La ‘maison’
volvió al hotel parisino para presentar su nueva edición de Metiérs d Art, la
colección que cada año dedica a sus artesanos.
Año 1920. Lugar,
el Ritz de París. Marcel Proust (1871-1922), que había hecho del hotel su
segunda residencia y acostumbraba a cenar a diario en él, toma el té. Gabrielle
Bonheur Chanel, luego Coco Chanel, hacía ya diez años que había abierto su
primera tienda en el número 21 de la rue Cambon, a dos pasos del Ritz. Su mundo
y el de Proust se cruzaron en los pasillos del Ritz, sinónimo de elegancia y
lujo. Volvieron a cruzarse el pasado martes. En homenaje al genio literario
autor de En busca
del tiempo perdido y, como
un regreso sus raíces, Chanel eligió el Hotel Ritz para su desfile Metiers d´Art, las
colecciones preotoño que rinden homenaje a la labor de los artesanos de la
firma desde que comenzaron a realizarse en 2002.
Paris Cosmopolite, título de esta edición de
Metiérs d Art, que anteriormente viajó a Roma, Edimburgo, Dallas, Shangai,
Bombay, Dubái o Salzburgo, entre otras capitales, evoca ese periodo de los años
veinte o treinta en los que el hotel Ritz era lugar de encuentro de miembros de
la realeza europea, de poseedores de grandes fortunas y de artistas e
intelectuales. En definitiva, de miembros de lo que vino a denominarse “Café
Society”.
Pues bien, los salones del
Ritz reunieron a centenares de personas para recrear esa época, tomar el té y
presenciar un desfile protagonizado por 71 modelos y celebrities,
entre las que se encontraban Lily Rose Deep, hija de Johnny Deep y Vanesa
Paradis; Ellie Bamber y Alice Dellal así como Sistine Rose Stallone, hija de
Silvestre Stallone, Georgia May Jagger o Cara Delevingne. El cantante,
productor y compositor estadounidense, Pharrell Williams, y Levi Dylan, el
nieto de Bob Dylan, completaron el casting de un desfile excepcional en el que
la protagonista no fue la camelia tradicional de la maison, sino la rosa.
Chanel presentó en Paris Cosmopolite una colección ultrafemenina,
muy elegante, con tejidos muselinas y gasas muy ceñidas, zapatos abotonados y
de charol basados en el negro, blanco, beis, dorado o rojo. Y cómo no, luciendo
el nuevo bolso de Chanel, de nombre Gabrielle. El clásico Puttin’ on the Ritz (Vestir a la última) popularizado por
Fred Astaire pero anteanoche en versión de Taco, puso ritmo y broche al pase
final de todas las modelos acompañadas, ahora sí, por Karl Lagerfeld, que ve en la mujer Chanel “la versión idealizada de una cliente que
puedes encontrarte en el Ritz, que se viste para las cenas y no para las
alfombras rojas”. “Ha sido un bello desfile”, decía a sus invitados
Bruno Pavlovsky, presidente de las actividades de la moda de Chanel. Por los
sucesivos atentados, 2015 y 2016 “no han sido años fáciles para París y estamos
extremadamente contentos por haber organizado este acontecimiento aquí. A
nuestra manera, queríamos transmitir energía a nuestra ciudad”, añadió.
Al evento asistieron
numerosas personalidades, entre las que se encontraban los embajadores de
Chanel Vanessa Paradis, Willow Smith (polifacética hija de Will Smith y Jada
Pinkett y última musa de Lagerfeld), Gaspard Ulliel, Anna Mougalis, Caroline de
Maigret, Alma Jorodowsky, Geraldine Chaplin o Carolina de Hannover.
El desfile
estuvo precedido de un cóctel celebrado en noche del lunes en las suites de la
primera planta del Hotel Ritz, que reabrió sus puertas el pasado mes de junio
después de casi cuatro años de reformas. En sus alcobas cantaron Willow Smith y Alma Jorodowsky, y coincidieron charlando Pharrell
Williams y Geraldine Chaplin, protagonista de The Return, el corto de
Karl Lagerfeld sobre Coco Chanel.
Si es que alguna
vez se alejaron, la magia de Coco Chanel y el Ritz se han vuelto a reencontrar.
El Ritz fue la casa de Coco Chanel durante 34 años, entre 1937 y 1971, año de
su fallecimiento. Esta semana ha vuelto ha vivir en él, si es que en alguna
ocasión dejó de hacerlo.
Comentarios
Publicar un comentario