De hip-hoperos a ‘it-girls’: ¿quién ha llevado mejor el abrigo de plumas?


  • Desde hace casi un siglo, varias tribus urbanas se han rendido -y nunca mejor dicho- al calor de esta prenda
  • Con dos tiendas en Barcelona, UNIQLO ha hecho de la vanguardia su seña de identidad y ha convertido el abrigo de plumas en la prenda objeto de deseo de la temporada



La historia del abrigo de plumas se remonta al invierno de 1935. En Seattle. Eddie Bauer, un empresario hecho a sí mismo y apasionado de la caza y pesca, cerró su tienda de deportes para hacer lo que mejor se le daba. Iba equipado con un enorme abrigo de lana pero, lo que al principio calentaba, al final se convirtió en una trampa. Calado por la humedad, Bauer –literalmente– se congeló de frío. Vivió para contarlo pero, sobre todo, para dar con una prenda que fuera capaz de calentarlo y aislarlo al mismo tiempo.
Como inspiración, la experiencia y, como base, un prototipo de chaqueta del ejército ruso. Un acierto, teniendo en cuenta que por aquellos años estos soldados ya acumulaban varios inviernos de batallas a la intemperie. El objetivo de Bauer (que, ojo, ya había inventado y patentado un volante de bádminton con cierto éxito) era crear una chaqueta ligera, que abrigara y que protegiera. Los plumas eran el camino. El calor era el fin
Así nació este icónico abrigo, patentado en 1940 con el que ya pudiera ser nombre de película de James Bond –Skyliner–, y donde Bauer hábilmente distribuyó las plumas en cuadrados, cosidos para evitar que estas se movieran por la pieza. Desde aquel primer modelo, cierto halo de heroísmo ha acompañado a quien se ha atrevido con esta prenda contra el frío que se ha instalado definitivamente en los armarios.
Lo saben en UNIQLO, marca que ha convertido la compra de un abrigo de plumas en la prenda más esperada de la temporada: maxi en calidez y mini en peso. Con estilos para todos los gustos, colores y siluetas, la japonesa ha elevado la prenda a emblema de calidad y lo ha hecho triunfar en la ciudad, donde no hace falta que nieve para sentir frío.
Antes de convertirse en objeto de deseo ‘térmico’, hubo otros que abrazaron el volumen y las plumas. No sabemos si por frío, si por identidad o quizá por capricho. Hablamos de los paninari, una subcultura italiana de ‘jóvenes bien’ de Milán que hicieron del plumas su prenda fetiche en los 80. Ellos fueron los primeros que se dieron cuenta que, además de abrigar, esa silueta favorecía.
Herederos directos de una Italia pujante, sin conciencia política, consumista y superficial, como Berlusconi y el primer Canale 5. La vida a todo color y volumen. La prenda se agarró a ellos, como parte de un uniforme. Dispuestos a renunciar a cualquier principio, menos a él, cuentan que a mediados de los ochenta se vendieron unos cuarenta mil plumas en todo el mundo, treinta mil de ellos solo en la ciudad de Milán. Seguramente el mismo volumen en gafas de sol.
No había marcha atrás, los plumas dotaban al abrigo de un cierto status. Hasta los noventa, que bajaron del ‘bien’ al barrio. Del mero fondo de armario, a la actitud. Las calles del Bronx y Harlem necesitaban aliados contra el frío para dar forma a un movimiento artístico y cultural que se desplegaría hasta hoy. El hip-hop se refugió en ellos, transformando esta prenda en un elemento de subversión, lejos del ‘buen’ gusto y cerca del oversize, huyendo de estereotipos y falso esnobismo.
Tres décadas después, como el estilo musical que precursaba, el abrigo de plumas se ha transformado. Su idilio con la moda dura y, parece, está en su mejor momento. La prenda resiste, como resiste a las bajas temperaturas. Las responsables, diseñadores e it-girls. Ellos lo han desencajado de cualquier molde como una pieza bajo la que cabe de todo menos frío. Y en su cruzada por la calidez, UNIQLO ha unido diseño y tecnología y la calle ha dicho ‘sí quiero’.
Tras un año en Barcelona, UNIQLO ha hecho de la vanguardia una seña de identidad que celebramos y que es, al mismo tiempo, tendencia y funcionalidad. Su paleta de colores, siluetas y modelos de ligereza extrema nos hará perder el miedo al volumen mientras vemos cómo la lluvia y la nieve, simplemente, rebotan. ¿Dónde puedes encontrarlos? En las tiendas de Passeig de Gràcia y Glòries y la tienda online de su web.
Pequeños lujos que cobran su verdadero valor cuando más los necesitas: un inesperado atasco bajo la lluvia o una ola de frío polar ártico archi-televisada. Como lo viene haciendo desde hace casi un siglo, por necesidad, identidad, actitud o tendencia, el abrigo de plumas es, y seguirá siendo, el must de todos los inviernos y el objeto de deseo de los urbanitas más frioleros. Una pieza a la que no rendirse si lo que queremos es resistir al frío y las modas.

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