Irreverente y sofisticado, Palomo Spain mira a sus orígenes para celebrar su quinto aniversario en 'Córdoba', un homenaje a su herencia cultural con el que regresa al paseo del Prado, corazón de Madrid, punto de partida de presentación de sus primeras colecciones y antesala de sus desfiles en París o Nueva York.
Más de cincuenta propuestas
toman el paseo del Prado en 'Córdoba', la nueva colección de Alejandro Gómez
Palomo que, en un “ejercicio de introspección”, vuelca su mundo de inspiración
sobre la pasarela en piezas que van desde sus clásicos 'palomos' a otras
casuales, con las que incurre en el 'streetwear' y asienta los nuevos códigos
de la firma, para la que han desfilado los bailaores 'El Yiyo' y 'Tete' e
Israel Fernández.
“En esta vuelta a los desfiles
físicos queríamos llevar a la gente al origen”, explica Alejandro Gómez Palomo
en una entrevista con Efe sobre la colección que, tras un primer intento de
presentarse en Córdoba, aterriza finalmente en el centro neurálgico de Madrid,
el paseo del Prado. “Volvemos a nuestra casa, donde empezamos e hicimos el
primer desfile”.
De esa primera presentación
han pasado cinco años, en los que la firma se ha consolidado y ha traspasado
fronteras, vistiendo a celebridades internacionales y mostrando sus propuestas
en calendarios internacionales de la moda.
“Al Palomo del origen le diría
que todo es aprendizaje y paciencia. Ahora somos más conscientes de la realidad
empresarial”, dice el cordobés sobre su evolución.
“La intención tras lo que
presentamos ahora no es ser un desfile pasajero, sino traducir las cosas a la
calle en prendas cómodas que la gente se pueda poner. Queremos que Palomo forme
parte de la vida”, explica el diseñador que, tras un lustro de andadura en la
moda con su firma, confiesa haberse convertido, además, en empresario.
Esta idea y el saber hacer que
centraliza en su taller de Posadas (Córdoba), bajo cuidadosos estándares de
confección, son los que han dado al creador una fórmula de éxito.
Ahora hilvana una colección en
la que habla de sus propias raíces, que son también las de su taller, y con las
que convierte el Paseo del Prado en un particular patio cordobés, configurando
una moda que invita a soñar en grandes eventos, pero también en el día a día.
“'Córdoba' habla de mis raíces
y de la personalidad del cordobés, medio austera e impregnada con la carga
cultural que da la mezcla de su herencia árabe, cristiana y judía”, desgrana
sobre la colección, de “referencias muy claras” a esta cultura que llegan como
resultado de una “fuerte introspección”.
Irreverente, fastuoso, soñador
y sofisticado, los diseños de Palomo Spain son desde hace años un broche que
rompe con los cánones establecidos en la moda, en la que traza un lenguaje
propio que desdibuja lo convencional para, al mismo tiempo, ensalzarlo por
bandera reconvertido en vanguardia.
“Siempre vuelvo a lo mío”,
dice sobre esta colección, en la que mira “hacia el futuro”, pero siempre con
la vista puesta en sus raíces, y con la que reinterpreta lo tradicional sobre
trescientos metros de pasarela. “En esta localización se siente lo viva que
está la ciudad y es fácil contagiarse de su energía. Llevaba un tiempo dándole
vueltas.”
Pantalones cargo, mangas
planas y bordados de minuciosas incrustaciones de cristal Svarowski convergen
con “un punto de torero macarra” en prendas que beben de inspiraciones como
Manolete o Julio Romero de Torres. “Nos eclipsa el trabajo que hay dentro de un
pantalón de torero y su ritual de vestirse, donde el trabajo va desde dentro
hacia fuera”.
Un rito que el cordobés
materializa en pantalones que aparecen en pasarela dados la vuelta, en
“exquisitos experimentos patronales” que presentan un concepto de estilismos
que parecen ir “a medio vestir”, como ensalzaba la cultura de la anticostura a
finales de los ochenta.
No faltan los clásicos de
Palomo, en piezas como camisas con lazos, volantes y grandes volúmenes cargados
de teatralidad en abrigos gigantes, vestidos y kaftanes. También aparecen
trajes estructurados y “oversize” de invierno, que salpicados por sombreros y
gafas coloridas son parte de un particular desfile que pone el broche a las
semanas de la moda.
“Hemos establecido nuestro
propio ritmo, no dependemos de semanas de la moda o tiendas multimarca, hemos
creado una forma sostenible de que la firma se sostenga por sí sola”, explica
sobre la elección de presentar su colección fuera de los calendarios de las
semanas de la moda: “siempre hemos sido un poco punkis, ahora lo somos más”,
bromea.
Al hecho de haber encontrado
estos cimientos sólidos se añade su ritmo de producción, que siempre ha
mantenido en su taller. “Nos da la libertad de hacer lo que nos de la gana,
estamos muy poco influenciados por lo de fuera, hemos encontrado un confort que
nos funciona”, explica sobre su forma de hacer moda, parte de su identidad.
En esta ecuación entra en
juego conocer a su cliente, un punto fundamental para el que la pandemia se ha
convertido en aliada.
“Nos dio tiempo a parar, ver
qué habíamos construido, estar muy pendientes de quién es nuestro cliente y
escuchar qué necesita”, dice sobre esta época, tras la que vuelve a los
desfiles físicos materializando su continua expansión.
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