La nueva hornada de la firma
es fresca y juvenil sin dejar de lado la elegancia del tradicional ‘atelier’ barcelonès.
El Hotel Princesa Sofía se
ha convertido en la noche del lunes, y por unas horas, en el epicentro de la
moda barcelonesa. Una marabunta de señoras, ataviadas con elegantes plumones y
abrigos de marca, se resguarda del frío en una de las salas principales del
establecimiento - recientemente apadrinado por Nieves Álvarez, Judith
Mascó y Laura Sánchez- a la espera de que dé comienzo el desfile de
la colección Primavera/Verano 2018 de Tot-hom.
Con la aparición de las
primeras modelos enfundadas en diseños casuals, con sneakers y a
ritmo de Post Malone, la estampa de ese salón de actos repleto de la
exclusiva clientela de Tot-hom -e hijas- es cuanto menos peculiar. Y es que la
firma catalana está expandiendo sus horizontes hacía un público más joven, sin
olvidarse en el proceso del ya consolidado.
Su intención ya quedó plasmada
con la inauguración de la Línea A, dirigida por Andrea y Alejandra Osés,
así como en las colaboraciones de la marca con influencers de todas
las edades. Su rango de clientas y embajadoras de la firma van desde una
elegante Isabel Presley hasta una instagramer como Alex
Rivier.
Sin embargo, aunque
evolucionar es lo propio en este sector, no se debe olvidar nunca la esencia de
la marca y eso Tot-Hom lo tiene claro. La nueva colección PV’18 es
fresca y juvenil sin dejar de lado la elegancia y la tradición que caracteriza
al atelier barcelonés.
Inspirada en la mediterránea,
en la línea más sportie de Tot-Hom impera para la nueva temporada el
pantalón de tiro alto y tobillero, los vestidos de algodón y las blusas de lino
en tonos turquesa, naranja y amarillo.
En Prêt-à-porter llegan
los volantes exagerados y los estampados. Flores, a rayas o en cuadros vichy,
las blusas y los vestidos de algodón se pintan de todo tipo de estampado tanto
en tonos azulados, verdosos y rojizos.
Y por fin, la última línea de
la colección y la más esperada por las presentes llega a la pasarela: la Alta
Costura. La gasa, el tul, la seda y el tafetán invaden vestidos de gala de
diferentes cortes y tonalidades. Son protagonistas las plumas de avestruz y los
pailettes, responsables de convertir este cuento escrito por Marta Rota y sus
dos hijas en un sueño de verano. Para este pase de vestidos de noche y el
aplauso final, la banda sonora R&B deja paso a un sensible y sutil New
York, New York de Frank Sinatra. Porque hay cosas que no deberían
cambiar nunca.
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