Jean-Paul Gaultier Haute Couture de Glenn Martens; Elie Saab; Valentino y Zuhair Murad en la tercera jornada de la Alta Costura de París
En una jornada agitada en París, FashionNetwork.com analiza las visiones contrastadas de la moda de Jean-Paul Gaultier Haute Couture de Glenn Martens; Elie Saab; Valentino y Zuhair Murad.
Jean-Paul Gaultier Haute
Couture by Glenn Martens - Un laboratorio del amor
El desfile más destacado del
día fue, sin duda, el de Jean-Paul Gaultier Haute Couture by Glen Martens, una
combinación del ADN de Jean-Paul y de las ideas del científico de la moda
Martens. Si la alta costura es el laboratorio de la moda, esta fue una investigación
estilística en toda regla.
"Sentí como si acabara de
rejuvenecer. Tomó mis códigos y los hizo suyos. ¡Magnífico! ¡Formidable!",
decía entusiasmado el propio Gaultier tras el desfile en su histórica sede de
la rue St Martin. Esta colección es la segunda que se presenta en el novedoso
formato introducido por Jean-Paul, en el durante una temporada diseñadores
invitados crean la Alta Costura de Gaultier. El formato se estrenó el año
pasado con Chitose Abe, de Sacai.
Así que, con este desfile, y
al menos durante una temporada, Martens ocupa tres puestos, que incluyen su
propia marca Y/Project y Diesel,
donde es director creativo.
Pero esta será sin duda su
colección más memorable de esta primavera. Martens se inspiró en muchos
elementos del ADN de Gaultier: la lencería, la androginia, la cultura francesa,
los suéteres tipo Aran y los gráficos tecnológicos.
Él consiguió añadir cierta
grandeza estrafalaria con un vestido bodycon de JPG acabado con motivos de
tigre, en el que la modelo casi ronroneaba de lo mucho que le gustaba su look.
Llamó la atención la reconversión de un gran vestido de Gaultier en una hermosa
viuda desquiciada envuelta en tul, terciopelo devorado, tejidos ópticos y
cristales quemados, todo ello rematado con una larga cola. Un vestido similar
en color blanco acabado con una pequeña nube de tul resultó hipnotizante.
Todas las modelos desfilaban
orgullosas, peinadas con un maravilloso moño y trenzas sencillas y largas
envueltas en tela al estilo indio americano, cortesía de la maestra peluquera
Odile Gilbert.
En las notas del programa,
Martens nombraba a la "modéliste" y "premier main", es
decir, a la patronista y a la costurera principal del afamado atelier de la
casa que realizó cada look. Un ingenioso juego con la deconstrucción de
Gaultier (realizado por Claire, Aléna y Charlotte) consistía en una brillante
falda con corsé y bustier que parecía deshacerse.
Antes de pasar a la acción con
vestidos de tafetán y tachuelas metálicas que parecen destinados a la colección
permanente del Costume Institute.
"Una celebración porque
en realidad no me estoy adueñando de la casa. Solo quería perpetuar el sueño.
No quería inventar a la mujer, ya está ahí. Pero quería llevarla un poco más
allá de una manera deconstruida", explicó Martens en el backstage.
Elie Saab resalta
la belleza en un mercado del siglo XIX
La gente, y muchos
diseñadores, suelen olvidar que a veces lo mejor que puede hacer un diseñador
por una mujer es conseguir que se vea y se sienta guapa.
De eso trata la última
colección de Elie Saab, en la que utilizó toda el material disponible en su
atelier para crear vestidos de gran belleza que aportaban cierta cualidad
etérea a las jóvenes que los lucían en su desfile.
Vestidos de gran belleza de
organza bordada con flores cristalinas que parecían esparcidas por una suave
brisa. Vestidos recortados con cristales verdes llevados combinados con shorts
a juego o maravillosos vestidos columna de moiré de lentejuelas combinadas con
guantes a juego. Un aire real de diosa de la pantalla.
Para los momentos menos
atrevidos, proponía maravillosos vestidos de gala en faille, shantung o gasa
fruncida en tonos rosa suave, azul de Prusia o púrpura imperial.
Es posible que ningún
diseñador haga vestidos de novia tan mágicos como Saab, cuyo último look fue
una novia con una cola de 20 metros cuadrados, acabada con relucientes
canutillos y cristales. Quizás el Líbano se esté desmoronando, y Beirut aún se
esté recuperando de aquella gigantesca explosión, pero el atelier de Elie Saab
sigue creando obras de auténtica excelencia. Elegancia bajo presión.
Todo se escenificó en el
Carreau de Temple, un mercado acristalado de finales del siglo XIX, donde las
modelos desfilaron en torno a filas de clientes que mantenían la distancia
social. En la primera fila, pocas más elegantes que Hend Al Otaiba, la primera
embajadora de los Emiratos Árabes Unidos en Francia.
"Hay tantas experiencias
maravillosas que descubrir en París, y Elie Saab es sin duda una de
ellas", afirmaba Al Otaiba.
Valentino y su Anatomía en
petit comité
Valentino puso en escena su
colección de Alta Costura en petit comité, como dicen los franceses, ante unos
pocos invitados en el interior de su salón en una esquina de la Place Vendôme.
Ni vimos grandes celebridades
en primera fila, donde Tina Kunakey lució su característica melena rizada junto
a influencers no profesionales. Aún con el coronavirus, el entorno parecía
empobrecido, sobre todo teniendo en cuenta la gran reputación de Valentino
Garavani. Tampoco había rastro del fundador, aunque el socio fundador
Giancarlo Giammetti sí estaba allí.
Pierpaolo Piccioli, actual
modisto de Valentino, presentó su habitual selección de magníficos vestidos de
faille o gasa en llamativos tonos menta, lila y frambuesa, con muchos más
instagrammers merodeando en la plaza que invitados dentro.
Se mezclaban con trajes de
verano de color abeto y vestidos tipo columnas de crepé con grandes collares de
hojas doradas que las modelos lucían con extensiones de pestañas al más puro
estilo de Julia Fox. Fue un desfile mixto en el que se sumaron varios trajes de
corte holgado, tipo Miami Vice, combinados con camisetas de cuello caído.
La colección se titulaba
"Anatomía de la alta costura". Piccioli incluso colgó una pancarta
fuera del edificio anunciando el nombre. Al final, el modisto romano se abrazó
con el personal del taller, compuesto por artesanos, como si estuviera a punto
de emigrar a una tierra muy lejana.
La banda sonora estaba
compuesta en su totalidad por la música melancólica de Antony & The
Johnsons. Además, el final, fue una lacrimógena interpretación de Knockin' on
Heaven's Door, el lamento de Bob Dylan ante los últimos momentos del sheriff
del Lejano Oeste. ¿Sería el último adiós de Dylan a un valiente agente de la
ley una especie de indirecta?
Zuhair Murad muestra
a Jacqueline Sparrow en rue Castiglione
El capitán Jack Sparrow, o más
bien su esposa y sus musas, desfilaron con cierto esplendor en la Alta Costura
parisina en el último desfile de Zuhair Murad.
Para dejar clara la idea, la
pasarela curvada de Murad era un facsímil de un antiguo mapa de la Tierra Firme
española. Murad abrió con un look de estrella de rock pirata, con un vestido
tipo esmoquin magnífico, cubierto de cadenas doradas que tintineaban mientras
desfilaba por el Salón Napoleón del Hotel Westin. Adornada con un tricornio de
paja, la modelo parecía destinada a tomar el timón de La Perla Negra.
Un lugar histórico de la alta
costura, donde Yves Saint Laurent organizó desfiles durante muchas temporadas.
Y Zuhair lo inundó de elegancia pirata. Una dama marinera parecía completamente
sumergida en un botín; cordones de oro, rubíes, cristales de esmeralda y
decenas de hilos de perlas iban cosidos a un impresionante vestido columna de
toile.
Por lo demás, el modisto libanés
se centró en lo que mejor sabe hacer: grandes vestidos para bodas de sociedad y
bailes de alta alcurnia. Pero lo realmente importante fueron las piratas del
Caribe de Zuhair.
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