El sector textil español busca alternativas a las fábricas chinas por el coronavirus


Firmas de moda elaboran planes de contingencia para asegurar la producción


El sector textil español y catalán, con grandes compañías como Inditex, Mango o Desigual, observa con atención e inquietud la evolución de la epidemia del coronavirus. El Gobierno chino ha decretado el cierre de parte de las fábricas que surten a la industria de la moda y sólo algunas de ellas empiezan ahora a arrancar la producción con cuentagotas y a medio gas después de más de un mes de parón. La incertidumbre ha llevado a numerosas firmas a elaborar planes de contingencia para el caso de que la parálisis de las factorías chinas se prolongue. Analizan la posible afectación en la cadena de suministros y buscan alternativas de fabricación en otros países, confirman desde el clúster textil Modacc.
El presidente de la catalana Desigual, Thomas Meyer, no escondía este miércoles su preocupación. En una comparecencia para explicar los planes de futuro de su compañía, admitía que la industria de la moda afronta el “reto” del coronavirus. “Aún no sabemos cuándo abrirán las fábricas con normalidad”, señalaba. Desigual tiene la mitad de su fabricación en el país asiático y un potente mercado en el vecino Japón.
El objetivo es que la situación de emergencia en China y el cierre de las fábricas afecte lo mínimo posible a la empresa y que las tiendas no se queden vacías. Según Meyer, Desigual estudia transportar una parte de la mercancía en avión en lugar de en barco para acelerar la llegada a sus comercios y prevenir posibles desabastecimientos. También piensa en trasladar parte de la producción que ahora tiene en China a otros países en los que ya trabaja, como Marruecos, Turquía o la propia España. Todo un proceso que tendrá “un impacto económico”, subrayaba Meyer desde las oficinas centrales de Desigual, en Barcelona.
En Mango confirman también que monitorizan la situación de la producción en China “día a día” pero, de momento, su abastecimiento no está comprometido. El parón productivo chino ha llegado en el peor momento para la industria de la moda, que en España supone el 2,8% del PIB, según el último Informe económico de la moda en España.
Las colecciones que llegarán a las tiendas el próximo invierno se producen ahora –la mayor parte de la colección primavera-verano ya está entregada–, y puede afectar de forma notable a las firmas de fast fashion , que lanzan colecciones y modelos nuevos cada pocas semanas, como la sueca H&M o la irlandesa Primark, apuntan en Modacc, que agrupa a más de 140 empresas del sector textil. “En el sector hay inquietud y se están buscando centros productivos alternativos en el norte de África, Egipto, Portugal o España”, aseguran.
En el caso del gigante Inditex, que también renueva colecciones continuamente –vende 65.000 referencias al año–, la producción está más diversificada. El 95% de su fabricación se produce en doce países, aunque China es su principal proveedor, con más de 1.800 plantas que trabajan para llenar las tiendas de Zara, Bershka o Pull&Bear. Sin embargo, más del 50% de la producción se encuentra en países más cercanos, como España, Marruecos, Portugal o Turquía. La compañía fundada por Amancio Ortega no ha co­mentado si el cierre de fábricas chinas ha impactado en su abastecimiento.
China también es el principal proveedor de Mango, aunque en los últimos años ha seguido el modelo de Inditex y ha diversificado la fabricación de sus prendas. Las empresas grandes, con todo, podrán tener una mayor capacidad de reacción si el cierre de fábricas se mantiene. El mayor problema, explican fuentes del sector textil, está en las pequeñas firmas con fuerte dependencia de China y poca capacidad para llevar su producción a otros países.
La incertidumbre del coronavirus y su impacto en la industria podría tener también consecuencias geopolíticas, más allá de las estrictamente económicas. Voces del mundo de la moda empiezan a plantear que la cadena de distribución “debe replantearse”.
Primero, porque depender en exceso de un solo país deja a las empresas demasiado expuestas a la coyuntura de terceros. Y segundo, porque los largos trayectos para transportar la mercancía están en cuestión por su impacto climático. El presidente de Desigual señalaba este miércoles este aspecto: “La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo y tiene que cambiar”. El transporte en avión en lugar de en barco que tanto Desigual como otras empresas estudian para tener la ropa a punto dejará una mayor huella ecológica.
El efecto mariposa de la crisis del coronavirus también podría afectar a la cuenta de resultados de la industria textil, con numerosos comercios en la zona del epicentro de la pandemia que hoy en día permanecen vacíos.

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