Esta temporada, Lanvin abandonó las pasarelas parisinas y presentó su nueva colección con un desfile a lo grande en el centro de Shanghái. La marca, que en 2018 pasó a formar parte del conglomerado chino Fosun Fashion Group, parece querer reforzar sus vínculos con ese territorio a través de una colección de primavera-verano 2021 que rinde homenaje a la cultura y la tradición chinas.
Cabe señalar que desde
septiembre, la casa de moda francesa más antigua está bajo la batuta de dos
directores generales adjuntos Arnaud Bazin y Grace Zhao, siendo esta última la
encargada de la región Asia-Pacífico. La elección de Shanghái y de un casting
rigurosamente oriental podría, por tanto, marcar un nuevo capítulo de la casa
con una estrategia más enfocada a Asia.
El desfile se celebró el sábado por la noche ante un público de 700 invitados,
en el Jardín Yuyuan, en el corazón del viejo Shanghái, a los pies de una vieja
pagoda, iluminada con el nombre de Lanvin, y a lo largo de las pasarelas de
piedra que atraviesan los estanques de este "jardín de la felicidad".
El director artístico Bruno
Sialelli imaginó un vestuario de gran elegancia, que oscila
entre la elegancia parisina y el refinamiento oriental, predominando la seda y
el satén.
"La influencia de la
cultura china en el arte y la moda de los años 20 es una fuente de inspiración
fundamental para este desfile de moda", subrayó la casa.
Por ejemplo, los paraguas se
transforman en floreadas sombrillas chinas. Los estampados y bordados,
inspirados en los paneles lacados Art Deco del decorador Jean Dunand, gran
amigo de Jeanne Lanvin, adquieren el aspecto de estampas
antiguas. Los dorados de un top turquesa de seda muaré recuerdan a los trajes
tradicionales del Celeste Imperio. El oro está presente varias veces en esta
colección, a la vez sobria y preciosa, donde los brillos adquieren protagonismo
(strass, bordados luminosos, cristales, detalles dorados, etc.).
Los estilismos y las telas son
sensuales, aplicadas directamente sobre el cuerpo. Los trajes de tres piezas y
los conjuntos informales visten al hombre, mientras que la mujer es elegante en
todas las circunstancias, ya sea con un traje de cuero, un vestido de cóctel o
un cárdigan bordado sobre una falda de tul estampada. Sin embargo, la pareja
Lanvin comparte varias piezas idénticas para ella o él.
Como siempre, Bruno Sialelli
recurre a los archivos de la casa, reinterpretando los códigos, en particular el
periodo más rico de los años 20. Así podemos encontrar el gran lazo que adoraba
la fundadora, prominentemente bordado con piedras brillantes bajo el escote de
una chaqueta o en la cintura de un vestido midi con volantes. El diseñador
también renovó el elegante vestido de falda ancha, ajustado en la cintura,
emblema de la marca, con volúmenes acampanados, que también trasladó a vestidos
mini, y a abrigos cortos o largos con solapas anchas.
Comentarios
Publicar un comentario