Desde castillos
centenarios hasta cementerios románticos y jardines impensables: todo lo que
debes descubrir
Elige la
belleza: un castillo centenario, cementerios románticos y jardines impensables;
la playa de Portobello o los canales de Leith. Elige leyendas escalofriantes. O
a Harry Potter. Elige The Mound, el folk y los pubs con historias ocultas.
Elige sentirte como en casa. Elige Edimburgo.
Reza un dicho
popular que cualquier persona que esté entre sus muros tendrá garantizado un
techo y una cama. Puede que ello explique la hospitalidad de sus gentes. O que
el sentido común haya arrastrado a las autoridades a entender que una noche al
raso escocés podría saldarse sin supervivientes. La espesa niebla que suele
cubrir las chimeneas de Edimburgo aporta a la ciudad un toque misterioso que se
funde con la historia que respiran sus calles, escenarios en el pasado de desapariciones,
asesinatos y ejecuciones públicas que hoy dan vida a mitos y leyendas.
Edimburgo es uno
de los destinos que más enamoran a sus visitantes. Su extensión hace de ella un
destino idóneo para pasar 36 horas y
poder conocerla a pie. Pero antes de partir, aquí van varios
consejos. Para ir del aeropuerto al centro urbano existe un tranvía, el TRAM.
Si en algún momento quieres hacer uso del transporte público, toma nota: el
billete sencillo cuesta 1,70 libras, aunque según los trayectos que se deseen
hacer existe un tiquet de un día con viajes ilimitados cuyo precio ronda las
cuatro libras. Debes tener en cuenta que estos billetes solo se pueden comprar
en los mismos autobuses. Es obligatorio pagar en metálico, y si es con el
importe exacto, mejor. Además, sé previsor y, aunque vayas en verano, llévate
alguna prenda de abrigo y un buen chubasquero. Eso sí, si vas en agosto tendrás
la suerte de comprobar cómo sus calles se convierten en escenario de obras
teatrales en el marco del destacado Edinburgh International Festival.
Ahora sí, let’s go!
Sábado
09.30 – Castillo de Edimburgo
Si por algo se
caracteriza Escocia -además de por el verde intenso de sus paisajes, rociados
día sí y día también por las lluvias- es por los castillos que alberga. Y
Edimburgo, o como dicen los escoceses, Edinbra, no iba a ser
menos. Por eso lo mejor es empezar el día en pleno centro de la metrópolis.
Sobre la colina de Castle Rock se erige una de las construcciones más antiguas
de la ciudad. Data del siglo XII y fue levantada como fortaleza. En su interior
se encuentran piezas tan exclusivas como las joyas de la corona o la piedra del
destino, también conocida como piedra de Scone, sobre la que todos los reyes
escoceses fueron coronados. Desde que el rey Eduardo I de Inglaterra la
requisara como botín de guerra en 1296, también los monarcas ingleses fueron
coronados sobre ella. La piedra fue devuelta a Escocia a mediados de la década
de los 90 con la condición de que retornara a la Abadía de Westminster en las
futuras coronaciones. Y así se hace todavía hoy. La entrada cuesta 17 libras.
11.30 – La Royal Mile
A los pies del
castillo encontrarás la Royal Mile, la calle más importante de Edimburgo. Su
principal curiosidad es que su nombre hace referencia a su longitud, de una
milla escocesa. Para que nos hagamos una idea, ronda los 1’8 kilómetros.
Perderse por los callejones y patios de esta avenida es la mejor opción para
impregnarse de la Old Town, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995 y seña
de identidad de la ciudad. Si aquí te apetece hacer una parada para reponer
fuerzas, te recomendamos hacer un brunch en Procaffeination, en el número 4 de
St Mary’s Street. El café es único.
12.30 - Iglesia de Canongate y el Parlamento de Escocia
Si continúas por
la Royal Mile darás con el templo más frecuentado por la realeza: la iglesia de
Canongate. En su cementerio reposan los restos mortales de personalidades como
Adam Smith, el padre de la economía moderna. La decoración de su interior es
muy sencilla, así que pasaremos de largo para plantarnos frente al Parlamento de
Escocia, el último edificio diseñado por el laureado arquitecto español Enric
Miralles, que falleció durante su construcción, y de formas que no dejan a
nadie indiferente.
13.00 – Palacio de Holyroodhouse
La siguiente
parada, muy cercana al edificio del Parlamento y al final de la Royal Mile,
será el Palacio de Holyroodhouse. En el pasado fue la residencia de, por
ejemplo, la Reina María Estuardo, y hoy continúa siendo la vivienda oficial de
la familia real en Escocia, por lo que puedes visitarlo siempre y cuando Queen Elizabeth no esté de visita por estas tierras.
Para asegurarte, consúltalo en este enlace. La entrada combinada para ver el palacio y The
Queen’s Gallery cuesta 17,50 libras.
14.30 – Degustar un haggis ¿salvaje?
¡Hora de comer!
El plato nacional es el haggis. No caigas en la trampa de los escoceses, muy
bromistas a la hora de revelar en qué consiste este suculento menú. Si
preguntas a algún local puede que te explique que se trata de carne de “haggis
salvaje”. Tranquilo, no serías el primero en creer que existen estas pequeñas
criaturas mitológicas de las Tierras Altas. La receta, en realidad, consiste en
una mezcla de vísceras asadas, principalmente de cordero u oveja, y, pese a tus
posibles reticencias iniciales, es toda una delicia. Como recomendación, el
‘Arcade Bar, Haggis & Whiskey House’ es un buen lugar para degustar esta
comida típica. Su precio ronda las 12 libras. Si lo prefieres, hay foodtrucks que ofrecen este plato estrella en
versión fastfood y por un precio más asequible.
En cuanto a la
bebida, es típico de allí el Irn-Bru, un refresco de color naranja con grandes
cantidades de azúcar conocido como el “remedio infalible” para combatir la
resaca y del que se consumen cantidades ingentes cada año.
16.00 - Visita exprés al Museo Nacional de Escocia
Reemprendamos la
marcha. En Chambers Street darás con el Museo Nacional de Escocia, de visita
obligada. Cuenta con más de 8.000 piezas expuestas distribuidas en cinco
niveles que te harán revivir la historia del país. Su entrada es gratuita y en
una de sus salas, además, se encuentra la oveja Dolly, el primer mamífero
clonado de la historia. ¡No te vayas de Edimburgo sin conocer su ajetreado
devenir!
17.00 – El cementerio de Greyfriars, o un minitour Potteriano
Otro de los
atractivos de Escocia es, además de sus imponentes castillos, sus cementerios.
Y, el de Greyfriars es uno de los must visit. Su entrada
está presidida por la estatua del perro Bobby, que permaneció hasta la muerte
junto a la tumba de su dueño. El dato curioso es que aunque hay una lápida en
honor al can, sus restos fueron enterrados en las inmediaciones del cementerio
porque la Iglesia de Escocia no permitió que pisara tierra sagrada.
Un último apunte
llamativo: una de las lápidas reza el nombre de Thomas Riddell. Si eres fan del
universo de J.K. Rowling puede que lo relaciones con
Quien-no-debe-ser-nombrado. Escocia fue el escenario escogido por la autora de
estos bestsellers para dar vida a sus historias, por lo que
no será el único elemento Potteriano del viaje. Desde el mismo cementerio verás
un gran edificio, la Escuela George Heriot… o “Hogwarts”, para otros.
A dos minutos
del cementerio de Greyfriars, en Victoria Street, se erigen las casas de
colores más fotografiadas de Edimburgo. Esta misma calle conecta con la plaza
de Grassmarket, uno de los lugares más macabros de la ciudad, escenario de
ejecuciones públicas y territorio de asesinatos y desapariciones -si bien en la
actualidad, los bares y restaurantes hacen de la plaza un punto de ocio-.
19.00 - Calton Hill
Culminaremos la
jornada en lo alto de Calton Hill, una pequeña colina desde donde disfrutar del
atardecer y las vistas a todo el casco antiguo de Edimburgo. Es probable que
las construcciones que la coronan te decepcionen –por algo reciben el nombre de
“las tres vergüenzas de Edimburgo”– en especial el Monumento Nacional, que se
dejó a mitad construir porque las arcas públicas se quedaron sin fondos, pero
la panorámica por sí sola merece este pequeño esfuerzo.
21.30 – Cena: las historias ocultas de los pubs de Edimburgo
Si rondar por el
cementerio, el castillo y la plaza de Grassmarket no te ha puesto los pelos de
punta, los escoceses tienen una última baza: los nombres de sus bares. En la
plaza Grassmarket encontrarás pubs con nombres tan singulares como “The Last
Drop” o “Maggie Dickson”. El primero hace referencia a aquel último trago que
se les concedía a los condenados a muerte. El segundo es en honor a la única
persona sentenciada a la horca que se libró de la muerte, y cuya historia
obligó a cambiar el redactado de la pena capital. Dickson había sido juzgada
por separarse de su marido -mucho mayor que ella-, enamorarse de otro hombre y
quedarse embarazada. Un golpe de suerte quiso que se desmayara en vez de
romperse el cuello cuando el taburete fue tumbado y la soga se tensó. Las
autoridades se vieron obligadas a ponerla en libertad porque la legislación no
permitía ahorcar dos veces a un sentenciado. Eso sí, sustituyeron el “condenado
a la horca” por “condenado a la horca, hasta la muerte” para evitar otro
insólito final como el de Dickson.
Domingo
09.30 – Un desayuno con encanto
¡Buenos días!
Después de un sábado ajetreado qué mejor manera de arrancar el día que con un
dulce. Para ello te sugerimos uno de los cafés con más encanto de Edimburgo:
Lovecrumbs. Lo encontrarás en el 155 de West Port. Coge sitio al lado de la
ventana y pide cualquiera de las tartas de la carta. No importa la que elijas.
Según uno de nuestros guías, son “las mejores del mundo”.
11.00 – ¿El Arthur’s Seat o los Dean Gardens?
Puede que con
tanta caminata tus piernas no estén en condiciones de subir una colina… o sí.
En caso afirmativo, tenemos el plan perfecto para ti: el Arthur’s Seat. Con un
paisaje similar a las Highlands, el ascenso cuesta unos treinta minutos y desde
su cima disfrutarás de las mejores vistas de Edimburgo. Siempre que, por
supuesto, el clima lo permita. No insistas en ir un día de niebla porque la
excursión será en vano. Y para quienes se decanten por un paseo más ligero, te
sugerimos que visites los Dean Gardens y caminar junto al río Water of Leith.
14.00 – ¿Comemos?
El barrio
portuario de Leith es otra de las zonas con más carácter de Edimburgo. Famoso
por ser escenario de la icónica Transpotting, película
que retrata una época complicada y de crisis en la ciudad, hoy, en el puerto de
The Shore encontrarás varios establecimientos donde probar un bocado de pescado
fresco. Nosotros te sugerimos el Teuchter’s Bar o A Room in Leith. Los
encontrarás junto a los canales de agua. ¡Buen provecho!
15.30 – Leith y Portobello
Un paseo por
Leith será nuestra manera de despedirnos de la encantadora Edimburgo. Durante
siglos acogió el puerto de la ciudad, pero a pesar de su carácter histórico
nada tiene que ver con la Old Town. En sus calles, formadas por canales,
encontrarás desde bares y pequeñas tiendas hasta galerías de arte. Desde aquí,
si sigues la costa, irás a parar al barrio de Portobello, donde se encuentra la
playa de Edimburgo. En el pasado fue un enclave turístico que acabó cayendo en
el olvido después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy renace llena de vida. En su
avenida principal, la High Street, encontrarás algunas pistas de su historia.
Qué mejor lugar para unir el ayer y el mañana de una ciudad que no te dejará
indiferente.
18.00 – Fin del viaje. ¡Feliz vuelta a casa!
En esta ruta nos han ayudado Javier Dale Becedóniz, un periodista
enamorado de Escocia, sus gentes, sus paisajes y... por qué no, su clima; y
Santi Sanz Zaragozá, un castellonense que reside en Edimburgo y que, durante
unas horas, buscó información sobre ese raro animal llamado ‘haggis salvajes’.
¡Gracias!
Ningún establecimiento mencionado en este artículo ha hecho
aportación económica alguna para aparecer en la ruta, por lo que nuestras
sugerencias proceden única y exclusivamente de la buena voluntad de nuestros
guías para que los lectores disfruten al máximo de su viaje.
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