No para de
crecer, así que es necesario afeitarse, arreglársela a la mínima expresión o
mostrar su abundancia. ¿Qué nos lleva a decidir su estilo? Los científicos lo
argumentan
Barbas de tres
días, de varias semanas, recortadas o sin arreglar. Abundan de una manera u
otra. Antonio Banderas, Brad Pitt, Sting, Sergio Ramos o Gerard Piqué, por
poner algunos rostros en la retina mental, han probado con los distintos tipos
de barba en algún momento de su vida, más allá de las obligaciones del guión.
Y, como ellos, una parte importante de la población masculina, incluidos los
políticos más conservadores o aristócratas, o colectivos sociales como en su
momento los ‘hipsters’. ¿Por qué? ¿Pereza? ¿Coquetería? ¿Agresividad?
PAREJA. Hay quien vincula la barba a la testosterona y al ansia de conquista de
pareja, pero la psicóloga y profesora de la Universidad de Northumbria en el
Reino Unido Tamsin Saxton, experta en la atracción humana desde una perspectiva
de la evolución biológica, lo niega. Asegura que aunque hay estudios que
apuntan que puede ser un elemento atractivo para encontrar pareja, no hay
evidencias científicas de que así sea.
COMPETITIVIDAD. Aquí sí parece que hay más acierto, pues puede ser una
manera de diferenciarse de los demás asociada al poder de dominación. La
experta explica que los hombres con barba lo tienen más fácil para alejar a
probables rivales, tanto en el trabajo como en el día a día, porque son
percibidos por los otros como más fuertes y agresivos.
ESTATUS SOCIAL. Para Barnaby J. Dixson, investigador
de la Universidad de Queensland, en Australia, quien lleva barba es catalogado
como perteneciente a un estatus social superior. Junto con su colega Paul
Vasey, director del Laboratorio de Sexualidad Comparada de la Universidad de
Lethbridge, en Canadá, realizaron una investigación en la que mostraron fotos
de un grupo de hombres de diferentes culturas con barba y esos mismos hombres
afeitados a doscientas mujeres. Tenían que clasificarlos según la posición
social a la que creían que podían pertenecer. Las fotografías de los hombres
cuando llevan barba fueron clasificadas con una puntuación más alta.
MADUREZ. Estos mismos investigadores también
ratifican que la barba es percibida como un elemento de madurez. A primera vista,
a los barbudos se les echa una media de un par de años más que a los que no la
llevan. Y según en qué circunstancias, eso es un factor positivo porque se
vincula a la estabilidad. No sólo eso. Los hombres afeitados son percibidos
como más dóciles; cuando se dejan la barba parecen tener más carácter.
SALUD. Pese a las bacterias. Al menos es la conclusión a la que llegaron los
biólogos evolucionistas William Hamilton y Marlene Zuk. Las barbas tienden a
estar plagadas de bacterias. Sólo quien tiene una salud de hierro puede
permitirse el lujo de no afeitarse, una manera de mostrar, además, la fortaleza
del sistema inmunológico.
OTRAS RAZONES. La investigadora Tamsin Saxton
concluye que, evolutivamente, con la barba no se trata tanto de atracción o
comodidad como de posicionarse con ventaja ante otros hombres. Aunque ella
misma reconoce que el tema puede contemplarse desde otras perspectivas porque,
al fin y al cabo, más de uno ha dejado de afeitarse por pereza, o porque se le
irritaba demasiado la piel o, por qué no, para ocultar un doble mentón y
acentuar su atractivo...
DE TRES DÍAS En según que
perfil de hombres transmite un salvajismo atractivo en lugar de pereza
CANDADO Tuvo su apogeo
en la década de los noventa. La primera impresión inspira distancia
DE LÍNEA Marca una clara
intención de diferenciarse del resto, con desigual resultado
MEDIANA Bien cuidada
transmite seriedad, modestia e incluso afabilidad. No conoce modas ni edades.
Es de fiar
LARGA Es difícil no
asociarla a algunos grupos religiosos o a los hipsters o leñadores, ya pasados
de moda
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