Cuatro casas han dado un giro
a la propuesta gastronómica con la que arrancaron
Antes los restaurantes solían
abrir sin hacer ruido e iban consolidando su estilo y su propuesta a base de la
experiencia, los años y la respuesta de la clientela. Ahora suelen nacer con un
concepto estudiado para seducir y para diferenciarse.
Sin embargo los hay, como los
que aparecen aquí, que optan por dar un giro a su propuesta desmarcándose de la
idea con la que arrancaron en su día, o complementándola. Lo hacen para adaptarse
a lo que les pide el cliente o por el gusanillo de subir el propio listón
gastronómico.
Suculent
Rambla del Raval, 43
TELF. 934 43 65 79
Abrió hace cinco años con la
idea de recrear las antiguas fondas barcelonesas. Ahora su jefe de cocina, Toni
Romero, confiesa que no han podido resistirse a crear platos más complejos que
integran un menú degustación que poco recuerda a la primera carta.
La calabaza asada con crema de
parmesano y trufa negra, los callos de salmón con fumet, la tostada de erizos
con straciatella y trufa, el canapé de cresta de gallo glaseada o los
canelones de liebre con foiegras son un reflejo de esa nueva etapa que completa la
transformación del vecino La Taverna del Suculent como un complemento en
el que los cócteles clásicos son el principal aliciente.
Marea Alta
Avenida de les Drassanes 6,
Planta 24
TELF. 936 31 35 90
Ir un poquito más allá. Subir
un peldaño, es lo que no tardaron en reclamar los clientes que acogieron la
llegada del restaurante con las mejores vistas de la ciudad, Marea Alta
(en la planta 24 de la avenida de Les Draçanes) .
Enrique Valentí explica que la
idea con la que zarparon, después del verano, fue la de un asador al estilo de
los que tanto le seducen en Guetaria con el añadido de unos entrantes simples y
algún que otro guiso marinero. Pero la propuesta ha cambiado en los
últimos meses. “Nos hemos ido animando”.
Y ahora la lamprea a la
bordalesa o las yemas de erizo con jugo de pichón acompañado de un brioche de
trufa son ejemplos de una carta que el chef Enrique Valentí califica de
más reflexiva. “Fueron los propios clientes los que nos pedían un pasito más”.
Valentí prepara para abril una
nueva barra en la planta 23, donde hasta ahora servían picoteo informal y
copas, en la que las ostras y el pescado crudo o marinado, frente al ventanal,
serán protagonistas.
Alvart
Carrer d’Aribau, 141
934 30 57 58
La vuelta de tuerca que ha
dado Alvar Ayuso a Alvart (Aribau, 141) viene marcada por el deseo de ganar
espacio en la cocina que lo animó a hacer obras y por su aspiraciones de
ofrecer un menú degustación de diez platos y uno más corto.
El establecimiento de quien
fue chef revelación de 2015 prescinde así de la carta para convertir el Menú
Caràcter en el eje de la propuesta, “con platos más arriesgados que me permiten
mostrar mucho mejor cómo es mi cocina”.
La lubina con ñoquis de salvia
o la fusión de leche de oveja, navajas y plancton son una muestra de esa nueva
oferta que se completa con un menú más corto al que ha puesto el nombre de
Caràcter.
Elephant
Gran Via de les Corts
Catalanes, 700
TELF. 935 45 80 50
No es el mismo caso del
conocido chef Estanis Carenzo, que el año pasado recaló en el hotel barcelonés
Casa Bonay (Gran Via de les Corts Catalanes, 700). Entonces, se planteó una
doble propuesta para el mismo espacio del restaurante; un menú asequible al
estilo de una taberna vietnamita (Têt) a mediodía y un restaurante de cocina
asiática sutil y evocadora con pocos ingredientes a los que extraer todo el
sabor, Elephant Cododrile Monkey.
Pero parece ser que la
clientela barcelonesa no acabó de apreciar esa idea. “Tal vez no era el
momento; quizás dentro de un tiempo. Cuando probaban los curris te decían que
era eso lo que querían cenar”. Ines Miró-Sans, cara visible de Casa Bonay , lo
explica asi: “Era como si un japonés cocinara con los ingredientes del
Mediterráneo. Pura esencia. Pero tal vez no se entendió; quizás en un futuro”.
Ahora sendos restaurantes se
han fundido en el Elephant, que ofrece un interesante recorrido por la cocina del sudeste asiático acompañado con vinos naturales.
Desde unos rollitos
vietnamitas de cerdo, gambas y setas a unos impecables dumplings de cerdo y col, una sopa ácida con
navajas, un pato a la parrilla o una pieza de pescado a vapor con salsa de
frijos fermentada y chirlas. Un menú que se anuncia con un tarjetón que invita a un viaje que merece la pena.
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