Cada vez más personas valoran
triunfar en las redes sociales como opción profesional, pero no todo es de
color de rosa.
Llegar a ser una estrella de
las redes sociales, lo que se conoce como influencer, se ha
convertido en una aspiración para los jóvenesespañoles entre los
18 y los 35 años, según se desprende de una estudio realizado por una marca de
bebidas alcohólicas. Como era de esperar, los más jóvenes –la generación
Z (de 18 a 23 años)–, son los que más predisposición muestran. Pero ¿qué
es lo que deberían tener en cuenta todos estos aspirantes a
influenciadores para ver su sueñohecho realidad.
Por supuesto, hablamos de
una generación que conoce a la perfección las redes sociales, ya que
prácticamente han crecido con ellas. El 48% de los
jóvenes españoles pasa en ellas dos horas o más al día, y la mayoría
(53%) –sobre todo en Instagram y YouTube– lo hacen viendo contenido
de los influencers a los que siguen. Pero no basta con conocerlas o
ser un mero usuario para triunfar en ellas.
Gemma Pelegrí, directora de la
agencia de comunicación digital Amedio, asegura que
“lo preocupante es que cada vez más jóvenes quieran
ser influencers, y a la vez no sepan realmente lo que implica y lo que hay
detrás. Eso hace que si no te gusta estudiar y no sabes muy bien que
hacer, creas que convertirte en influencer es una opción” de futuro.
Esta apreciación de la
responsable de Amedio vendría confiGrmada por los datos que indican que si
lo experiencial tiene tanto tirón, acaso sea por
el descontento general de los jóvenes, especialmente los de
la generación Z, con su situación actual, con su profesión o
incluso con lo que estudian (52%), que hace que se debatan entre lo
que querrían hacer y lo que “deben hacer”.
Entre las cualidades que
los jóvenes creen que debe tener un influencer para tener éxito,
estos destacan saber comunicar, transmitir confianza,
inspirar credibilidad, ser creativo, ser cercano y
estar implicado con sus seguidores.
Para Pelegrí, en cambio, la
principal cualidad que debe tener alguien que quiera ser
una estrella en las redes sociales sigue siendo laaspiracionalidad,
“conseguir que los demás quieran vivir tu vida. A mi no me gusta la palabra
influencer. Para mí son los líderes de opinión de siempre. Lo que
sucede es que los jóvenes de hoy toman el conocimiento de las redes
sociales”.
En cualquier caso, y ante la
aparición de escuelas para influencers y youtubers, Pelegrí
advierte que “las aptitudes las tienes que tener, y luego se pueden
trabajar y mejorar, pero en ningún caso se pueden aprender”.
Cuando se les pregunta
directamente si creen que ser influencer es
una profesión equiparable a otras, casi la mitad (47%) de los jóvenes
afirma que no, mientras sólo un 29% cree que sí. Más de un tercio de los
jóvenes considera que no es un trabajo a tiempo completo y que la
mayoría de los influencers tiene, en realidad, otra profesión.
De hecho, así lo confirman cuando se pronuncian sobre la dedicaciónque
implica ser una estrella de las redes sociales: el 65% de los jóvenes
considera que el influencer dedica a esta labor menos de 8 horas al
día, repartidas en 4 horas dedicadas a la creación decontenido (fotos,
eventos, fiestas, viajes), 2 horas a la gestión de lasredes
sociales (leer, responder, subir…) y una hora al contacto y relación con las firmas.
A pesar de todo, el 69% de los
jóvenes cree que lo mejor de ser influencer es poder ganarse la vida haciendo
lo que más le gusta, poder vivir de
su hobby. Viajar gratis, probar productos de
diferentes marcas o ir a festivales o eventos musicales son
algunas de las ventajas que destacan de estas figuras a las que
admiran, y que ellos anhelan tener o experimentar al menos en algún
momento de su vida.
“La de influencer es
una profesión y no creo que sea precisamente nueva. No tiene tanto
que ver con las redes sociales como con unaactitud. Siempre ha habido
gente que genera influencia. Yo me paso todo el día comiéndome la cabeza para
generar contenido diferente para mis seguidores, y eso hace que nunca
pares”, explica el influencer Pitty Bernard.
Según Pelegrí, “ahora
mismo hay influencers que se pueden llegar ajubilar trabajando toda la
vida como tales, pero son una escasaminoría. Sobre todo son aquellos que no se
han estancado, que han creado su propia empresa y que han sabido ir
más allá de la redes sociales”, explica. “De hecho, también son muy pocos
los que abandonan su profesión actual para dedicarse exclusivamente a
subir contenidos a sus redes sociales”, añade.
Pero sea como sea, la realidad
es que la generación Z se muestra deseosa de vivir
experiencias nuevas: viajar y conocer sitios (77%),
probar bares y restaurantes (65%), curiosear sobre tecnología y
gadgets (42%), hacer fotos y editarlas (41%), conocer gente (39%). En
definitiva, disfrutar de la vida y tener vivencias de diferente tipo que
les enriquezcan. Por eso 1 de cada 4 jóvenes cree que la de
influencer es una de las profesiones más top del momento.
En su día a día, Gemma Pelegrí
tiene relación con muchos de estos nuevos profesionales y ha visto de
todo. “Hay gente muy disciplinada a los que les va muy bien, pero
también mucha gente que tienen suerte en la vida y a pesar de llegar
tarde a los rodajes y a los eventos, porque se les han pegado las
sábanas, también les va muy bien”, asegura.
Claro que los aspirantes a
influencer también tienen claro que no todo es de color de rosa y son
conscientes del precio que hay que pagar. La falta
de privacidad y la pérdida del anonimato es el mayor
inconveniente (77%) que encuentran, unido a la exposición
pública permanente (70%), estar sometido a críticas
negativas –algo que preocupa más a las mujeres que a los hombres– o tener
que sacrificarparte de su tiempo de ocio personal. Por eso, sólo
el 14% cambiaría su vida de forma permanente por la de un influencer, aunque el
64% sí se quedaría con la parte experiencial, y desearía vivir la experiencia
por un día, un fin de semana o incluso un mes.
“La peor parte de
ser influencer es que al final estás todo el
día pegada al teléfono. Yo soy muy despistada y hay días que
no subomucho contenido y eso te penaliza, porque llegas a menos
público. En ocasiones es un poco estresante. Tener que estar
constantemente pendiente del teléfono es lo más difícil”, explica la influencer Susana
Banana.
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