La London Taxi Company
comienza a producir en masa los nuevos taxis eléctricos. En 2018 los nuevos
taxis londinenses deberán ser eléctricos o híbridos. En tres años buscan
“electrificar” la mitad de la flota de la capital
El 22 de marzo y tras una
inversión de más de 350 millones de euros, la London Taxi Company comenzó la
producción de la nueva versión de su tradicional coche negro para las calles de
la capital británica.Esta nueva versión dejará atrás los motores diésel por
unos eléctricos híbridos.
La nueva fábrica está situada
en Coventry en el centro de Gran Bretaña. Una localidad de casi 400.000
habitantes que votó a favor del “Brexit” con un 70% de los votos. En ella, la
compañía estima que producirán en torno a los 20.000 vehículos al año, con
un máximo teórico de hasta 36.000 si añaden otros modelos.
El nuevo taxi tendrá una
autonomía de 110 kilómetros en modo eléctrico, acompañado por un pequeño
motor de gasolina, convirtiéndolos en vehículos híbridos y no completamente
eléctricos. El viejo modelo diésel verá las últimas unidades puestas en
circulación a finales de este año. A partir de 2018 la legislación municipal
indica que deberán ser vehículos de emisiones cero. Las estimaciones del
consejo municipal indican que en tres años los modelos eléctricos sean la mitad
de la flota de taxis.
El nuevo modelo tiene nombre: TX5,
y poco cambiará con respecto a los modelos contaminantes del pasado. Con un
aspecto externo por dentro y por fuera mantendrá los tradicionales tres asientos
fijos en el sentido de la marcha y contará con otros tres asientos desplegables en
el sentido contrario.
Cada vehículo ha sido probado
en condiciones extremas de temperatura en el círculo polar ártico noruego,
rodando a temperaturas de -15ºC. El precio también aumenta hasta los
70.000 euros, 20.000 más que el modelo actual diésel, un coste que podría
disminuir a lo largo de los años con el progresivo descenso del coste de las
baterías.
Bajo la presión incesante de
compañías como Uber, que cuenta con más de 25.000 conductores registrados en
Londres a fecha de abril de 2016, casi tantos como taxistas registrados. Chris
Gubbey, director ejecutivo de la compañía declaró durante la inauguración de la
planta: “es el renacimiento de la London Taxi Company”.
La empresa británica, una de
las más tradicionales de la isla desde que los taxis de gasolina apareciesen en
las calles de Londres en 1903, es parte desde hace años del conglomerado
automovilístico chino Geely, que también adquirió la sueca Volvo en
2010.
LTC quiere comercializar sus
vehículos eléctricos en otras capitales europeas. En Barcelona, los
acercamientos entre los taxistas y la compañía de momento no han parecido ser
fructíferos debido a una falta de puntos de carga eléctricos suficiente
para compensar el salto a modelos híbridos o eléctricos.
Alberto Álvarez, portavoz de
la asociación de taxistas barcelonesa Élite, declaraba:
“Los taxis eléctricos son hoy día inviables en Barcelona. Ni tienen autonomía
ni suficientes puntos de recarga. Una marca los pone en leasing por apenas 500
euros y la gente no se interesa. Faltan puntos de recarga hasta en el
aeropuerto”.
Otros fabricantes como Nissan
tampoco han conseguido convencer a los taxistas de la capital condal con
sus ofertas eléctricas o híbridas por los mismos motivos, y ofreciendo un
sistema de talleres y de asistencia más robusto y cercano que la compañía
británica.
A falta de prohibiciones
legales o de incentivos fiscales, parece que la flota de taxis de Barcelona
seguirá siendo principalmente diésel durante años mientras que Londres
espera tener la mitad de su flota electrificada en tres años.
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