Las excursiones de un día
fuera de la ciudad crecen a remolque del aumento de visitantes ‘repetidores’ y
la masificación del centro
“¡Venga a la campiña a catar
nuestros vinos!”, prometen en Burdeos. “¡Pase una noche en el desierto!”,
ofrecen a en Marrakech y Fez, aunque conlleve cinco horas de trayecto. “No se
pierda este impresionante castillo bávaro”, sugieren en Munich. “Impresionante
cascada natural a una hora en bus”, anuncian en Dubrovnik. Las excursiones
de un día o de medio día –day-trips, en el argot– son un producto
consolidado en el sector turístico mundial, que registra una notable
demanda. Las capitales europeas tienden a ofrecerlos menos, porque ya cuentan
con multitud de atractivos, pero el creciente debate sobre la masificación en
las urbes de moda ha revitalizado estas visitas exprés.
También en Barcelona,
donde la oferta y demanda de excursiones crece de forma muy notable desde
hace tres años. El terreno está abonado, porque más de la mitad de los 17
millones de visitantes que recibe cada año son ‘repetidores’: ya ha
estado en la ciudad al menos una vez y probablemente ya ha visitado greatest
hits como la Rambla, la Sagrada Familia o el Camp Nou. No es un axioma
matemático pero, en general, a más repetidor –¡un 7% viene por quinta vez!– más
interés por salir de la ciudad. El principal medio elegido son los tours
organizados en autocar, aunque el transporte público también se lleva
un pedacito del pastel.
La capital catalana carece a
día de hoy de un plan específico sobre day-trips, pero las diversas
instituciones públicas implicadas ven con muy buenos ojos el despegue de este
subsector. Así, tras el mantra desestacionalizar, el vocablo en boga ahora
es descentralizar. O lo que es lo mismo: crecer sí, pero en otras direcciones.
Pero, ¿cuán lejos está dispuesto a ir el turista barcelonés? ¿Qué destinos le
interesan y cuáles no? ¿Qué retos de movilidad conlleva? La
Vanguardia ha entrevistado a una amplia variedad de operadores públicos y
privados para radiografiar qué ofrecen actualmente, qué excursiones tienen más
demanda y qué crecimiento han experimentado.
Un negocio al alza
“Este 2017 es el año en que
más inversión hemos hecho en este tipo de tours, tanto en Barcelona como en
Madrid, y la verdad es que está saliendo bien”, relata Edgar Weggelaar,
director general de Julià Travel. “Si en 2015 representaban un 10% del total de
nuestro catálogo [frente al 90% de itinerarios dentro de la ciudad], en solo
dos años han subido al 40% y el objetivo es que en 2019 representen el 60%”,
señala. “Con el aumento de turistas repetidores, si ofreces un producto
apetitoso tiene salida seguro”, reconoce. Solo en 2016, este touroperador –todo
un gigante del sector, nacido de una empresa de autocares– llevó a 128.000
personas a destinos fuera de Barcelona capital.
“Si pones producto nuevo en el
mercado, creces”, coincide Marta Sanjuán, responsable del área de tours de
Wamos, nuevo nombre del veterano Pullmantur tras la entrada en el accionariado
de la naviera Royal Caribbean. “En lo que llevamos de enero a julio estamos un
20% por encima respecto al año pasado, con un 25% más de pasajeros”, indica. En
el primer semestre de 2017 han movido a 18.000 pasajeros, entre traslados y
day-trips. “Los meses fuertes son mayo y junio y setiembre y octubre; curiosamente
julio y agosto son flojos porque viene un turismo mucho más low cost, que si
sale de Barcelona lo hace por su cuenta”, detalla.
También en el sector público
la dinámica es de crecimiento. El Catalunya Bus Turístic, con más de una década
de vida y desde 2013 gestionado por una UTE –integrada
por la Generalitat, Barcelona Turisme, TMB, Alsa y Moventis–, ha registrado un
incremento de pasajeros del 5,97% entre 2015 y 2016. El año pasado vendió casi
29.000 excursiones, que comercializa en oficinas presenciales como la del Palau
Robert o a través del portal Experience Catalunya.
Igual que la tienda
virtual de Barcelona Turisme, ejerce de escaparate centralizado para
ofertas públicas y privadas.
Por su lado, Ferrocarrils de
la Generalitat ofrece billetes
todo-incluido para visitar Montserrat y la Colònia Güell, además de
promocionar sus estaciones de esquí en el Pirineo y escapadas turísticas a través del
programa Turistren. También ofrece packs a la valle de Núria en colaboración con Renfe Cercanías,
que por su cuenta promociona también billetes integrados para
atracciones lúdicas como Port Aventura o Isla Fantasía.
“Las estancias en
Barcelona son muy cortas, no llegan a las tres noches de promedio, lo que
contribuye a la saturación de los iconos más típicos y dificulta el reparto de
los beneficios del turismo por el territorio”, analiza Carmen Turiera,
directora de la agencia receptiva Barcelona Guide Bureau (BGB). En efecto, la
capital catalana es uno de los destinos favoritos de las escapadas de fin de
semana, los inicios y finales de crucero y los viajes relámpago para acudir a
conciertos y eventos, un tipo de turismo muy anclado a los iconos y la playa y
poco proclive a la descentralización. “Las estancias en Barcelona son muy
cortas, no llegan a las tres noches de promedio, lo que contribuye a la
saturación de los iconos más típicos y dificulta el reparto de los beneficios
del turismo por el territorio”, analiza Carmen Turiera, directora de la agencia
receptiva Barcelona Guide Bureau (BGB). En efecto, la capital catalana es uno
de los destinos favoritos de las escapadas de fin de semana, los inicios y
finales de crucero y los viajes relámpago para acudir a conciertos y eventos,
un tipo de turismo muy anclado a los iconos y la playa y poco proclive a la
descentralización.
La empresa –fundada por ocho
guías oficiales en vísperas de los Juegos Olímpicos– también ha notado un
progresivo crecimiento de las excursiones regulares y los tours privados: “Por
suerte cada vez más gente compra y se informa online antes de viajar, aunque
hoy por hoy la mayoría aún espera a llegar a Barcelona para contratar”. Esta
falta de antelación dificulta enormemente las excursiones de más de un día,
porque aterrizan con el alojamiento contratado para toda la estancia. “Y se nos
hace muy difícil luchar contra las empresas fantasma online, hace falta más
control”, agrega.
“Nos cuesta sacar al turista
de Barcelona, la verdad, pero cada vez hay más visitantes y por ende también
hay más que se interesan por descubrir la Costa Brava”, confiesa Mònica Mateu,
de la empresa especializada Barcelona Holiday. La fundaron hace seis años, en
plena crisis, y únicamente comercializan dos tours al litoral gerundense. “La
mayoría de turistas vienen muy documentados sobre Barcelona…y muy poco sobre
Catalunya”, lamenta. Con frecuencia, explica, contratan las excursiones de
forma “impulsiva”, con motivaciones peregrinas como que hace demasiado calor
para pasear, que viajan con niños cansados de museos o que les quedan unas
horas vacías antes del vuelo de regreso.
“A Barcelona le conviene mucho
ser la puerta de entrada a Catalunya, pero descentralizar el turismo no es
fácil ni inmediato”, asume Albert Arias, director del Plan Estratégico de
Turismo de Barcelona. Avisa que “ha quedado claro que los barrios no pueden ser
objeto de esta descentralización”, por lo que apela a “ampliar la escala” y tratar
de “incidir en origen”. “La voluntad descentralizadora es clara e
irrenunciable, pero también genera retos que debemos trabajar, en
especial sobre movilidad”, advierte. “No puede chocar con las necesidades
de movilidad de los barceloneses”, resume.
El gobierno municipal de Ada
Colau presentará este otoño un plan de movilidad turística que abordará la
gestión de autocares y también tiene en perspectiva a medio-largo plazo
“elaborar un plan de marketing de la destinación”. En los últimos meses se ha
reunido con navieras y consignatarios para reorientar el producto que ofrecen a
los 1.100.000 cruceristas que recalan cada año en Barcelona.
Desde finales del pasado
mandato la capital tiene un convenio de apoyo al programa ‘Barcelona és
molt més’ de la Diputació de Barcelona, que empezó a rodar en 2012. Sus
propuestas ya suponen el 27,5% de la oferta del consorcio Turisme de Barcelona
y comercializa un total de 76 productos. El plan es pionero en tejer alianzas
con ayuntamientos y touroperadores para fomentar –también para el público
local– las visitas a atractivos ubicados a un radio de menos de una hora y
media de la capital.
Al turista le
animan a desplazarse por libre y a las iniciativas locales a
colgar packs organizados en las tiendas online públicas. A pesar de que se
circunscribe estrictamente a los límites de la provincia, todos los operadores
consultados en este reportaje remarcan su buena experiencia con este programa,
del que aplauden la promoción conjunta de nuevos destinos de un día. En el
resto del territorio les cuesta mucho más hallar interlocutores.
La colaboración entre el
municipalismo y la Generalitat y entre las otras tres diputaciones y la capital
es exigua en materia de day-trips. Hasta ahora la mayor parte de esfuerzos se
han centrado en la promoción de viajes íntegros a regiones y comarcas poco
internacionalizadas o a la marca ‘Catalunya’ como destino turístico conjunto.
“El turista que se queda a dormir es el que tiene mayor impacto económico en
una localidad, es evidente, pero las excursiones permiten descubrir atractivos
y generar ganas de volver para una estancia completa”, razona Francesc Vila,
gerente de Turismo de la Diputació de Barcelona.
La unanimidad es total: la
excursión estrella desde Barcelona es Montserrat. Se ofrece en todos los
formatos imaginables –diurna, nocturna, exprés, VIP, combinada con otros
destinos…– y a precios variopintos –desde 43 y hasta 147 euros–. El Catalunya
Bus Turístic ha visto crecer la demanda de sus dos rutas a la montaña en un
9,98% el último año. “Montserrat ha hecho muy buen trabajo en promoción
exterior, los touroperadores la venden desde hace años y por eso a muchos
turistas ya les suena”, destaca Marta Sanjuán, de Wamos.
En Julià Travel han pasado en
pocos años de una excursión diaria a Montserrat a ofrecer hasta seis
modalidades con salida regular, con un crecimiento del 32% de 2015 a 2016. Este
año han conseguido que la comunidad benedictina les abra entre semana la
iglesia románica de Santa Cecilia, con frescos contemporáneos, para un
“circuito exclusivo con brunch de productos locales”. En BGB también han
buscado un hueco diferencial con “una experiencia más espiritual” que incluye
quedarse a oír las vespres en la Basílica cuando la mayoría de
turistas ya se han ido, pernoctar en el hotel y hacer trekking por la mañana.
La segunda posición del
podio es sin duda para el Museo Dalí de Figueres y la ciudad de
Girona. Si bien la ciudad de Juego de Tronos y el Celler de Can Roca hace años
era un complemento opcional, ahora lo habitual es el pack entero. Y con un
crecimiento muy destacado: un +6% el año pasado en el Catalunya Bus Turístic y
una previsión del +70% este 2017 en Julià Travel. “El año pasado lanzamos una
excursión de medio día solo a Girona, pensando que perderíamos hasta la camisa,
y qué va, ha sido un éxito, ya sale tres días por semana”, celebra Edgar
Weggelaar. En BGB han aprovechado el AVE directo para ofrecer salidas más
ecológicas y cómodas: “Es el cuarto año y reciben muy buenas reviews,
aunque por ahora solo las ofrecemos de abril a octubre”.
La medalla de
bronce está más repartida. Costa Brava, la Roca Village –que
es el billete de bus más vendido por el consorcio Turisme de Barcelona–, Port
Aventura o el combinado Montserrat+Sitges se alternen en los
rankings de los diferentes operadores. El Pirineo y Núria, así
como el enoturismo del Penedès, también destacan pero no llegan a subirse
al podio.
“La Costa Brava se puede
vender muy bien porque al incluir un paseo en barco, pasan un día diferente”,
razona Sanjuán. En la especializada Barcelona Holiday, han detectado que la
duración del tour segmenta les segmenta el perfil de turista: “La versión corta
de medio día [Lloret y Tossa de Mar] atrae principalmente en verano, porque es
gente que quiere ir a la playa y suelen ser más jóvenes; en cambio la larga
[Empúries, Pals, las islas Medas, Calella…] gusta a quiénes buscan visitas más
culturales y hay más presencia senior”, cuenta Mateu.
La buena aceptación general no
quita que los turistas barceloneses hayan dado calabazas a varias propuestas.
Por ejemplo, las excursiones regulares a Tarragona tuvieron que salir
del catálogo de Julià Travel y Sitges ha regresado pero muy
reenfocada: “Sola no era sostenible, pero al combinarla con Montserrat y una
cata de cava ha multiplicado por tres la demanda”, señala Weggelaar. “El año
que viene intentaremos Cardona, pero también combinada con Montserrat”,
asume. Puesto que las administraciones catalanas les insisten en Vic,
añade, estudian volver a ofrecer esta salida en 2019 con el gancho del mercado
semanal y la gastronomía.
Otros day-trips tienen un
sesgo cultural y no funcionan igual con todos los públicos. “El interés por el
enoturismo depende mucho de la procedencia y nosotros tenemos mucho cliente
sudamericano e hindú, que son poco receptivos a los vinos”, reconoce Sanjuán.
“Si tuviéramos más rusos podríamos cubrir Castellón y el sur de Francia a
través de los espectáculos taurinos”, agrega Julià.
Otros destinos simplemente no
encuentran a su público, no por lejanía sino porque les pesan la poca
colaboración interprovincial y la falta de marketing. Los vinos del Priorat,
tan reconocidos y rodeados de un paisaje evocador, apenas protagonizan ninguna
excursión en las agencias generalistas. El delta del Ebro va
atrayendo day-trips de la Costa Daurada, pero no llega aún a Barcelona capital.
Los frutales en flor de Ponent, el románico pirenaico o
el patrimonio industrial del Llobregat tampoco captan a muchos guiris
mediante excursiones de un día. “Tampoco ayuda que los museos o monumentos
menos mainstream a veces son muy rígidos con las visitas en grupo,
muy cerrados a adaptar una vía”, agrega Sanjuán.
“El límite no radica en la
distancia sino en el conocimiento previo del destino, si les interesa
suficiente recorren los kilómetros que hagan falta”, asegura la responsable de
Wamos. “La percepción de lejanía es muy cultural; para un canadiense o un ruso
es normal un trayecto de 3-4 horas”, coincide Mateu. En definitiva, que si las
ostras del Delta tuvieran la fama de las francesas o la Segarra se vendiera
como la nueva Toscana, saldrían autocares cada día. Ya hay ejemplos: Julià
lleva turistas a Andorra e incluso a visitar Madrid en un solo día: ir y volver
en AVE más un recorrido en bus turístico.
A medida que crecen los
day-trips, también afloran dificultades. La más visible y compartida es
la movilidad de los autocares. A diferencia de otras ciudades, en
Barcelona no resulta imprescindible recoger a los turistas en la puerta del
hotel, pero sí que el punto de salida sea céntrico y muy
conocido. La mayoría de agencias optan por plaza Catalunya y entorno
inmediato, una zona de movilidad ya muy tensionada y con menos de media decena
de plazas de estacionamiento para buses privados, incluyendo los que ofrecen
grandes fábricas del extrarradio a sus trabajadores.
“Si en plaza Catalunya sobre
un 10% de los pasajeros se nos ‘pierde’ porque no encuentra su autocar, en la
estación de Sants se nos dispara al 40%, es increíble”, defiende Weggelaar, que
advierte la correlación con cancelaciones, retrasos y quejas. Ninguno de los
operadores consultados ve viable salir de la Estació del Nord y los que
utilizan Sants lo restringen a los tours con AVE. “Comprendo que el
Ayuntamiento ponga límites, pero a los que sacamos gente de Barcelona nos
tendrían que ayudar un poquito más”, concluye Turiera, de BGB.
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