La firma, fundada en 2015 por
Juan y Pablo Yuan, busca hacerse un hueco en el mercado de gama media
En un mercado de gigantes, Weimei busca su hueco. La empresa de teléfonos móviles, con
sede en Madrid, lleva dos años de continuo crecimiento. Es la muestra de que la
apuesta de su cofundador, Juan Yuan, joven de 26 años con raíces chinas, va por buen
camino. Lo plasma esta semana con su presencia en el Mobile World Congress (MWC).
¿Por qué meterse a bregar con
los grandes? Hay dos factores que explican su incursión en la telefonía. Por un
lado, Yuan ayudaba desde pequeño en la tienda de electrónica de sus padres.
Poco a poco fue cogiéndole el gusto a trastear con los teléfonos. Ahora afirma
tener “pasión tecnológica”. Por el otro, afirma que el emprendimiento le corre
por las venas: “está muy presente en la cultura china”, apunta.
Así, en 2015, y junto a su
primo Pablo Yuan, fundó Weimei, con capital propio. Una aventura que rinde. “Da
beneficios desde el primer ejercicio”. En el último año vendieron 25.000
terminales en el mercado español y el portugués, los dos países en los que
opera. Y hay mucho potencial de crecimiento, asevera.
Antes de arrancar, Yuan
analizó el mercado y vio que estaba muy polarizado entre los teléfonos de bajo
coste y los de gama alta. “La gama media estaba desatendida”, valora. Dos años
después de ver la oportunidad, Weimei vende ya cinco modelos, dos de ellos de
diseño propio. “Con una relación calidad-precio muy fuerte”, subraya. Por
encima de todo, resalta la amplia pantalla, la cámara o la doble SIM de los
terminales, con la posibilidad de un ‘doble whatsapp’ –dos cuentas a la vez en
la popular app de mensajería-.
Con cierta lógica, los fabrica
en China, a través de un
acuerdo con Gionee, uno de los cinco mayores productores del gigante
asiático. Es su socio oficial en la península Ibérica. “A día de hoy es
imposible fabricar en España. No por los costes, sino por la facilidad”,
plantea. Por norma, el empresariado busca estar cerca de los proveedores para
sacar el máximo provecho. “Y los proveedores están en China”, argumenta.
En España, sigue, sólo hay
distribuidores, sin una industria de apoyo. “No están los medios necesarios”,
lanza. En este sentido pone de ejemplo el sector de los componentes para hacer
los terminales, también concentrados en Asia, a apenas unas calles de las
fábricas. Los tornillos, las baterías, las pantallas, todo sale de ahí. “El que
diga que fabrica aquí miente”, sentencia.
El hecho diferencial de Weimei
es que en España tiene un “buen servicio posventa” y gente sobre el terreno. A
nivel nacional emplea a nueve personas que trabajan en ventas, márketing y soporte.
“Arreglamos los móviles en solo cinco días”, destaca. Otras nueve personas en
China completan la plantilla de Weimei.
En conjunto, buscan siempre
estar a la última, en una adaptación constante. La importancia del I+D es
capital. “La industria cambia mucho, si no inviertes te puedes quedar atrás”,
reconoce. Por eso, ve obligatorio ser flexible. “Tienes que apostar por nuevas
tecnologías”, dice.
De cara al futuro, se muestra
paciente. No busca crecer de forma desbocada. “Que sea poco a poco, con una expansión
natural y orgánica”. Y además, siempre con capital propio.
Comentarios
Publicar un comentario