El fabricante chino se ha
hecho fuerte en el país vecino en un tiempo récord, ahora está a punto de
saltar al otro lado del estrecho de Gibraltar
La medina de Tánger no es un sitio sólo en el que degustar té con menta
mirando a la costa española o comprar especias, aceite de Argán y alfombras.
También está repleta de negocios que venden electrónica de lo más
variopinta: desde antenas de radios desguazadas a teléfonos móviles de última
generación.
El comercio de tecnología en la ciudad antigua es tan exótico como la
propia ciudad. En ella hay puestos que venden centenares de copias de películas
en DVD, negocios diminutos rodeados de puestos de comida en los que se
anunciaba que se rootean teléfonos Android o se hace jailbreak al iPhone.
También se pueden comprar imitaciones del teléfono de Apple. Pero a la vez
se encuentra una gran actividad de reciclaje de componentes electrónicos que
ojalá imitásemos en Europa.
Muchos de los teléfonos que se venden en Tánger son de la empresa china
Oppo, poco conocida en España porque sus terminales sólo se pueden adquirir a
través de un puñado de importadores a este lado de la frontera. Valga como
ejemplo que apenas si se encuentra algún modelo de Oppo a la venta en Amazon
España.
Pero su logo está omnipresente en Marruecos y en muchos otros lugares
del norte de África. La
empresa incluso planea crear una fábrica en Argelia. De hecho, La
Vanguardia ha podido comprobar que son innumerables los comercios de Tánger en
los que se pueden ver toldos y carteles de Oppo.
Tánger es y ha sido una de las ciudades más importantes
del norte de África, sobre todo por su ubicación geográfica y por su espíritu
cosmopolita. No en vano fue una ciudad administrada internacionalmente y en su
momento estuvo plagada de espías. Actualmente está experimentando un fuerte
desarrollo,. Dos ejemplos: será la ciudad de la que en unos meses parta el
primer tren de alta velocidad de África y en ella también está a punto de
inaugurarse un moderno puerto deportivo.
Muy cerca de éste complejo náutico podemos encontrar
centros comerciales como el Ibn Battuta, que alberga tiendas de Zara o de la
cadena Fnac. Pero en su interior no hay ni rastro de una Apple Store. Algo que
se repite en otros lugares del país.
Apple en Marruecos sólo cuenta con presencia en internet, aunque
distribuye a tiendas oficiales locales sus productos. Samsung es más visible,
de hecho Orange ha colocado bastante publicidad para adquirir el Samsung Galaxy
S9. Aunque los 8.490 dirhams que cuesta en Marruecos el S9 más básico, unos 750
euros al cambio, hacen de él un producto aspiracional para muchos marroquíes.
Un teléfono que parece un objeto de deseo más accesible es el Oppo F5.
El modelo de más alta gama de este fabricante que se vende en el país. El F5 se
publicita con fuerza en negocios pequeños, medianos y grandes. Nos lo confirma
el vendedor de una tienda en la avenue Mexique. El establecimiento está
coronado por un enorme cartel luminoso de Oppo.
“Oppo es ahora mismo la marca que más crece en Marruecos, aunque también
Xiaomi se vende muy bien. Samsung es importante, pero sus teléfonos son más
caros y la gente cada vez prefiere más estos teléfonos chinos”, señala este
comerciante.
Esta lucha por hacerse fuerte en el país se debe a que se está
repitiendo el fenómeno al que asistimos en España hace pocos años: una
explosión en las ventas de smartphones. Aunque es fácil aún encontrar a mucha
gente usando viejos teléfonos Nokia, que por cierto también vende sus nuevos
terminales en numerosos comercios, lo cierto es que hay una renovación profunda
de los teléfonos que usa la población.
Según el medio marroquí La Vie Eco en 2017 ha habido un
aumento espectacular de ventas de teléfonos inteligentes en el país
africano.Una tendencia que seguramente se prolongará durante este año y que es
una de las claves para la difusión de internet en el país. De hecho, en muchas
zonas los teleoperadores ya ofrecen cobertura 4G, como ha tenido ocasión de
comprobar La Vanguardia al viajar por el norte de Marruecos
El Oppo F5 cuesta unos 3.000 dirhams, algo más de 250
euros, y su aspecto recuerda al de teléfonos de la gama más alta. Sus prestaciones
tampoco están nada mal. Destaca su enorme pantalla con resolución full hd, que
cubre una gran parte de su parte delantera. Cuenta con una cámara frontal para
captar selfis de 20 megapíxeles dotada de un objetivo f/2. La càmara delantera
tiene un sensor de imagen de 16 megapíxeles y una luminosidad de f/1.8. Dispone
de un procesador de ocho núcleos y cuatro gigas de ram.
Resulta extraño, viendo la omnipresencia de esta marca por las calles de
toda la ciudad, que Oppo aterrizara en Marruecos hace sólo dos años. En 2015
llegó a este y otros países del norte de África. Su estrategia para hacerse
visible es distribuir masivamente sus terminales en comercios de todos los
tamaños. Incluso en los más pequeños.
Algo importante en un país en el que el comercio electrónico no es muy
popular. También está claro que Oppo facilita a estos comercios material que
los identifica claramente como distribuidores de la firma, sin perjuicio de que
vendan productos de otras empresas. De esa forma logra una gran visibilidad.
Por si alguien se lo está preguntando Oppo tiene previsto comenzar
a vender sus productos en España a partir de junio de este año, como informaba hace
unos meses el periódico Expansión. Algo en lo que quizá haya influido el éxito
que está teniendo Huawei desde su llegada al país.
No hay que olvidar que Oppo, que ha llegado a ser una de las empresas
que más teléfonos venden en China, pertenece al conglomerado BBK Electronics.
Al que pertenecen también One Plus y Vivo. Otras dos populares y competitivas
firmas chinas de telefonía, que por cierto tampoco cuentan con presencia
oficial en España.
Queda por ver cómo puede ser la llegada de Oppo a
España. Un mercado en el que siguen siendo claves los acuerdos con operadores
de telecomunicaciones a pesar del creciente auge de la venta de teléfonos
libres, sobre todo en los tramos de gama media y básica. No sería descabellado
pensar que Oppo puede adoptar una estrategia publicitaria que la haga tan
visible como en el norte de África.
Eso daría seguridad a los compradores, pues una de las
grandes bazas de los principales actores del sector es precisamente ser
conocidos entre el público. Al fin y al cabo muchas marcas chinas siguen
teniendo fama de ser poco fiables, por eso la visibilidad resulta clave para
diferenciarse y sembrar confianza.
Tampoco está claro que terminales de Oppo pueden llegar a España. Pues
algunas empresas asiáticas han tenido problemas de patentes en sus productos
que han frenado su aterrizaje en occidente. A eso hay que añadir las
preferencias culturales de cada país. En España no es que se viva de espaldas
al fenómeno selfie, pero esta fiebre no está tan extendida como en otros países.
Lo decimos porque uno de los aspectos en los que hace hincapié Oppo es
precisamente en dotar a sus terminales de cámaras avanzadas frontales. Uno de
los teléfonos que probablemente veamos en España es el modelo F7, el más
avanzado actualmente de su catálogo. Cuenta con una pantalla similar a la del
iPhone X, reconocimiento facial y una cámara delantera de 25 megapíxeles (un
dato que por cierto parece más pensado para impresionar).
En China este smartphone cuesta 250 euros, una cifra espectacular
teniendo en cuenta sus prestaciones. Aunque seguramente su precio se incremente
si llega a España, como suele pasar con muchos terminales chinos. En cualquier
caso del precio dependerá en gran medida si se repite el éxito que está
teniendo Oppo en países como Marruecos o la India, otro de sus grandes
mercados.
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