Maria Grazia Chiuri ha tomado
como punto de partida la estética de la subcultura británica de los 50
Años 50. La Segunda
Guerra Mundial ha arrasado con cientos de ciudades y ha dejado, tras de
sí, familias rotas y miles de muertos. El mapa se ha desdibujado y aparecen
diferentes subculturas de jóvenes desencantados con el orden que les
ha tocado vivir. En Reino Unido y, más concretamente, en Londres, aparecen
los Teds.
Adolescentes londinenses de la
clase obrera que utilizaban el estilo y la ropa como forma de expresión.
Representaban el fin de la austeridad de la posguerra. El estilo de
los Teddy Boys se caracterizaba por recuperar una apariencia
extravagante de inspiración eduardiana. Cabellos engominados, pantalones
entallados, grandes trajes elegantes, junto a una actitud agresiva que llegó a
generar conflictos por todo el país. Pero en este movimiento, supuestamente
liderado por los hombres, también hubo espacio para un conjunto de mujeres
silenciadas, las “Teddy Girls”.
Ken Russell, un aclamado
director de cine que trabajó también como fotógrafo freelance para el Picture
Post y la revista Illustrated, capturó una de las pocas series sobre
esta subcultura. “Nadie prestaba mucha atención a las Teddy Girls antes
de que yo lo hiciese, aunque sí se hablaba mucho de los Teddy Boys, chicos
duros que habían nacido durante los años de la guerra.”
Maria Grazia Chiuri ha
querido reivindicar el papel de este colectivo, silenciado por sus propios
compañeros -por ejemplo, ‘Teddy Girls’ no cuenta con una entrada en Wikipedia,
su homónimo masculino sí-. “Se basa en la tradición, pero al mismo tiempo rompe
con todas las reglas”, explica la directora creativa de Dior a Vogue, que
ha tomado como punto de partida esta estética.
Las Teddy Girls se
vestían con grandes chaquetas, pantalones arremangados un poco más abajo
de las rodillas y faldas con cinturas ceñidas. El toque femenino lo daban
los sombreros, bolsos de mano y los pañuelos anudados al cuello. La versión de
Chiuri sigue ese mismo patrón, tomando un gran protagonismo el tartán,
estampado típico británico y a las faldas voluminosas, algunas en tul, cuero
y/o algodón.
La creativa italiana también
ha aprovechado para instruir a las nuevas generaciones y, por qué no, a las de
siempre, en la teoría feminista a través de un mensaje en dos de sus camisetas.
“Sisterhood Is Powerful”, se podía leer. Traducido sería “la hermandad es
poderosa”, una frase que hace referencia a la antología de escritos
del Movimiento de Liberación de la Mujer, de 1970, editada por Robin
Morgan, poeta feminista y miembro fundadora de Radical Women de Nueva York.
Comentarios
Publicar un comentario