Balenciaga funde la sastrería con la logomanía en París

La colección Otoño/Invierno 2019 de Demna Gvasalia se centra en siluetas rectas y hombreras exageradas


La colección de Balenciaga para Otoño/Invierno 2019 se ha inaugurado este domingo en París casi a oscuras. Una tenue luz azul ha teñido las siluetas firmadas por Demna Gvasalia a medida que iban saliendo del backstage y durante unos minutos, antes de que se abrieran paso a la luz de los focos. Y es que más allá del color, el papel primordial de esta colección lo juegan los cortes rectos y las siluetas exageradas.
La vuelta de las hombreras es una realidad, como también lo es la deltraje de sastre. El París de los años 50 se instala en nuestro imaginario al ver la apuesta de Gvasalia: trajes con dos botones, americana larga y grandes solapas. Un estilo de sastrería que ya se recuperó en los 2000 pero que hoy se reinventa. El director creativo de Balenciaga presenta ambos conceptos en una pasarela unisex liderada por hombros rectos y elevados, pantalones de pinza fluidos y trajes sobrios combinados, en ocasiones, con prendas tan urbanas como el chándal deportivo o las botas de agua.
El traje ha evolucionado exponencialmente desde su primera confección. Este dos piezas ya no es solo el uniforme del empresario, también lo es de la joven emprendedora, del artista, del influencer. Es el vestido de gala unisex de las estrellas y por ello, también ha evolucionado el concepto que gira entorno a él.
Más allá de la sastrería, Balenciaga se ha rendido a colores que ni la oscuridad de su set ha podido sofocar: las tonalidades neón. El rojo vivo, el amarillo chillón o el fucsia han pintado túnicas, trajes dos piezas de estilo pijama y abrigos acolchados.
Para Balenciaga, esta temporada cobran importancia materiales como el cuero, el nailon, el vinilo, así como la superposición -como en estilo de prendas- entre telas informales como el chándal y otras más propias del lujo, como el satén.
La logomanía continúa siendo un hype en la industria del lujo. Entre la sopa de letras que ha impregnado un mini vestido rosa con lazada en el cuello se podía leer varias veces el nombre de la firma así como en bandoleras y las bolsas de cartón que llevaban algunos de los modelos, como si acabaran de salir de una de las tiendas de Balenciaga.
Al ritmo de una electrónica vibrante y con un cuidado trabajo de iluminación que ha acompañado y elevado el trabajo de la casa Balenciaga en cuanto a la confección de cortes y siluetas, Gvasalia ha presentado el armario de la generación del futuro, donde conceptos como la formalidad o la elegancia se desdibujan y dejan de encasillarse en ambientes o ocasiones concretas.
Sin embargo, este cambio de paradigma no podemos atribuirlo únicamente a la mente de Balenciaga. La firma forma parte de una ola de diseñadores que más allá de hacer moda buscan redefinir los cimientos de la industria.


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