Loewe se estrena en los desfiles masculinos en la semana de la moda de París


Jonathan Anderson firma de nuevo un espectáculo de tintes entre intelectuales y raperos


Hubo un momento en que parecía que tenía los días contados. Que la fórmula de los desfiles había dejado de ser efectiva y muchas firmas ensayaron alternativas. Pero no Loewe. La marca de origen español y su director creativo Jonathan Anderson siguen teniendo fé ciega en la pasarela. Eso sí, siempre aderezada en perfecta comunión con el arte de vanguardia. Tal es la confianza que otorgan a esta fórmula que ayer presentaron en París su colección masculina con un desfile. Por primera vez en su historia y con C. Tangana (el rapero que también escribe las canciones de Rosalía) como testigo.
El escenario escogido,como es habitual en Loewe, fue una sala de la sede de la Unesco. Allí una luminosa escultura de algodón del artista alemán Franz Erhard Walther sorprendía a los invitados que como Jaime de Marichalar, un fiel seguidor de la moda y de Loewe en particular, no se pierden jamás ocasiones tan especiales como esta.


El lienzo en cuestión se titula Helbe Modellierung (1985) y conforma una ‘formación mural’ al estilo de las instalaciones y performances propios de este artista. Es una composición que casi obliga al visitante a interactuar con sus elementos, dos chaquetas y dos perneras unidas a una superficie amarilla y compartimentada. Bajo ese marco, Jonathan Anderson ha ofrecido uno de sus habituales espectáculos para mostrar la colección de hombre otoño/invierno 2019-2020. Un nuevo ejercicio intelectual con la firma del que en su día fue bautizado como niño prodigio de la moda en que la obra abstracta a gran escala de Erhard cuestiona la utilidad de una prenda y sus connotaciones.
La artesanía de Loewe se materializa así de forma inesperada, fusionando los ideales de la sastrería contrasta con los deportes de equipo. Las prendas de exterior de shearling y lana de cashmere, en color camel, dan un toque a lo cotidiano. Los trampantojos cobran protagonismo en los copetes de lana y el cocodrilo estampado, culminados con lujosa piel pastel acolchada y abrigos de cashmere elaborados con bufandas de flecos.


Anderson apuesta por las botas altas de calf con cremalleras cerradas y las combina con holgados jerseys y túnicas. Y los tejidos largos incorporan una variedad de reliquias (cuentas que parecen guijarros e ilustraciones naïve), mientras que las rebecas llegan trabajadas con hilo evocando los procesos naturales de la artesanía.
Al igual que en las formas descamadas de Walther, las mangas alargadas de las camisas asoman bajo un esmoquin de dos botones cortado con ojales asimétricos.
También hay bolsos para ellos: El icónico Puzzle aparece en piel bruñida trenzada a mano. Y el bolso saddle Gate se presenta en tamaño extra grande.

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