Carme Artigas, la gurú de la transición digital



Mucho antes de ser nombrada –el pasado 14 de enero– secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas (Barcelona, 1968) se licenció en Ingeniería Química en el Institut Químic de Sarrià y en Ciencias Químicas por la Universidad Ramon Llull, además de cursar un grado en Dirección Ejecutiva en Capital Riesgo por la Haas School of Economics (Universidad de Berkeley) de California.
Por si eso fuera poco, defendió su tesis en el prestigioso Max Plank Institute (Munich), sobre química cuántica y cáncer, en el que se inició como investigadora sobre la terapia fotodinámica de esta enfermedad.
Se inclinó por las ciencias porque creía que estudiándolas podía cambiar el mundo, y ha terminado convirtiéndose, de forma autodidacta, en una de las mayores expertas en la aplicación práctica del big data y la inteligencia artificial de España, dos de las áreas de conocimiento que, sin duda, mayor impacto van a tener en nuestra cotidianidad en el futuro, si no lo están teniendo ya.
No en vano, Artigas es embajadora en España de las conferencias Women in data science de la Universidad de Stanford y miembro de la fábrica de ideas Data innovation network de la Universidad de Columbia.
Convencida de que la tecnología es algo transversal que lo contagia todo de forma imparable y sobre el carácter disruptivo de la misma, enseguida se interesó por el emprendimiento y la innovación. Entre 1996 y 1999 tuvo su primera experiencia con la cosa pública al hacerse cargo del área de Entrepreneurship & Business Incubators en Barcelona Activa, la incubadora de start-ups del Ayuntamiento de Barcelona.
De allí, pasó a la empresa privada, y concretamente fue contratada por la multinacional Ericsson para dirigir Innova Venture Capital Fund, su instrumento de inversión de capital riesgo en compañías tecnológicas.
Posteriormente, y durante escasos siete meses, se hizo cargo de la Administració Oberta de Catalunya (AOC), organismo de carácter público, participado por la Generalitat (60%) y los ayuntamientos catalanes (40%).
La experiencia fue corta, pues dimitió tras la polémica surgida a raíz de la adjudicación de la plataforma de integración de datos de las administraciones –por un valor de 320.000 euros– a una empresa cuyo director de operaciones era su esposo, Jaume Agut.
Precisamente con Agut fundaron poco después de dejar la AOC –a mediados del 2006– , la empresa Synergic Partners, dedicada al análisis avanzado de datos y a la inteligencia artificial.
Nueve años después, Artigas y Agut vendían la compañía al grupo Telefónica por 10 millones de euros, aunque siguió dirigiéndola. La misión de Artigas era liderar el negocio de datos de la teleoperadora.
Los problemas surgieron cuando Telefónica nombró al hacker Chema Alonso –hasta entonces responsable de ciberseguridad– máximo responsable de datos y Artigas, que ya era la mayor experta en big data de España, perdió margen de maniobra, frente a un Alonso que incluso se integró en el comité ejecutivo de Telefónica, convertido en el gurú digital de la operadora de telecomunicaciones.
La relación entre los dos fue difícil, por decirlo de una manera suave, y finalmente Artigas dejó Synergic Partners en diciembre del 2018.
La secretaría de Estado de la que Artigas se acaba de hacer cargo es de nueva creación, y depende directamente de Nadia Calviño, vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Tranformación Digital. Desde su nuevo cargo, Carme Artigas será la responsable de trasladar al conjunto de la sociedad española la transformación digital que ya está teniendo lugar en muchas empresas.
Le preocupa, sobre todo, cómo se adaptarán la sociedad y las personas a los retos y las transformaciones sociales y económicas que planteará la tecnología, en un mundo en el que todas las empresas se convertirán en empresas de datos, y en el que –en su opinión– la automatización, la robotización y la inteligencia artificial van a eliminar muchos puestos de trabajo.
Por eso cree que el gran desafío en la formación de las generaciones futuras es prepararlas para trabajar en profesiones que aún no existen, y hacer un gran esfuerzo educativo, no para enseñarles aquellas tareas que ya harán las máquinas sino, precisamente, las que no harán.
Curiosamente, su apuesta personal pasa por recuperar la filosofía, la ética y todo lo que representa el pensamiento crítico y creativo. Eso la ha llevado a afirmar que otro reto importante, va a ser definir el papel del ser humano, en este entorno de digitalización, y cómo proteger los derechos fundamentales, que se van a tener que volver a definir para el mundo digital.
La nueva secretaria de Estado es también una gran defensora de que las mujeres estudien carreras científicas y técnicas, porque cree que no se pueden quedar al margen de este cambio ni de las oportunidades que representan.

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