Está comprobado que algunos
ritmos disminuyen la frecuencia cardíaca y la presión arterial
Ansiedad y estrés, un dúo que
a todos, quien más quien menos, nos ha hecho sufrir alguna vez. Saber
combatirlos no es fácil, así que cuanta más información y herramientas
tengamos, mejor. Una de ellas puede ser la música, evocadora de emociones
por antonomasia que, además de carecer de efectos secundarios como tratamiento,
es experta en implicar a muchas y diferentes áreas cerebrales.
La música tiene una importante
función sobre la plasticidad cerebral, como explica el neurólogo Manuel
Arias, y es una de las causas de que explica que el cerebro de los músicos
profesionales tenga algunas zonas más desarrolladas. Dicha plasticidad es un
concepto importante, pues significa que el cerebro es un órgano
dinámico tanto en su estructura como en su funcionalidad: tiene el
poder de “cambiar continuamente para adaptarse según las actividades y las
demandas que le impone el entorno”.
Cuando tocamos un instrumento,
se produce “una experiencia emocional, intelectiva, multisensorial y motora que
implica una integración multimodal de numerosas regiones encefálicas”: está
demostrado que los niños con entrenamiento musical temprano tienen mejores
habilidades lingüísticas -de recuerdo de palabras y rapidez de
lectura-, visuoespaciales y matemáticas.
Aunque los efectos que la música puede provocar en nuestro
cerebro son mayores si se toca un instrumento, no hace falta hacerlo, solo
con escucharla podemos beneficiarnos de sus efectos terapéuticos: “Se utiliza
en el tratamiento de trastornos emocionales, demencias, Parkinson o ictus,
además de autismos y otros trastornos del desarrollo”, explica el doctor Arias.
El experto menciona la música
clásica y en concreto la del compositor Mozart, de la que se ha dicho a menudo
que favorece el aprendizaje matemático y visuoespacial, aunque matiza que sus
efectos son transitorios y añade que cualquier tipo de música puede ser
beneficiosa para el ánimo: “Debe ser a gusto del consumidor, aunque en las
salas del dentista y endoscopias se utiliza música más relajante, para el
Parkinson música rítmica, etc.”.
Algunos neurocientíficos
ingleses aseguran tener la respuesta a esta pregunta: en un estudio en el que analizaron las
reacciones cerebrales y fisiológicas de sus participantes mientras trataban de
revolver acertijos lo más rápido posible al tiempo que escuchaban diferentes
canciones, concluyeron que la canción Weightless era
la que producía mejores resultados, logrando reducir hasta en un 65% la
ansiedad general de los participantes.
No se trata de una simple
coincidencia, ya que el tema fue compuesto en colaboración con terapeutas
de sonido que eligieron sus ritmos y armonías con la intención de
ralentizar la frecuencia cardiaca, reducir la presión arterial y disminuir
los niveles de cortisol -la hormona del estrés- del oyente.
El estrés no es cosa baladí:
está comprobado que incrementa el riesgo de sufrir problemas de salud de
todo tipo y gravedad, como enfermedades cardíacas, obesidad, depresión,
problemas gastrointestinales o asma. Y aunque saber ponerle remedio es
fundamental, lo mejor, siempre, es prevenirlo, así que quien quiera valerse de
la música para ello, puede consultar la lista de canciones recomendada por los
autores del estudio:
10. We Can
Fly, by Rue du Soleil (Café Del Mar)
9. Canzonetta
Sull’aria, by Mozart
8. Someone
Like You, by Adele
7. Pure
Shores, by All Saints
6. Please
Don’t Go, by Barcelona
5. Strawberry
Swing, by Coldplay
4. Watermark,
by Enya
3. Mellomaniac
(Chill Out Mix), by DJ Shah
2. Electra,
by Airstream
1. Weightless,
by Marconi Union
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