La búsqueda de
certezas y de singularidad fomentan el interés por el pasado también entre los
jóvenes.
El pasado está de moda. Lo está vestir ropa de segunda mano, rescatar muebles, vajillas y objetos
de decoración antiguos de los mercadillos, desempolvar los discos de vinilo, poner
baldosas con secuencias geométricas y aspecto desgastado en casa... Y en el
cine, los videojuegos o los cómics vivimos en la época del reboot y el remake , de las continuaciones,
adaptaciones y reinicios de series y sagas, de los documentales y recreaciones
históricas.
Se resucitan en
pluma ajena personajes literarios de autores ya fallecidos para darles
continuidad. Se reeditan alimentos y bebidas de hace cuarenta años. Y lo último
en tecnología son los móviles, las cámaras fotográficas o los transistores que
parecen sacados del baúl de los recuerdos.
Hay un frenesí por lo ya
vivido, por la nostalgia, que no para de impulsar el consumo vintage y retro (son conceptos distintos, aunque a
veces se utilicen como sinónimos) en todos los ámbitos. Y no solo es añoranza
de juventud pasada, porque la tendencia no se circunscribe a quienes ya
vivieron las épocas que ahora se revisitan –los baby boomers, la
generación X o la de la EGB–, sino que ha sido adoptada por las nuevas
generaciones de jóvenes, incluidos sus hijos. Los innovadores y digitalizados millennialshan optado
por recuperar los productos de sus predecesores, lo que ha convertido el consumo vintage y retro en un punto de encuentro
intergeneracional.
¿Y qué lleva a los jóvenes a recuperar
iconos de sus padres, a imitarlos en lugar de confrontarlos? Ingrid
Zacipa, publicista e investigadora de los fenómenos del consumo en la
Universidad Central de Colombia, opina que “la población juvenil adopta estas
modas por una profunda necesidad de adherencia, de reconocimiento de referentes
y de búsqueda de rituales y significados que le den sentido a un estilo de vida
que cambia rápidamente debido al flujo tecnológico y económico” actual. A su
juicio, los adelantos tecnológicos, la inmediatez y la celeridad imperantes
potencian el consumo de productos nostálgicos, del pasado, porque los jóvenes
(y los no tan jóvenes) encuentran en ellos “significados profundos y
trascendentales, una historia más pausada, unos tiempos más reflexivos”.
Y no es la única que vincula esta nostalgia por el
pasado con la tecnología. Desde el ámbito de la neurociencia, Francisco
Mora –autor, entre otros, de Cuando el cerebro juega con las ideas (Alianza Ensayo)–, explica que “en un
mundo electrónico, virtualizado, en el que no tenemos contacto directo sino que
vemos el mundo y a las personas a través de las pantallas y se pierde el
significado del placer, la intimidad y el calor humano, el cerebro nos impulsa
a una mirada retrospectiva, hace que recalemos en nuestra memoria, en los
sustratos básicos de la emoción, de lo que nos hace sentirnos vivos, protegidos
y seguros” y eso es lo que provoca la añoranza de tiempos pasados.
La psicóloga y profesora de
la UB Montserrat Celdrán, enfatiza que buscar en el pasado es algo intrínseco
al ser humano –“necesitamos mirar atrás ycoger referentes para construir la identidad futura”,
dice– que se está viendo potenciado por unas tecnologías que hacen más difícil
olvidar porque hoy basta un clic para revisitar el pasado propio o el de otros.
Un claro ejemplo son plataformas como Spotify o Netflix, que han roto las fronteras
generacionales de la música y el cine porque en ellas conviven canciones y
películas de todas las décadas.
Desde otra perspectiva, el
sociólogo y profesor de la UOC Francesc Núñez considera que nos afanamos por
recuperar el pasado porque vivimos en un mundo incierto, cambiante, y buscamos
anclarnos en un terreno de refugio simbólico; pero también –y sobre todo–
porque lo vintage,
los objetos antiguos, tienen aura, son algo auténtico, singular, que permite
sorprender, diferenciarse y dejar de ser vulgar en una sociedad uniforme y
globalizada. Y como objetos antiguos genuinos no hay para todos ni están al
alcance de todos los bolsillos, la industria y el márketing han creado la moda
y los productos retro “como alternativa de masas” al vintageauténtico, a los objetos fetiche, para
apelar al acervo o bagaje emocional de diversas generaciones.
La historiadora
de la moda y profesora de la UB Nuria Aragonés agrega que la moda vintage, además de ser una forma de llevar piezas
exclusivas y de desmarcarse del resto, encaja en la corriente de consumir con
conciencia social, en la tendencia a reciclar y a apostar por un consumo ético y sostenible. De hecho, cada vez es más
frecuente encontrar establecimientos que combinan ambas facetas. Un claro
ejemplo es la tienda Upcycling Barcelona, donde la venta de ropa y complementosvintage y de segunda mano se combina con talleres de
costura y diseño de objetos de decoración de reciclaje creativo.
Marta Martín, profesora de
estética de la imagen de Blanquerna (URL) y especialista en análisis de
tendencias, asegura que todas estas sontendencias expresivas del
momento porque vivimos en
un entorno donde no deja de hablarse de crisis, de tensiones en el ámbito
político pero también en el social y en el cultural, “y por eso rehuimos el
presente y buscamos momentos de evasión recuperando fragmentos temporales de un
pasado más o menos cercano”. Enfatiza que no es un fenómeno nuevo, pero sí que
ahora tiene más proyección y
visibilidad porque ha calado entre los jóvenes y porque el mercado, la
industria, ha visto gran potencial en
recuperar productos que apelan tanto a las emociones de los padres como a las
de los hijos, con lo que logran un consumo compartido y más éxito en su
negocio. El renacimiento de la Nancy, de los pastelitosBony o Pantera Rosa son buenos
ejemplos.
Los expertos
consultados dejan clara la diferencia entre los conceptos vintage, retro y
nostalgia.
Vintage
Los objetos vintage son piezas reales del pasado que se
rescatan de los desvanes familiares o de los mercadillos y tiendas de segunda
mano. Tienen un valor fetiche porque atesoran historias y vidas anteriores. Un
ejemplo sería un disco de vinilo de los años 60.
Retro
Son objetos que
evocan al pasado, que emplean la estética de otra época (básicamente de las
décadas posteriores a los años veinte del siglo pasado), pero que no son
antiguos. Un ejemplo sería un disco de vinilo editado o reeditado ahora.
Nostalgia
Es un concepto subjetivo
que describe los sentimientos y las emociones asociadas al pasado que revives
con un determinado consumo, sea vintage,retro o actual. Un ejemplo es el disco de un grupo
que uno escuchaba en su adolescencia.
Pasión por el pasado en
todos los ámbitos
Decoración
Muchas de las corrientes que marcaron el interiorismo de antaño han regresado con fuerza, como las baldosas de inspiración hidráulica, con sus secuencias geométricas repetitivas y aspecto desgastado. También están de plena actualidad las lámparas acristaladas, los muebles con terciopelo, los muebles-licorera de los 70...
Muchas de las corrientes que marcaron el interiorismo de antaño han regresado con fuerza, como las baldosas de inspiración hidráulica, con sus secuencias geométricas repetitivas y aspecto desgastado. También están de plena actualidad las lámparas acristaladas, los muebles con terciopelo, los muebles-licorera de los 70...
Tecnología
En la era de los
teléfonos inteligentes y la fotografía digital, los móviles “tontos” y las
cámaras de fotos instantáneas tipo Polaroid disfrutan de una segunda juventud.
Lo mismo ocurre con los transistores y las radios vintagey de estética
retro. Y, en el mundo de los videojuegos, con las consolas y juegos de los años
80, que incluso se reeditan.
Literatura
También en la
literatura el pasado está de moda y no sólo por el auge de la novela histórica.
Comienza a ser tendencia resucitar personajes literarios de éxito. En 2014,
Sophie Hannah lo hizo con Hércules Poirot, el detective de las novelas de
Agatha Christie. Y Carlos Zanón tiene el encargo de dar nueva vida al mítico
Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán.
Objetos
Las máquinas de
coser antiguas son uno de los objetos del pasado que han resucitado en los
últimos años. Según la plataforma de compra y venta de objetos de segunda mano
Vibbo, las búsquedas relacionadas con este instrumento de costura han aumentado
un 50% en el último año. La plataforma registró más de medio millón de
búsquedas de objetos antiguos y vintage.
Gastronomía
Tras décadas de
olvido, el vermut ha vuelto a las barras de los bares para acompañar los
aperitivos. Y, junto a la cocina creativa, resurgen con fuerza los platos
tradicionales, la cocina de brasa y la pastelería clásica. Y la industria
alimentaria se ha sumado a la tendencia retro y nostálgica recuperando
productos y envases de hace 30 o 40 años.
Cine
Basta echar un
vistazo a la cartelera del último año –Rocky, Batman y Superman,
Cazafantasmas...– y a los estrenos previstos –Star Wars, Allien Covenant, Star
Trek 4...– para constatar que también el cine ha optado por revisitar el
pasado. A ello se suman las producciones nuevas que recuperan la estética de
los 80 o 90 como las series Stranger Things o The Americans.
Música
Que los
tocadiscos hayan sido el regalo estrella entre los aficionados a la música las
dos últimas navidades da idea del renacimiento que está teniendo el vinilo en
plena era de la música en streaming. Y como discos auténticos de los 60, 70 y 80 no
hay muchos y se cotizan al alza, las discográficas no paran de lanzar
reediciones para todos los gustos: Pink Floyd, Iron Maiden, Nino Bravo.
Moda
El estilo retro
reina desde hace tiempo en los desfiles de moda de los grandes diseñadores y
también en los catálogos y escaparates de las principales tiendas del sector,
al tiempo que proliferan las tiendas de segunda mano y la afluencia a los
mercados de objetos usados en busca de auténticas piezas vintage.
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