La última jornada del intenso regreso a los desfiles físicos de la Alta Costura parisina se reservó el broche de oro de dos desfiles de firmas extranjeras, el pasado jueves 27 de enero. La primera de ellas, con un show entre los tapices de Goya de la embajada de España en París, fue la creadora cordobesa Juana Martín, marcando su regreso a la capital 2 años después de su último desfile físico.
“Volver a París supone un
renacer. La pandemia llenó todo de oscuridad, ha sido muy complicado volver a
poner las cosas en marcha, pero hay que arriesgar, seguir con la vida y apostar
fuerte por la moda española y andaluza”, afirmó con seguridad la diseñadora
entre bambalinas, reivindicando su “fuerza de mujer” y la importancia de ser la
única representación española en la agenda de la Alta Costura. Una
responsabilidad que Juana Martín comparte con el orgullo de sus orígenes.
“Traspasar la frontera de ser la única mujer gitana al frente de una marca a
veces es un handicap que no pone las cosas fáciles, pero lo afronto siempre
como un desafío”, sonrió la andaluza, escondida tras su inseparable sombrero
cordobés.
Una vuelta a los ruedos
representada en un total de 22 looks limitados estrictamente al blanco y negro,
reflejando “la luz al final del túnel que se avista tras esa larga sensación de
tristeza” que ha caracterizado a los dos largos años de pandemia. Para celebrar
el regreso a lo presencial, Juana Martín insistió en la artesanía de su tierra
y en sus raíces flamencas. ¿El resultado? Siluetas voluptuosas siempre fieles a
los volantes característicos de Andalucía, con lunares reinterpretados en forma
de tachuelas rockeras, volúmenes en mangas o caperuzas de organza, guipur y
encaje.
Por su parte, los tops
superponen capas de seda creando la ilusión de flores en primavera, mientras
que las toreras cortas ponen el toque masculino y los mini vestidos
transparentes de pedrería proponen los looks más sugerentes. Asimismo, los
accesorios confiaron el protagonismo a 5 modelos de gafas de sol de la firma
VOA Collective, que elabora sus piezas de la mano de artesanos japoneses.
Solo unas horas más tarde,
llegó el turno de la firma rusa Yanina Couture, a cargo de clausurar la agenda
de desfiles físicos. Una ocasión para la que la marca decidió vestirse de gala,
utilizando para su desfile los salones de la impresionante embajada de Rusia en
París, un imponente edificio situado en el 16ème arrondissement de la capital.
Para sorpresa de los asistentes, el encargado de abrir el show fue un mini
vestido conjuntado con una voluptuosa chaqueta de ondas de gasa, teñidas con
los colores del arcoíris. Un diseño que, según confesó la diseñadora en
backstage tras el show, fue el el favorito de todos los presentados. Un canto
al optimismo y a la libertad que pintó de color a rayas las primeras siluetas
del desfile.
Espíritu sesentero, música
disco, efectos vaporosos y reminiscencias de Brigitte Bardot para envolver una
colección que reflejó la explosión primaveral, no solo a través de una intensa
paleta cromática sino también gracias a la ligereza de sus estampados
geométricos, sus mangas abullonadas o de efecto de alas de mariposa, sus
volantes superpuestos, sus voluminosas capas, sus detalles en plumas o sus
transparencias de pedrería en toda una serie de looks blancos y metalizados.
“Después de dos años duros,
estoy extremadamente feliz de volver a París, cargada de energía positiva. Es
la colección más emocionante de mi carrera, que habla de la naturaleza, las
ganas y de la energía de vivir. Ahora apreciamos mucho más todo lo que tenemos,
todas las cosas simples que antes ni siquiera veíamos”, expresó Yulia Yanina,
la creadora detrás de la firma de Moscú, sin ocultar la emoción. “Tenemos que
volver a disfrutar, a soñar, a celebrar grandes eventos, a disfrutar de las
alfombras rojas”, insistió, prometiendo regresar a la Alta Costura con
novedades el próximo mes de julio.
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