Las grandes empresas del Mobile consideran Barcelona la mejor sede y rechazan los cantos de sirena

  • La tecnología y el negocio se imponen a la política en el Mobile
  • La organización y los congresistas celebran el éxito de la feria ajenos a la polémica institucional


El consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, bromeaba con unos y otros mientras se desarrollaba la inauguración oficial del Mobile World Congress (MWC). Es el mejor indicador de que las cosas están saliendo bien.
El domingo por la tarde torcía el gesto y ponía cara de circunstancias ante el polémico plantón de Ada Colau al Rey en el Palau de la Música. Ayer, en su entorno natural, ya lo veía de otra manera, como una anécdota que queda superada por la fuerza de un congreso por el que pasarán más de 108.000 personas y que vuelve a marcar el paso del sector tecnológico a escala mundial durante cuatro días. “El Mobile está por encima, lo otro es un ruido de fondo que queda en el espacio local”, comparte el director general de Fira de Barcelona, Constantí Serrallonga.
Los congresistas se expresan continuamente con conceptos como blockchain, 5G, hotspot, industria 4.0... pero cuando se les interroga por Colau y el Rey ponen cara de estar escuchando un idioma indescifrable aunque se les pregunte en inglés, el idioma oficial del acto. Llegados de más de 200 países, vienen a intercambiar tarjetas de contacto con posibles clientes, a conocer las últimas novedades del sector y a disfrutar de la ciudad en el tiempo que les queda. El resto les importa poco. “Conocemos el problema político de España, lo hemos leído en los periódicos en los últimos meses, pero llevamos desde el viernes en la ciudad y no hemos notado nada diferente a otros años”, acertaba a decir Robert Sea, de ­Seúl. Como él, la mitad de la quincena de congresistas interrogados por La Vanguardia en los pabellones de Fira Gran Via reconocían saber alguna cosa de lo que ha pasado en los últimos meses en Catalunya. Sobre el gesto político que marcó el inicio del Mobile, ninguno de ellos tenía constancia. En lo que coincidían todos es en destacar el correcto desarrollo del congreso. “Aquí todo funciona bien, los problemas locales no se notan en estos acontecimientos”, concluía el ruso Anton Bodaev, rodeado de todo tipo de gadgets para teléfonos móviles.
A las voces de congresistas a pie de moqueta se sumaron nombres importantes del sector. Los operadores y las grandes compañías han encontrado en la ciudad las comodidades necesarias para el buen desarrollo del congreso y rechazan los cantos de sirena de otras ciudades con ganas de quedarse con los más de 470 millones de impacto económico. Vittorio Colao, consejero delegado de Vodafone, definió Barcelona como “el lugar idóneo” en el que celebrar el Mobile. “Barcelona y el MWC tienen que quedarse juntos, este es el lugar, nadie debería plantearse su traslado”, enfatizó Colao. En términos similares se expresó el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, que consideró la capital catalana como “el mejor lugar” para acoger el acontecimiento.
La poca importancia que se da a las disputas políticas locales en la feria se trasladó a la inauguración oficial, celebrada en un clima de aparente cordialidad. El Rey estuvo acompañado de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo; y el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, que se sumó a la opinión del sector. Según el ministro, Barcelona es una opción “imbatible” para seguir acogiendo el MWC, aunque advirtió que otras ciudades competidoras podrían aprovecharse de la presencia de “elementos distorsionadores” para llevarse el congreso a otra parte. Por parte de la Generalitat estaban el secretario general de Presidència de la Generalitat, Joaquim Nin, y el secretario general de Empresa, Pau Villòria. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, intentó mantenerse en segundo plano, pero no esquivo la foto junto al Rey, y la alcaldesa de l’Hospitalet, Núria Marín, criticó “la política de postureo sin aportar nada positivo al congreso” de Colau e instó a tener “cabeza fría y actuar con inteligencia”.
Fuera del recinto ferial siguió la pelea política. El PP, por medio de su vicesecretaria de estudios y programas, Andrea Levy, anunció que su partido presentará en el Congreso una proposición de ley para defender la celebración del congreso en Barcelona, por un lado, y para censurar la actitud de la alcaldesa y el presidente del Parlament ante el Rey, por el otro. La propuesta exigirá lealtad institucional y cooperación entre las instituciones y reprobará la actitud de los políticos “que ponen en riesgo acontecimientos e inversiones tan importantes”. El propio presidente del Gobierno español se refirió al incidente institucional del domingo, pero intentó quitar hierro a sus posibles consecuencias. Desde Túnez, Mariano Rajoy dijo que el hecho de que “alguien desconozca sus obligaciones institucionales o necesite hacerse notar” –en alusión a Colau y Torrent– es “un tema menor” que no eclipsa “un congreso tan importante en una ciudad española como es Barcelona”.
En una entrevista en RAC1, Ada Colau reiteró sus razones para no asistir a la recepción del Palau de la Música. Además de insistir en que los responsables de la GSMA “están muy contentos” con el buen funcionamiento del MWC y de la ciudad y que no se cuestionan la continuidad del congreso en Barcelona, la alcaldesa reveló que en la cena oficial del domingo el Rey le trasladó, de manera “muy educada”, que “su papel es defender la Constitución y el Estatut”. Colau añadió que en la conversación de unos minutos que ambos mantuvieron después del “besamanos” en el Palau, le hizo ver al Monarca que “la Constitución se puede defender de muchas maneras diferentes” y que echó de menos que Felipe VI no tuviera “más empatía” y fuera “más conciliador” tras las cargas policiales del 1 de octubre y su discurso posterior.
También hubo críticas para Colau en el ámbito municipal. Su exsocio, el socialista Jaume Collboni, reprochó a la alcaldesa y al presidente del Parlament “la grave irresponsabilidad de llevar el conflicto de la calle a dentro del Mobile”. Por su parte, los grupos del PDECat y la CUP han pedido explicaciones a la alcaldesa por la actuación de la Guardia Urbana en el dispositivo conjunto con los Mossos que blindó el domingo el Palau de la Música. Jordi Martí (PDECat) lamentó “los golpes de porra contra manifestantes pacíficos”, mientras que la concejal de la CUP María José Lecha aseguró haber sido agredida en la protesta contra el Rey.
La auténtica prueba de fuego para el Mobile es el funcionamiento del congreso. Es lo que de verdad importa a los organizadores. Durante la primera jornada, todo salió como se esperaba. El transporte funcionó con el refuerzo especial en hora punta, y una mejora en los accesos a la feria permitió ganar fluidez y acabó con las colas que se registraban en anteriores ediciones a primera hora de la mañana. El nuevo vestíbulo avanzado incluye más puntos de control para que los congresistas enseñen su acreditación y el pasaporte. Esta medida responde también a una ampliación del perímetro de seguridad que ha comportado el blindaje de todo el entorno exterior con barreras de hormigón. Además, los Mossos han incorporado drones para sobrevolar el recinto de Fira Gran Via. Para poder utilizarlos ha sido necesario coordinarse con el gestor del espacio aéreo, Enaire, ya que el recinto ferial se encuentra en el entorno de seguridad aérea del aeropuerto. Una empresa de fotografía intentó realizar un reportaje con su propio dron sin pedir autorización previa a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa) y acabó con el aparato intervenido por los Mossos.

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