Versace, vendida
a Michael Kors, es la enésima firma italiana en manos extranjeras
Los italianos
lloran la enésima gran firma del lujo que se escapa del país. La última ha
sido Versace, comprada la semana pasada por el grupo de moda
estadounidense Michael Kors por 1.803 millones de euros. A partir de
ahora, Versace forma parte de Capri Holdings, propiedad del grupo que
después de hacerse con Jimmy Choo quiere competir con otros imperios del lujo
como los franceses LMVH y Kering.
Versace se ha
convertido en la última firma italiana que abandona el país transalpino después
de que LVMH, propiedad de Bernard Arnault, se hiciera con Pucci, Fendi,
Bulgari y Acqua di Parma. Su competencia, Kering, de François-Henri Pinault, ya
tiene Gucci, Bottega Veneta, Brioni y Pomellato. Otra casa insignia, Valentino,
pasó en el 2012 al fondo qatarí Mayhoola, promovido por la jequesa Mozah bin
Nasser; Krizia fue comprado hace cuatro años por los chinos de Marisfrolg y La
Perla en febrero por los holandeses Sapinda.
“Es una
tendencia que está en alza”, contaba en La Stampa el director de moda
y lujo del Boston Consulting Group, Teri Naccarato. “El punto es que para
muchas marcas históricas nacidas de empresas familiares el modelo de negocio ha
cambiado radicalmente. Amoldar el catálogo, crear nuevos productos o trabajar
sobre marketing no es suficiente”, explica.
Con este
movimiento cambia radicalmente el negocio creado por Gianni Versace en los años
setenta, que consiguió convertir la firma en una de las más deseadas por las
celebridades y las élites mundiales. Su regla era la libertad creativa, el
riesgo y el show: fue quien lanzó también el fenómeno de las supermodelos en
los noventa. Tras la muerte de Gianni Versace, asesinado a tiros en su mansión
de Miami en 1997, la firma milanesa pasó a a manos de sus hermanos. Donatella,
la cara más visible, se quedó con un 20%, mientras que la hija de ésta, Allegra
(entonces menor de edad, y el ojito derecho de Gianni Versace), heredó el 50%,
y el menor de los hermanos, Santo, un 30%. Con la venta a Michael Kors,
Donatella no se despide de la firma ya que seguirá al frente de la dirección
creativa. El papel de Allegra, siempre en segundo plano, es una incógnita. El
asesinato de Gianni Versace marcó el fin de la etapa gloriosa de la firma y
empezaron las pérdidas. Los excesos de Donatella, las peleas por la herencia y un
mundo cambiante terminaron con el reino de Versace. El año pasado cerraron con
un beneficio de sólo 15 millones de euros.
A los italianos,
siempre orgullosos del Made in Italy, no les ha sentado nada bien la
marcha de otra empresa. El más enfadado ha sido el ministro del Interior,
Matteo Salvini, quien suele defender que los productos nacionales son mucho
mejores que los extranjeros. “Estoy harto de que las mejores marcas de la moda,
de la alimentación, de la tecnología italiana sean compradas en el extranjero”,
protestó. El secretario general del sindicato textil Uiltec, Paolo Pirani, se
suma al luto. “Estamos perplejos”, dijo en un comunicado. “Condiciona la
industria italiana con el mercado internacional que hace de patrón y las
excelencias nacionales van a menos. Hacen falta decisiones compartidas que
salvaguarden la tradición productiva del país, sobre todo en el sector creativo
en la moda”.
La mamma de la
moda no está de acuerdo. Donatella Versace piensa que esto significará dar más
trabajo a italianos. Y ha justificado la venta: “Ningún fondo o empresario
italiano ha dado ningún paso adelante para proponer una compra, y sobre todo
para mostrarnos un plan así de importante y a largo plazo”.
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