Las consolas de videojuegos se
han convertido en invitados permanentes en nuestras casas. Desde los ocho bits
de hace más de dos décadas a la resolución en 4K, jóvenes y no tan jóvenes han
dedicado gran parte de su tiempo libre a estos dispositivos. Pero algo está
cambiando.
En 2010 se vendieron más de 74 millones de consolas de todas
las marcas en el mundo. En 2016, esa cifra se ha reducido a más de la mitad:
36,9 millones. Quizá la proliferación de móviles y tablets que permiten
videojuegos, han relegado a estos caros aparatos de entretenimiento a un
segundo plano. Además, las plataformas de juego digitales (como Steam) y los
e-sports han revitalizado el juego en PC, que siempre ha rivalizado con las
consolas.
Sea como sea, el ocio electrónico está cambiando de
paradigma. Solo queda ver como reaccionan las grandes empresas (Microsoft,
Nintendo y Sony) a este giro del consumo y ver si son capaces de
enderezar este mercado que mueve miles de millones de euros.
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