Internet está en la nube. Esta
frase no debería evocar al despiste, sino a la estructura que sostiene Internet
tal y como lo conocemos. Y en ese importante sector destaca un actor que ha
sabido posicionarse en los últimos años: Amazon. La compañía de Jeff Bezos no
solo es la tienda más grande del mundo, sino el mayor proveedor de servicios de
computación en la nube. Según datos de Synergy Research Group, la compañía
estadounidense atesora el 40% de la cuota de mercado de este sector. Compañías
de la talla de Netflix han apostado por Amazon como proveedor, sin ir más
lejos. Ironías del mundo digital.
Detrás de Amazon se sitúan,
con un 23% de cuota de mercado, Microsoft, IBM y Google. La compañía de Bill
Gates busca reorientar parte de su negocio a los servicios en la nube, mientras
que Google quiere aprovechar su potencial en Internet para prestar estos mismos
servicios. IBM, por su parte, lleva años apostando por productos en la nube.
Sin embargo, la posición de estas tres compañías es muy inferior, incluso
juntas, al poder de Amazon.
Otro grupo de 10 proveedores
se lleva el 18% del mercado, cifra idéntica a la que aglutinan todos los demás
actores del sector, valorado en 7.000 millones de dólares al año y con
positivas perspectivas de crecimiento, a medida que crezca el consumo de
productos multimedia y sea necesario aumentar tanto la capacidad de almacenamiento
como la velocidad de procesamiento de los datos. La llegada del Internet de las
Cosas pondrá de nuevo sobre la mesa la necesidad de potenciar los servicios en
la nube, dado que estos productos carecerán, en su mayoría, de espacio de
almacenamiento físico, por lo que la ingente cantidad de datos que van a
generar tendrá que alojarse en servidores que, a día de hoy, gestiona apenas un
puñado de compañías a gran escala.
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