Ya se estudia que por ejemplo
el automóvil sirva para poder abonar un peaje pero también comida o ropa
Las operaciones a través de
los dispositivos móviles y la incursión en el negocio de gigantes tecnológicos como Facebook tal
vez no sean los principales retos que tenga que afrontar la banca del presente
y del futuro. El ritmo de la innovación en este sector es vertiginoso y, hoy por
hoy, plantea interrogantes vinculados
a los grandes asuntos del universo digital: la computación en la nube, la
inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la cadena de bloques
(blockchain), el big data, la analítica, la robotización y el internet de las
cosas. Además, como puede observarse en la edición del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona de 2017, muchas de estas áreas están
interrelacionadas.
En opinión de analistas como Jim
Marous, investigador de The Financial Brand, uno de los campos que
ofrece más posibilidades es la red de sensores conectados a la Web que pueden
integrarse en objetos —vehículos, ropa, etcétera— para recopilar información y
compartirla con otros usuarios, ya sean humanos, aplicaciones o aparatos. La
presencia en el MWC de compañías como Dream Payments (Canadá), Safe (Alemania),
Tap (Kuwait) o la keynote “El futuro de los pagos” demuestran que la influencia de esta
transformación en todo tipo de actividades se dispara en el caso del comercio. Nunca antes las transacciones
económicas fueron tan sencillas e inmediatas. Y es en este punto, con
millones de artículos en línea, en el que entra en acción la banca. O, al
menos, le gustaría hacerlo.
Los resultados de una encuesta
formulada entre profesionales por los técnicos de Tata Consultancy
Services revelan que,
para lograr este objetivo, la inversión en internet de las cosas entre las empresas
financieras crecerá en un 30% en 2018, hasta llegar a los 150 millones
de euros. Sin embargo, hay otras fuentes cuyas conclusiones son menos
halagüeñas. Según la International Data Corporation, sólo el 43% de
los banqueros está familiarizado con esta novedad tecnológica. Y Apple se está
encontrando con graves problemas para desplegar con normalidad su aplicación
Pay. A pesar de estos escollos y del desconocimiento de muchas de las
plantillas de la industria, prácticamente seis de cada diez participantes en el
estudio de la International Data Corporation están convencidos de que la vía
tecnológica es “estratégica” para
su actividad.
Uno de los defensores más
entusiastas de esta apuesta es el ejecutivo de Deloitte Jim Eckernrode, que
compara este cambio con el que, en su día, supuso la red de redes. Los
optimistas, como Marous, subrayan que, por ejemplo, Uber ya está combinando la
geolocalización, el análisis de precios, la demanda en tiempo real y los pagos integrados para los transportes de
corto alcance. Las consumiciones en restaurantes a través de la app Dash, las neveras Family Hub de Samsung o las divisiones de Amazon para la asistencia por voz (Echo), las adquisiciones instantáneas por wifi (Dash Button) o los supermercados (Go) muestran el
camino.
Hacia este horizonte avanzan
los clientes de instrumentos especializados como Watson (IBM), Azure
(Microsoft), Integration Cloud Service (Oracle), IoT Cloud Connect (Cisco) o
IoT Cloud (Salesforce). Confían en que las operaciones de compraventa se
llevarán a cabo desde múltiples objetos. Algunos parecen impensables. Los
coches pueden ser un medio de pago para
peajes, aparcamiento o combustible, pero también para comida, para ropa
o para interactuar con el banco. De acuerdo con Bain Company (PDF),
tendrían que coordinarse estrechamente para ello los integradores de sistemas y
los proveedores de software de análisis de datos (como IBM, Microsoft o SAP,
las tres con espacio propio en el MWC) y de utilidades en la nube (Amazon Web Services
o Alibaba, que también participan en la feria de la capital catalana).
La seguridad es una de las
mayores amenazas y, a la vez, un gran freno para el crecimiento del internet de
las cosas, como admitieron dos de cada tres directivos de negocios globales que
fueron preguntados a este respecto por los entrevistadores de James Brehm Associates. En la
edición más reciente del Online Banking Report se recoge la propensión en
aumento de los clientes a compartir información si obtienen una compensación de
las entidades financieras. En última instancia, desde Bain Company se repasaban
algunas preguntas que los responsables de estas instituciones presumiblemente
deberían hacerse antes de tomar una decisión; las cuestiones desembocaban en
esta: “¿Cuáles son los riesgos de no
hacer nada?”.
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