La nativa digital que va más allá de la virtualidad



Inés Arroyo nació en digital. Primero como una de las primeras influencers y luego con Laagam, su firma (y de su hermano) que triunfa por sus prendas que parecen básicas pero que son diferentes. Como la no boyfriend , una camisa blanca pero con caída de levita o de vestido, o de mochila... todo gracias a su abotonadura y sus tirantes interiores que incluso plagió la más potente de las firmas low cost (y tuvo que retirar del mercado). O sus bombers mullidas. Y sus vestidos de fiesta cortos, muy cortos. O largos muy largos pero siempre capaces de marcar la diferencia, sin dejar nunca el terreno de los precios asequibles. Casi tan low cost como las firmas que mandan en el mundo de la moda.
Bajo el lema Buy better, Wear more (Compra mejor, llévalo más) los hermanos Inés y Diego Arroyo se apuntaron con Laagam a un formato que arrasa en Estados Unidos y que en este breve periodo de tiempo se ha ganado también su público en Europa. Comenzaron con el comercio online, sin stocks, con listas de preventa, reserva y ediciones limitadas y cuando digirieron el éxito de sus camisas deconstruidas pasaron a hacer vestidos, abrigos, tops, zapatos y bolsos.
Lo más innovador del proyecto de esta emprendedora de 25 años que dice que no tiene tiempo de hacer crecer su faceta de influencer es el concepto de su tienda, basado en las guide store . Parecido a la estadounidense Warby Parker y Reformation, a ese híbrido entre el local físico y el digital, Laagam le añade un contacto potente, real y directo con sus clientas. ¿Cómo? Antes de dar por finalizado cualquier diseño, la marca realiza una consulta a través de Instagram y WhatsApp a sus seguidoras para valorar y, por supuesto, introducir los cambios necesarios. Y a través de su activo podcast otorga también voz a su pequeño ejército de mujeres inspiradoras, que pueden ser conocidas o no, pero que como Inés Arroyo creen en el cambio. En positivo. En ecológico. Y en femenino. Todas esas herramientas son precisamente las que Laagam usó para impactar con su desfile (distinto y pionero) durante la 080. Quedó claro que las prendas que se vieron en el recinto modernista de Sant Pau las diseñó Inés Arroyo, pero no lo hizo sola. De momento, Laagam tiene dos tiendas físicas (en Madrid y Barcelona, sólo de jueves a sábado y justo sobre sus propias oficinas) desde donde trabajan a demanda. Todos los productos están en la web, allí se pueden ver los diseños que se lanzarán próximamente y la clienta sólo tiene que apuntarse en la lista para tener el suyo.
Inés Arroyo recuerda que Laagam es la adaptación al femenino de la palabra sueca lagom, que significa ni mucho ni poco, y que eso define muy bien su carácter y el de su firma que sueña con abrir pronto en San Francisco. Y en no perder nunca su obsesión por proporcionar prendas distintas pero realmente comprometidas con el cuidado del medioambiente. Por esto está trabajando sin descanso por poder trabajar pronto exclusivamente con materiales orgánicos y pieles veganas.
“El producto es muy importante pero al final es como una commodity (un básico). Yo quiero más. Quiero una marca muy grande alrededor de unos diseños fuertes, arraigados a unos valores y con una producción local”, resume Arroyo.

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