Custo ha entusiasmado una vez
más a pesar, o quizá también por ello, de que es todo un veterano
Justo antes de que de comienzo
su desfile número 42 en Nueva York, Custo Dalmau, padre de
familia numerosa, reconoce que la firma sigue con su chispa adolescente, pero
evolucionando, año tras año, de forma contundente. Para diferenciarse aun más.
Para dar el primer paso como siempre ha hecho.
De hecho, anticiparse es la
especialidad de esta casa que ahora está en Nueva York pero que podría
plantearse el exilio a Los Ángeles que Tom Ford y Tommy Hilfiger, por poner dos
ejemplos, ya han materializado. Y que también secundará Lacoste, aunque en el
caso de la firma del cocodrilo el éxodo será más sonado: ayer mismo anunció su
decisión de poner rumbo a París a partir de la próxima temporada, la de su 80
aniversario.
Volver a poner en valor la
moda es lo que busca este Custo maduro y reforzado por su éxito internacional.
Su estrategia para erradicar con urgencia tanta impersonalidad y desgana en los
estilismos más urbanos es esta apuesta tan llena de luz que ha bautizado así,
‘Light years’. Años luz.
Definitivamente galáctica con
un divertido toque disco y sin necesidad de renunciar a los inputs habituales
(bordados, troquelados, patchwork y superposiciones de todo tipo). Con esta
filosofía da un giro al estilo athlesure (que viene de la suma de atlético y
ocio) y que define un modo de vestir de aires deportivos. Las minis son muy
minis y ya no hay largos excesivos, los tacones son altísimos y las
transparencias y los opacos se superponen jugando con el encaje para una
apariencia relajada pero sofisticada. Es la teoría del “mucho más” pero fácil
de llevar.
Custo ha entusiasmado una vez
más a pesar, o quizá también por ello, de que es todo un veterano. Sin
abandonar el color que internacionalizó para siempre la marca catalana (con
Julia Roberts luciendo una camiseta suya en la película Runaway Bride, ¿se
acuerdan?), lleva ya 36 años en la industria fashion, 21 en Nueva York y, por
lo tanto, 42 desfiles en la semana de la moda en la gran manzana.
Su obsesión ahora es enfatizar
la tendencia maximalista que viste a la firma en las últimas temporadas. Pero
mediante un radical destello luminoso. Los brillos llegan en todos los
materiales y en todos los colores para instalarse en el día a día de las
siluetas femeninas, acoger volúmenes inesperados y acompañar los tejidos más
tecnológicos con acabados artesanales.
También los estilismos masculinos, aun siendo de corte
muy clásico, incorporan este efecto deslumbrante con que Custo quiere llevar el
atrevimiento de la noche al día para normalizarlo a base de lamés, flecos de
lana pero laminados con una película de papel de aluminio, pelo sintético,
organzas con bordados artesanales y charol elástico… Materiales chocantes que
construyen un camino definitivamente futurista para una marca que a pesar de
todo, sigue siendo, del todo reconocible. Cambiante pero siempre fiel a su
tradición surfera.
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