La marca reafirma su propuesta otoñal para la
mujer sofisticada, detallista y natural.
Si por algo está
destacando la semana de la moda de Nueva York, además
de por las firmas ausentes, es por sus aires futuristas y pintorescos. Modelos
comiendo Chetoos sobre la pasarela de Chromat, Irina Shayk
desfilando para Phillip Plein de la mano de un robot gigante, las pelucas de
neón de Jeremy Scott. Y para cuando ya no sabes hacia dónde enfocar o qué rumbo
va a tomar la temporada, un clásico Oscar de la Renta calma
las aguas.
La firma iberoamericana
ha presentado este lunes una colección otoñal sobria, natural, sin pretensiones
ni excesos. El escenario elegido no podía ser más acorde: el clásico y a la vez
vanguardista restaurante Cipriani, situado en
Manhattan.
Los estampados
florales y animales de fantasía han inundado vestidos, chaquetones, jerséis y
pantalones, convirtiendo el desfile de la Renta en una oda a la naturaleza y su
harmonía. Fiel al estilo de la firma, los directores creativos Laura Kim y Fernando García han
presentado una colección entallada a la mujer que viste Oscar de la Renta;
sofisticada, detallista y natural.
Rojo intenso,
verde salvaje, mostaza, fucsia, son solo algunos de los colores que ha
utilizado el dúo a la cabeza de la firma para pintar las prendas de este otoño.
Los estilismos de las modelos en cabello, a cargo de Orlando Pita, también han
seguido esta línea de ensalzar lo natural.
La prenda
estrella del desfile ha sido sin lugar a dudas un chaquetón en tul rojo carmesí
y degradé que ha cautivado a un front row lleno de estrellas fieles a la marca, tales
como Dakota Johnson o Nicky Hilton.
Aunque ha jugado
un papel importante en algunas prendas, el tul no ha sido el tejido
predominante en el desfile de Oscar de la Renta, rico en texturas
aterciopeladas, seda salvaje y lana. El detalle del desfile y que de la Renta
nos ha dejado claro que marcará tendencia es el bolso caja, inspirado
en los años 50.
En definitiva,
una vuelta a los orígenes, a lo natural y lo salvaje, para alejarse del ruido
que producen aquellas tendencias discordantes, que aunque innovadoras, acaban
marchitándose en una temporada.
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