética iba más allá de lo que se llegó a ver en el país en aquella década,
por muy moderna que fuese la movida madrileña. Casal se preocupaba de que todo
estuviese impecablemente montado en cada concierto, ya fuese en París o en
Mansilla de las Mulas. Invertía mucho dinero en ropa y conocía todas las
tiendas, los diseñadores y los nombres de la moda que de verdad importaban en aquel momento.
Una de las
recompensas que González y sus compañeros ofrecían en el crowdfunding era un
broche que perteneció al artista y que lució en muchos de sus estilismos.
“Independientemente de que te guste o no te guste lo que hacía, el proyecto
quiere desempolvarlo y ayudar a esto que se conozca. Que la gente sepa que Tino era algo más que el tío con el brilli-brilli y hombreras que salía en el
Sábado Noche”.
El excedente de
dinero que consiguieron en Verkami, lo invirtieron en acabar haciendo un
libro-objeto, con un papel y unas tapas de mejor calidad y una tirada un poco
mayor que la que tenían prevista inicialmente. Oro negro: 25 años sin Tino
Casal se presentará el viernes 22 en la sala Lata
de Zinc de Oviedo con una banda tributo de artistas
asturianos como Juan Barreiro y Rodrigo Cuevas.
Además, el próximo mes de noviembre el Museo del Traje de Madrid inaugurará
una exposición compuesta por ropa y objetos personales del artista.
Lentejuelas, hombreras hiperbólicas, guantes de cuero… todo con la personalidad
de Casal y muchas con la elaboración de Pepa Ojanguren, su pareja, que
actualmente confecciona ropa para el teatro y que, en su momento, le ayudó a
hacer realidad sus diseños.
González y sus
compañeros están contentos con el resultado de su misión: “Nuestra parte ya
está hecha. Hemos removido un poco: hemos dado frotado un poco para
dar aún más brillo a donde ya lo había”. Arriba la lentejuela.
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