Estos son los trucos que los
grandes empresarios utilizan para mantener su rendimiento.
Aclamados y admirados, los
ejecutivos de las grandes empresas mundiales son a fin de cuentas personas como
cualquier otra, con manías y gustos propios, que necesitan descansar,
organizarse y poner límites para no perder la chaveta. Tras la parafernalia casi
de estrellas del rock que, sobre todo en el universo anglosajón de la
tecnología, imprimen a sus apariciones públicas, existe una estela de éxitos y
traspiés que les ha enseñado a mantener ciertos hábitos de vida, algunos
excéntricos, otros tremendamente lógicos y sanos.
¿Quieren saber qué hacen
en su vida cotidiana los presidentes, los consejeros delegados de las
multinacionales triunfadoras, para estar siempre al máximo de su capacidad?
Dormir o no dormir
Descansar lo suficiente es una
premisa: sin descanso no hay rendimiento. Pero entre las cuatro horas diarias
que les bastan a Indra Nooyi y a Jack Dorsey, presidentes ejecutivos de Pepsi y
Twitter respectivamente, y las siete que dice descansar Bill Gates, propietario
de Microsoft, hay un margen que tiene que ver con la biología y las costumbres
de cada cual: por ejemplo, la india Nooyi explica que se acostumbró a esa
disciplina espartana cuando compaginaba sus estudios con un trabajo de cajera.
En cualquier caso, madrugar es
una constante entre los triunfadores: mientras buena parte de la humanidad aún
se agarra a las sábanas, ellos explotan las primeras horas del día como un
tiempo precioso, de calma y privacidad, para prepararse para el resto de la
jornada y dedicarse a lo que no podrán en el resto de sus estresantes hores
Hacer deporte
Pocos son los grandes
ejecutivos que no destacan la actividad física organizada como una de sus
rutinas periódicas, aunque no sea a diario. Mark Zuckerberg, presidente de
Facebook, hace deporte al menos tres veces por semana, preferentemente por las
mañanas; lo mismo que Tim Cook, director general de Apple, que se levanta sobre
las 4.30 para estar en el gimnasio a las 5 de la madrugada.
El visionario Elon Musk, creador de Tesla, no perdona un par de
sesiones de carrera en la cinta a pesar de sus cien horas de trabajo semanales,
y el pluriempleado Jack Dorsey, que además de Twitter preside Square, se toma
al menos los sábados para salir de excursión. Aunque la palma se la lleva el
polideportivo Sergey Brin: el fundador de Google, convertido ahora en Alphabet,
practica fitness, gimnasia, trapecio, hockey, yoga, buceo…
Simplificar
Es una máxima que ayuda a
entender comportamientos ‘extraños’ de algunos famosos ejecutivos. Por ejemplo,
la conocida manía del fallecido Steve Jobs y de Mark Zuckerberg de vestirse
siempre igual. ‘iGod’ vistió durante años con polo negro de cuello alto,
pantalones tejanos y zapatillas deportivas, mientras que el creador de la red
social es conocido por su imagen informal: camiseta y sudadera grises, tejanos
y calzado deportivo. También Bill Gates o Tim Cook utilizan una estrategia
parecida, e incluso se refiere la misma costumbre de Albert Einstein.
Zuckerberg explicó en cierta
ocasión este ‘life hack’ o truco de la vida: “Siento que no estoy haciendo mi
trabajo si pierdo tiempo en cosas frívolas. Quiero simplificar mi vida, tener
que tomar el mínimo de decisiones posible sobre todo lo que no sea servir mejor
a la comunidad de Facebook”.
Marcar rutinas
Es una derivación del punto
anterior: cuanto más interiorizadas estén las rutinas cotidianas, menos hay que
pensar qué toca en cada momento, y se evita que las tareas se superpongan o
vayan buscando su momento. Por ejemplo, hay quien dedica un tiempo determinado
al correo electrónico, sean las primeras horas del día, como Tim Cook, o las
últimas de la tarde, para evitar que les interfiera durante la jornada. O que
sólo contestan cierta cantidad de correos, como Tony Hsieh, director general de
Zappos.com, que los responde en bloques de 24 horas: cada día, justo los del
día anterior, y ni uno más.
En un ámbito distinto, durante
sus años en la Casa Blanca, Barack Obama mantuvo un estricto control de sus
rutinas en lo tocante al ejercicio físico, el tiempo para la familia y, en lo
posible, las horas de sueño. Es muy probable que su libertad recién recuperada
haya alterado en algo esa dinámica.
Priorizar las tareas
Zuckerberg prefiere empezar
por las labores más sencillas para despejar su ‘escritorio’ mental tanto como
le sea posible y dedicarse a continuación a todo lo que requiera más atención,
mientras que otros colegas suyos optan por la estrategia contraria, abordar los
temas complejos con la cabeza despejada y dejar las cuestiones menores para el
final. En cualquier caso, marcar unas prioridades para las tareas también es
una constante que los grandes ejecutivos refieren cuando se les pregunta por
cómo organizan su vida y su trabajo.
Pensar bien, pensar diferente
y pensar más
Las grandes ideas no son sólo
para los genios, también para los que se las trabajan correctamente. Arianna
Huffington, fundadora del ‘Huffington Post’, tiene su receta: “Desconecta,
recarga, y duerme”. En su empresa hay a disposición de sus empleados espacios
de meditación, yoga, clases de respiración y salas para dormir la siesta.
Elon Musk, por su parte, huye
de lo particular para centrarse en lo general: si todo el mundo busca un
producto en concreto para ser competitivo, él intenta pensar en los problemas
que tiene la humanidad; así, sus propuestas son siempre rupturistas y no se
fijan en lo que ya han hecho otros, sino en lo que falta por hacer. Y el gran
Warren Buffett apuesta por la cultura y el fondo intelectual; su fórmula es:
“Leo y pienso mucho, y no tomo decisiones impulsivas. Casi todos los días paso
mucho tiempo sentado pensando. Eso no es habitual en las empresas
estadounidenses”
Austeridad
En la nueva economía, muchos
de los magnates que se han encumbrado en pocos años tienen orígenes humildes.
Ello podría llevar a pensar que una vez enriquecidos incurren en costumbres de
nuevos ricos; pero, muy al contrario, el comportamiento más extendido parece
ser una austeridad consciente. Tony Hsieh, que vive en Las Vegas en un parque
de caravanas plantado por él mismo, rodeado de compañeros de trabajo, dedicó
gran parte de su fortuna personal a rehabilitar el centro de la ciudad.
El propio Zuckerberg, más allá
del llamativo detalle de su indumentaria, es conocido por conducir siempre
coches más que discretos, lo mismo que Pierre Omidyar, fundador de eBay, que ha
manifestado su falta de interés en gastar dinero en artículos de lujo. También
Sergey Brin, cofundador de Google, es conocido por saber pasar con lo mínimo y
por hacer grandes donaciones a organizaciones filantrópicas.
Jan Koum, fundador de
WhatsApp, se crió en una familia ucraniana emigrada a Estados Unidos en
condiciones de indigencia, fregó suelos en una verdulería y aprendió a valorar
cada dólar que ganaba; aún hoy cuando vuela aprovecha los programas de puntos
de las compañías aéreas. Y Tim Cook, que también procede de una familia humilde
y recuerda a menudo en público su entorno de origen, busca y aprecia el
contacto con sus trabajadores y, como Brin, contribuye con causas benéficas.
La familia, ante todo
Salvo casos perdidos como el
intratable Elon Musk, que parece tener problemas para conservar a las esposas,
los grandes ejecutivos muestran una devoción especial por la familia y la
estabilidad que esta les proporciona, y a la que contribuyen aportando tiempo
de sus estranguladas agendas. Tim Armstrong, director general de AOL, es uno de
los madrugadores que saltan de la cama a las 5 de la mañana para, entre otras
cosas, hablar con su hija un rato.
La ex directora técnica de
Cisco Padmasree Warrior -ahora en NextEV, fabricante de coches eléctricos de
alta gama-, que aún apaga antes el despertador, no se va de casa sin preparar a
su hijo para la escuela personalmente, igual que Steve Jobs hacía con los
suyos. Para el director general de Vodafone, Vittorio Colao, el tiempo sagrado
con la familia es la cena. Y así, cada cual se organiza lo mejor que puede.
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