Eric Schmidt,
expresidente de Google y eterno posible candidato a Presidente del Gobierno de
Estados Unidos, asegura que para 2028 China impondrá su “Internet” censurado en
países de África y Asia.
El expresidente ejecutivo de Google y posteriormente
de Alphabet, su empresa matriz, Eric Schmidt, aseguró en un evento privado
de inversores capitalistas que el escenario más probable a medio plazo es la
bifurcación de Internet en dos redes separadas. Una red liderada y apadrinada
por China y otra que sea la evolución directa de la actual que todos
conocemos y utilizamos.
Schmidt aseguró que China podría va a seguir
expandiendo su red de forma agresiva estableciendo su dominio fuera de sus
fronteras. “Mira a La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda”,
aseguró Schmidt, “incluye a 60 países más o menos. Es perfectamente posible que
que estos países comiencen a incorporar la infraestructura que ofrece China con
una pérdida variable de libertad”.
Si las empresas de telecomunicaciones chinas
se suman a las de fomento y bancarias en estas iniciativas, los países miembros
verían cómo el control y la gestión de sus conexiones a Internet pasarían a
estar cada vez más cerca de la Internet censurada que sufren los ciudadanos de
China, aunque estén fuera de sus fronteras.
Estas dos redes ya existen hoy en día y están
bien diferenciadas. El poder autárquico de Pekín asegura que sus ciudadanos
nacionales están retenidos en una red propia aislada del resto de Internet de
facto. No solo son las innumerables plataformas y dominios censurados por el
Gobierno de China, que impiden la conexión directa desde sus empresas de
telecomunicaciones, el aislamiento va más allá con sitios web que, aunque están
técnicamente disponibles, son tan lentos y funcionan de forma tan intermitente
que sus ciudadanos desisten de utilizarlos.
Google, Facebook o YouTube son
algunos de estos grandes ejemplos de operaciones privadas totalmente bloqueadas
en China. Esto ha permitido a Pekín tener empresas nacionales alternativas que
han prosperado en un entorno de menor competencia con rivales extranjeros. A
cambio, muchas de estas empresas tecnológicas cuentan con miembros del Partido
Comunista Chino y funcionarios del Gobierno trabajando dentro de sus oficinas
para asegurarse que cumplen con la ley y aplican las censuras de forma
correcta.
Empresas como WeChat (equiparable a
WhatsApp o Facebook), bloquean en tiempo real múltiples frases hechas, temas
candentes o incluso simples palabras de ser escritas por los usuarios en
mensajes públicos o privados. Esto va desde elementos cuya lógica para ser
censurable es clara como los eventos de Tianamen en 1989 pero también llega a
extremos ridículos como la reciente “censura de la letra N” o las
imágenes de Winnie The Pooh.
Si este tipo de futuro, distópico por
definición y preocupante por su realidad, se comienza a aplicar fuera de las
fronteras de la República Popular de China en países donde los gobiernos cedan
ante la presión y ofertas de Pekín, Internet acabará quedando dividida en dos
como pronostica Schmidt. Si la fecha de este cisma se hace realidad en 2028 o
en otra fecha, queda en el aire, pero la dirección actual es clara y apunta en
esa dirección.
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