Tres modistos parisinos, Olivier Theyskens en Azzaro, Stéphane Rolland y Alexandre Vauthier, recordaron cuánta vida hay en el oficio con tres desfiles y vídeos ingeniosos llenos de clasicismo con muchos giros.
Azzaro Couture trae su
futurismo Funky
Pocos diseñadores aman tanto
sus tejidos como Olivier Theyskens, cuya última colección para Azzaro
constituye una proeza de investigación en ese campo, además de una
reinterpretación llena de vida de los códigos de la casa.
No hubo desfile, pero sí un maravilloso
vídeo rodado en las afueras de París, en la mayor terraza ajardinada de la
ciudad, con decenas de columnas agujereadas creadas para cultivar tomates, que
fueron el telón de fondo ideal para esta colección.
Una propuesta mixta, en la que
Theyskens vistió a ambos sexos con trajes de lentejuelas metalizadas, plateadas
para las chicas, en tonos cobre para los chicos, todos calzados con botas en
punta.
La banda sonora industrial
resultaba ideal para las túnicas metalizadas y los casi imperceptibles vestidos
de lentejuelas con cuello halter.
Sorprendentemente, los
materiales más avanzados se usaron para la ropa masculina. Un traje de hombre
nacarado, repleto de minifiguras de concha que parecían arrancadas de la ruta
costera de Irlanda. Lo mejor de todo fue un traje de raya diplomática en el que
la raya era tridimensional y resultó estar hecha con miles de tachuelas
metálicas rotas, rectángulos y garabatos.
"Es curioso, pero es casi
más fácil encontrar tejidos rompedores para los hombres que para las
mujeres", dijo Theyskens, que ha conseguido inyectar un impulso necesario
a la marca.
La suya es una visión oscura
de la firma, más roquera e industrial.
Stéphane Rolland le da un
toque gestual a la Alta Costura
Stéphane Rolland hace Alta
Costura con mayúsculas. Le encantan los grandes looks y los momentos de
glamour, y aunque hoy en día las veladas adecuadas para ellos escasean,
Stéphane anhela que vuelvan.
El suyo es un estilo gestual,
basado en el bolígrafo con el que realiza sus bocetos, que más tarde se
convierten en sueños de moda sobre materiales opulentos.
A Rolland le encantan los
vestidos que parecen hechos de oro líquido, creados sobre hilos metálicos
densamente tejidos; la más blanca de las lanas blancas; y las gasas en color
ciruela y verde. Tiene un estilo puro, de modo que cada propuesta es la
quintaesencia de lo parisino. Da igual que una mujer lleve su ropa en Dubái,
Doha, Detroit o Deauville, se sabe que viste alta costura francesa.
Sus caftanes ondean, sus
vestidos tipo abrigo aportan clase y sus monos de gasa transparentes aceleran
el corazón.
Afortunadamente, Rolland les
da su propio toque con grandes broches, amuletos y brazaletes realizados con
piedras de amatista gigante y cristal, añadiendo su propia firma especial.
"Sensualidad, actitud
pura, estructurada y una imagen de mujer como si se hubiera pasado página.
Estoy harto de ver demasiadas excentricidades, impurezas y vulgaridad. Me
parece de mal gusto", insistió Rolland, que en un gesto de caballerosidad,
a través de un discurso previo al desfile, rindió homenaje al difunto gran
Thierry Mugler, que dejó este mundo el domingo por la noche.
Alexandre Vauthier y su Alta
Costura roquera
Antes había un código de
vestimenta; ahora hay un código de mascarilla.
"La noir est obligatoire
au défilé", explicaba el personal de seguridad del último desfile de
Alexandre Vauthier, insistiendo en que todos los invitados llevaran una
mascarilla negra proporcionada por el diseñador.
Pero, si la mascarilla era
parte del uniforme, la colección de primavera/verano era cualquier cosa menos
eso. Puede que Alexandre no sea un modisto revolucionario, pero es sin duda un
modista experimental. Su sentido de la proporción exagerada en un brillante
traje pantalón de lana de fieltro de color gris era simplemente perfecto; al
igual que su traje cruzado con microfalda. El desfile parecía un pequeño
homenaje a Mugler, escenificado en una gélida fábrica abandonada en la
circunvalación sur de París.
Aunque el color principal de
esta colección fue el rojo pecaminoso, que pudimos ver en trajes de lentejuelas
de alto voltaje combinados con minifaldas asimétricas; volantes, vestidos tipo
cóctel de condesa descarada y un gran traje pantalón de terciopelo rojo con
hombros marcados, que lució una belleza de pelo rojo y labios carnosos.
Súmele unos cuantos cortes al
bies; vestidos de estrella de rock ganadora de un Grammy; vestidos tipo venda color
verde esmeralda con aberturas laterales que dejaban ver mucha carne y vestidos
rectos de estrella de Hollywood en tonos plateados con adornos de gasa y
volantes rosas. El resultado: alta costura roquera con un toque parisino.
Todo ello le valió a Vauthier
un fuerte y prolongado aplauso, especialmente por parte del ex director
ejecutivo de L'Oréal, Jean-Paul
Agon, y de su esposa Sophie, una entusiasta clienta de Alexandre. La
pregunta que nos hacemos es, teniendo en cuenta que Vauthier aún no tiene una
fragancia, ¿se estará preparando un parfum de Vauthier?
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