Mientras la nieve cae sobre Milán en la mañana gris del 2 de diciembre, las luces se encienden en el Palazzo Labus, un suntuoso palacio del siglo XIX en Corso Venezia, propiedad de Dolce & Gabbana. En el piso de arriba, en una enorme sala de estar iluminada por lámparas de araña y grandes espejos, seis mujeres charlan y ríen sobre unos sofás de terciopelo rojo. Con largos vestidos negros de encaje o de seda, envueltas en abrigos bordados o forrados, y adornadas con joyas preciosas en coronas y diademas que sostienen sus cabellos blancos o plateados, parecen directamente sacadas de la famosa escena del baile de la película El Gatopardo de Luchino Visconti.
Esta escena mítica, donde la
aristocracia siciliana despliega toda su pompa decadente, se detiene de pronto
con la entrada de Domenico Dolce y Stefano Gabbana, que se dirigen a hablar con
estas modelos mayores de aspecto altivo, la mayor de ellas tiene 83 años. Para
que se sientan cómodas, Domenico pide que les traigan algo de beber.
"Estas señoras necesitan
beber algo, tráenos champán", señaló. "Son sublimes", confió en
privado.
Pronto será el momento de
empezar a grabar, y alguna de ellas, seleccionadas en un casting callejero,
están empezando en el mundo de la moda. La emoción es palpable, pero se
disuelve rápidamente en el ambiente de buen humor que reina en el plató. Algo
que queda patente en las risas que amortiguan los susurros que se escapan de la
habitación de al lado, donde varias chicas jóvenes esperan a ser llamadas para
bailar ante la cámara a un ritmo electro.
Van ataviadas con pelucas de
colores (amarillo, rosa, azul celeste, malva) y portan largos vestidos de tul
vaporoso o trajes cortos tipo tutú salpicados de estrellas de plata. El estilo
es claramente más descarado que el de sus "abuelas", e incluso casi
callejero con un top recortado y shorts que se dejan ver bajo un maxi abrigo de
plumas rojas.
Mientras Europa sigue
sufriendo la segunda ola de la pandemia de Covid-19, la casa de lujo italiana
ha decidido presentar sus colecciones de alta costura con tres películas,que se
estrenarán en los próximos días. La película de Alta Joyería lo hará el 7 de
diciembre, la colección de Alta Moda el 8 de diciembre, y la colección
masculina de Alta Sartoria el 9 de diciembre.
Lejos del clamor de la
Semana de la Alta Costura parisina, Dolce & Gabbana lanzó su proyecto de
alta costura en julio de 2012 presentándolo en exclusiva en Italia. Cada vez se
mostraba en un lugar emblemático diferente, como Venecia, Capri, Palermo,
Agrigento o Florencia, el pasado septiembre, con suntuosas colecciones que
ponen de relieve el savoir-faire y la tradición de los artesanos italianos. A
la línea femenina "Alta Moda" se uniría en julio de 2014 su homóloga
masculina "Alta Sartoria".
Para esta nueva edición de
invierno, la pareja de diseñadores ha decidido rendir homenaje a la
familia, un tema muy importante para ellos, de ahí la idea de una mezcla de
modelos jóvenes y mayores.
"Hay abuelas, tías,
sobrinas y primas. La idea es restaurar la contaminación que existe dentro de
la familia, donde reina la diversidad. Y en la diversidad, hay amor, belleza.
Evidentemente, los jóvenes son más rebeldes, pero una vez que se convierten en
adultos, vuelven a las tradiciones", sonrió Domenico Dolce, conmovido por
una de las modelos y su larga cabellera plateada sobre la espalda, que le hace
recordar a su madre.
"Queríamos reunir
varias generaciones en una misma colección, por un lado mujeres maduras con un
estilo clásico y más tradicional y por otro lado jóvenes con looks más
creativos, influenciados por este nuevo mundo en el que vivimos, donde todo
sucede en las redes sociales. En los años 80, los jóvenes adoptaron una especie
de uniforme. Hoy hay más libertad", observó Stefano Gabbana.
La colección formada por 71
propuestas está compuesta por piezas únicas, y se enviarán fotos con todos los
detalles técnicos de fabricación a las 400 clientas más selectas de la casa,
repartidas entre Estados Unidos, China, Japón, Europa, Rusia, Brasil, México y
Oriente Medio. Las mujeres ahora coinciden con sus hijas.
"Ya tenemos las medidas
de la mayoría de estas clientas. En cuanto a las nuevas clientas, tendrán
la posibilidad de acudir a nuestras boutiques de todo el mundo, ya que esta vez
no pudimos invitarlas a un desfile físico", explicó el diseñador.
Mientras el rodaje continúa
en las diferentes estancias, en el patio cubierto de la planta baja maquilladores
y peluqueros preparan a los hombres para rodar por la tarde. Al cruzar una
puerta nos encontramos con un joven tatuado y con piercings. Se trata del
pianista y compositor Davide Locatelli, un fenómeno de la música crossover en
Italia, que pondrá la banda sonora a la película.
"He revisado las
melodías clásicas de piano con una orquestación moderna", anunció con una
amplia sonrisa, sin decir nada más.
Mientras tanto, los técnicos
y cámaras corren de una sala a otra en un ballet perfectamente cronometrado, en
el que las modelos se suceden, cruzándose en pequeños grupos con sus trajes de
princesa, como esta modelo que luce un vestido de cola de tul color crema con
pañuelos de seda en los que aparecen impresos los carteles tradicionales de La
Scala, el templo del arte lírico de Milán.
Las referencias a la ciudad
de Milán son muchas; desde la Scala hasta el Duomo, la famosa catedral cuya
silueta se perfila sobre un vestido blanco de satén. "Un gran parte de la
colección se centra en la idea de la 'sartoria' clásica, inspirada en
decoraciones barrocas, como los motivos de este tapiz brocado que hemos
recuperado en un abrigo de astracán y castor", mostró Domenico Dolce,
señalando el tapiz del gran salón.
En otra ocasión, es la moldura de pan de oro tallada sobre las ventanas lo que se puede observar en un vestido de lana en pata de gallo. "Son decoraciones que nos llevan al pasado, al barroco, a la memoria. Como el vestido que homenajea la Scala, que tanto echamos de menos este año", dijo Domenico Dolce, antes de comprobar una vez más los últimos detalles de cada modelo.
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