La noticia más importante
sobre el último show de Off-White es
que estuvo presente su diseñador Virgil Abloh. El creativo se perdió el show de
Off-White en septiembre en el Centro Pompidou, pero estuvo muy presente en el
Carousel du Louvre el miércoles por la mañana, el primer día completo de shows
de menswear de la temporada otoño/invierno 2020 en París.
La invitación de Off-White
decía “Tornado Warning” entre comillas y Abloh volvió a hablar de su mentor
artístico, Marcel Duchamp. Mostraba a una adolescente con jeans y camiseta
blanca que luchaba contra las atenciones de un esqueleto enfadado, al lado del
cual había una botella de agua mineral y una caja parecida a la de aspirinas en
la que ponía “Anything”.
¿Una metáfora al anuncio del
diseñador el verano pasado de que tal vez necesitaba un descanso debido al agotamiento?
Eso es lo que la mayoría de la gente cree en París. En Milán, sin embargo,
tienden a pensar que su fatiga se debió más a la amarga decepción por no
recibir ninguna recompensa financiera de la adquisición de Farfetch por
parte de New Guards, el grupo de moda italiano que controla la licencia a largo
plazo de Off -White, por 675 millones de dólares.
Abloh aún no ha comentado
sobre ese acuerdo, y no lo hizo hoy.
Independientemente de cuales
sean sus emociones, Virgil organizó un show de primer nivel. Comenzando con una
brillante bailarina de claqué, cuyos pies con micrófono produjeron una
maravillosa serie de ritmos cuando aparecieron los primeros modelos.
Al igual que la invitación,
que tenía agujeros recortados, gran parte de la colección tenía un estilo de
queso suizo, desde trajes de doble botonadura del color rojo de los buzones de
Reino Unido hasta una serie de tops geniales.
Sus looks de apertura
incluyeron ponchos, terminados en la manga con el último truco genial de
Virgil, tickets de tela en los puños, que es lo que todo chico cool querrá. La
educación de Abloh como sastre también mostró un gran progreso. Sus blazers
alargados colgaban perfectamente, al igual que las chaquetas de trampero
canadienses minimalistas con cinturón. Una serie de graciosos estampados de
fiesta que presentaban botellas de champán y llaves inglesas de lujo animaron
el ambiente, igual que las camisas de esgrima hechas con múltiples volantes.
Para su saludo tras el show,
Abloh atravesó una sala central donde los modelos posaron en la pasarela y
luego se paró deliberadamente frente al foso de los fotógrafos y se bajó
ligeramente las gafas para mirar por encima de ellas. Aunque no hubo ningún saludo
a la vista.
Al finalizar, se formó una
odisea para entrar al backstage, donde una pequeña empleada estadounidense
gritaba: “¡No se permite prensa!”, mientras media docena de guardias de
seguridad luchaban contra la multitud de fans con ojos brillantes.
“Estoy en mi propio espacio
mental, pero esto es la culminación de mucho trabajo que he visto. He estado
tratando de hacer un trabajo que responda a mi generación y parece que me estoy
metiendo en un espacio donde eso se está traduciendo”, opinó Abloh mientras
posaba para las fotos.
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