La firma ha
vuelto a convertir la cita en un espectáculo de rock
Todo estaba listo para la celebración del
desfile de Saint Laurent, una de las citas más destacadas de la semana de la
moda de París. Los jardines de Trocadero, a los pies de la Torre Eiffel,
volvieron a acoger la gigantesca estructura de color negro que se construyó
especialmente para el acontecimiento. Antes del inicio del desfile, la puesta
en escena seguía el mismo estilo de siempre y no se podía identificar ningún
elemento que diera pistas sobre la sorpresa que apareció a mitad del desfile.
Durante la presentación de las nuevas
propuestas para otoño e invierno de 2019, Anthony Vaccarello volvió a usar la
misma fórmula de las colecciones anteriores. A través de un espacio repleto de
luces y protagonizado por una infinita pasarela, las modelos salieron al ritmo
de una música que las convirtió en auténticas estrellas del rock. Tras la
salida del último estilismo las luces se apagaron y, lo que parecía el final
del acontecimiento, no era más que el comienzo de un segundo bloque donde las
modelos desfilaron a oscuras y con prendas de neón como protagonistas.
La falta de luz en el
espacio y el uso de tejidos de neón que brillaban en la oscuridad crearon un
efecto óptico, como si los vestidos, las chaquetas y los zapatos se desplazaran
solos. Nadie podía ver el suelo ni el cuerpo de las modelos, solo se apreciaba
minivestidos asimétricos con cinturas ceñidas, chaquetas repletas de plumas,
estampados geométricos en camisas o accesorios y ‘stilettos’ de color naranja,
rosa y verde neón.
Para la nueva colección,
Vaccarello reafirmó su ADN centrado en reproducir la estética rebelde y
desenfrenada de los años ochenta mediante siluetas marcadas, cortes asimétricos
y maxi hombreras. Más allá del sello del propio director creativo, detrás de
cada uno de los 102 estilismos se pudo revivir la esencia que caracterizó la
era de Yves al frente de la firma, el popular diseñador que convirtió la
‘maison’ en un nombre de referencia, mediante un contraste entre trajes de
estilo masculino y ‘looks’ festivos.
En los primeros estilismos
se estableció un meticuloso juego con la sastrería transformada en conjuntos de
dos piezas satinados en clave monocromática y combinados, a su vez, con tops y
camisetas transparentes, abrigos con estampados y detalles repletos de plumas
en faldas y botas de piel. A través de las proporciones del cuerpo, Saint
Laurent lanzó una amplia variedad de chaquetas largas y ‘blazers’ diseñados con
hombreras que recuperaban los clásicos diseños de la ‘maison’.
Este estilo sobrio y
sofisticado inicial, centrado en una paleta de colores en blanco y negro, dio
paso a un experimento con los tejidos, los colores y el volumen de las propias
prendas. Para ello, la mayoría de estilismos combinaron vestidos asimétricos
repletos de brillantes y chaquetas en tonos marrones y granates con bordados dorados,
medias con lunares y una amplia variedad de estampados florales y ‘animal
print’.
Mientras que los estilismos
femeninos introdujeron nuevos diseños y estilos, en la línea masculina el
diseñador mantuvo la misma composición clásica que recuerda a las creaciones de
Hedi Slimane tanto en Saint Laurent como en Celine. Para la nueva temporada,
Vaccarello presentó una amplia variedad de ‘looks’ masculinos en los que se
combinaban piezas de sastrería ajustadas con americanas de estampado ‘animal
print’, camisas con transparencias y brillo.
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