Un pequeño
experimento de Asus creó todo un tsunami de ventas de portátiles que, aunque
pequeños y lentos, eran muy baratos
Antes de la
revolución de los smartphones, no digamos ya de los smartphones gigantes de hoy
en día, donde las seis pulgadas de pantalla son ya la regla, los fabricantes de
electrónica vieron un hueco en portabilidad y precio en el mercado de
portátiles. No todos necesitaban un portátil de 13 o 15 pulgadas de pantalla ni
de hasta 3 Kilogramos de peso como era lo común entonces. Así fue como, hace
una década, nacían los Netbook.
Iniciados y
popularizados por Asus con la gama Eee, los Netbook eran portátiles mucho más
baratos y pequeños de lo habitual. Reducían el precio a base de reducir
prestaciones y el tamaño total gracia a instalar pantallas de apenas 7 u 8
pulgadas, 10 a lo sumo, situadas sobre teclados donde el tamaño de las teclas y
el espacio entre las mismas era reducido a los mínimos posibles.
Sus procesadores
decían adiós a los múltiples núcleos y los discos duros grandes. Cuando los
portátiles normales de la época empezaban a contar cientos de GB de
almacenamiento, los netbook reducían a 4 u 8 GB el espacio total, pero lo
hacían con una interesante novedad: chips de almacenamiento SSD. Todo un avance
para la época. Aunque los chips de almacenamiento SSD no eran ni una fracción
de rápidos de los actuales cumplían otros requisitos: consumían poca energía y
ocupaban poco sitio.
Contaban con
Windows XP, ya por entonces un sistema operativo veterano, o con alguna versión
muy modificada de Linux y pensada para ejecutarse en entornos de bajos recursos.
Sus baterías apenas duraban una o dos horas sin tener que acercarse al enchufe,
pero hace una década eso era algo común incluso para portátiles que costaban
diez veces más. No importaba.
Por precios que
empezaban a partir de los 400 euros, los portátiles de Asus Eee fueron un
éxito moderado entre la comunidad más ‘geek’ que saciaba la falta de
distribución local en muchos países que no fueran China, Taiwan, Reino Unido y
un puñado más, con la importación a través de sitios de comercio electrónico.
Dell, Hewlett
Packard y otros fabricantes fueron viendo la demanda de este incipiente
mercado. En
2008 y 2009 el mercado empezó
a ver nuevos modelos cada trimestre y durante un tiempo, parecía que los
Netbooks iban a ser el futuro de la computación portátil. Tanto fue, que los
fabricantes que no los estaban fabricando, sufrían un acoso por parte de la
prensa y analistas de la época: “¿Por qué Apple no está haciendo su propio
netbook?” era una pregunta que se repitió tanto que acabó perdiendo el sentido, los
rumores nunca se detuvieron. La respuesta en el siguiente párrafo.
Un compendio de
factores y acontecimientos en serie acabaron con este sector recién nacido del
mercado en mayor o menor medida. El primero, sin duda fue la llegada de la
nueva hornada de tablets al mercado lideradas por Apple con su
iPad en 2010. Por 500 euros, los consumidores podían comprar un aparato
que les daba hasta cinco veces más batería, tenía una pantalla más grande,
pesaba menos y hacía lo que muchos necesitaban: ver contenido multimedia y
navegar por Internet.
Las tablets con
Android, lideradas por los modelos fabricados por Samsung en los primeros años
y luego cuyo precio se redujo hasta el infinito, pusieron una tablet en el
bolsillo de casi cualquier persona del mundo que lo quisiera. Con precios
rozando los 40-50 euros al cambio, era difícil justificar un PC completo cuando
una tableta con Android permitía hacer las dos o tres funciones computacionales
que se iban a necesitar en ese momento.
El tercer punto
fue una gran inversión por parte de Intel en una nueva plataforma de
procesadores y otros componentes electrónicos, que fueron bautizados como el
segmento del Ultrabook: portátiles que, sin perder muchas prestaciones,
reducían su peso y volumen a mínimos nunca vistos hasta la fecha. Mantenían una
nivel de precios superior, para regocijo de los fabricantes de PC que veían
amenazados como sus márgenes de beneficio con los Netbook.
Por último:
Chrome OS. La llegada del sistema operativo de Google tuvo un resultado doble
en el mercado. Por un lado puso el último clavo en el ataúd de los Netbook,
pero por otro lado creaba una gama nueva de portátiles con ideas muy similares
a los Netbook: los Chromebook. Ordenadores baratos y simples que ejecutan
moderadamente las tareas del día a día, y poco más. Suficiente para muchos.
El mundo de la
tecnología de consumo no es muy distinto al de la moda. Las ideas van y vienen.
Algunas tendencias fallan estrepitosamente solo apreciada por un nicho de la
población para luego ser un éxito sin precedentes una década después.
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