La influencer ha luchado en
los tribunales, y fuera de la escena pública, desde 2015
Chiara Ferragni muestra
en su cuenta de Instagram, y como muchas otras influencers, lo que parece
ser una vida perfecta. Bajo un filtro de felicidad, esta bloguera plasma su
vida de éxito como empresaria y como madre. Y sin embargo, no todo es tan fácil
como Instagram lo pinta. La influencer italiana pone fin este jueves a una
larga batalla legal que le impedía registrar el nombre de su firma homónima.
Todo comenzó en 2015, cuando
la compañía Serendipity - de la cual Ferragni es miembro- intentó
registrar la firma de la bloguera, Chiara Ferragni. La solicitud fue pospuesta
debido a que una empresa alemana, fundada por el empresario Michael Gleissner,
alegó ya tener registrado un nombre muy similar: Chiara.
La Oficina de Propiedad
Intelectual de la Unión Europea (EUIPO)decidió en favor de la marca alemana al
estar ya registrada y alegando que si se registraba la firma de la bloguera se
crearía confusión entre ambos negocios.
Desde entonces la influencer
se ha visto envuelta en una batalla legal - fuera de la escena pública- que se
ha alargado hasta la fecha. Serendipity apeló la decisión de EUIPO ante la
Junta de Apelación de este órgano europeo, donde también perdió ante la firma
alemana.
Sin embargo, todo acabaría en
el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, donde finalmente la empresa de
Ferragni obtendría su victoria. Este tribunal ha fallado en favor de la
influencer tras considerar que el ojo que incluye el logo de la firma de
Ferragni sirve como factor distintivo, además de que en el caso de la influencer
el nombre se atribuía a una persona específica, el suyo propio, y ‘Chiara’ era
simplemente un nombre de mujer. Dada la longitud del nombre, fonéticamente, era
más importante visualmente el nombre de la firma de la bloguera que el de la
empresa alemana.
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