La temporada de moda masculina de París, que avanza las tendencias del invierno 2022, se inauguró este martes con las colecciones de tres jóvenes diseñadores muy dispares, signo del poder de la Ciudad de la Luz para atraer nuevos y dinámicos talentos, incluso en medio de una interminable pandemia
Un sudafricano, un francofilipino y un dúo afincado en París celebraron desfiles y exhibieron prendas muy distintas en tres distritos distantes. Cada uno de ellos anunciaba su marca como el nuevo destino para hipsters urbanos y amantes de la moda en busca de novedades.
A continuación repasamos las
propuestas de este trío (Lukhanyo Mdingi, Bluemarble y Egonlab) en el comienzo
de la temporada de moda masculina de París, la cual durará seis días y finalizará
el domingo por la noche.
Lukhanyo Mdingi: Viaje a
África
La moda masculina de París se
inauguró a las 3 de la tarde con un momento de gracia, un evento con poco
público pero con una colección muy atractiva, un reparto y un momento cultural
de la mano de Lukhanyo Mdingi, un diseñador sudafricano del que poco se habla
aún.
Una mezcla fresca de tejidos
africanos, sensibilidad preppy y tejidos locales ásperos presentada en una
oscura galería del distrito 11. Aunque a menudo suele hacerse eco del gran
fotógrafo maliense Malick Sidibé, la colección surgió de una estancia de seis
semanas de Mdingi en Burkina Faso, país que hace frontera con Malí, en la
última interacción del diseñador con un proyecto de moda ética.
"Encontramos los
materiales más extraordinarios y los mezclamos con nuestra sensibilidad.
Manteniéndonos fieles a nosotros mismos, pero adentrándonos en un lugar
nuevo", ha explicado Mdingi, que tituló este conjunto de prendas con el
nombre "The Bodyland Collection".
Todo ello presentado
dignamente con un elenco de color, en varios tonos y múltiples afros, de funky
a encrespado, de faraónico a fabuloso. Mientras grupos pequeños de modelos
paseaba juntos por la galería, una tejedora tradicional trabajaba en un rincón y
un músico pulsaba delicadamente las cuerdas de una kora alta (una especie de
arpa-laúd de cuerda) para acompañar al elenco.
En uno de los cuadros, un
cuarteto de orgullosa belleza: un adolescente marroquí con un polo con
estampado de rombos y pantalones a juego; un chico nigeriano con una camiseta
de lana arrugada y rematada con cordones y borlas; un haitiano con un traje de
pantalón blanco con solapas y tres botones; un joven senegalés con una camiseta
de tirantes y una enorme bufanda negra. Todos consiguen un aspecto
contemporáneo, pero muy vinculado a la moda clásica del propio continente.
Bluemarble: Estética del
archipiélago
Las estrellas de rock
filipinas se hacen a la mar en la última colección náutica, natural y noble de
Bluemarble, de la mano de su fundador Anthony Alvarez, un diseñador muy a tener
en cuenta en la moda masculina.
Casi todos las propuestas
estaban relacionados con el mar, como unos pantalones marineros brillantemente
desordenados y con varios botones combinados con unas divertidas zapatillas
adornadas con pelo sintético de gorila de color naranja o púrpura imperial.
Los almirantes de Álvarez
desfilaron con varios abrigos de lona y parkas marineras surrealistas, en el
interior de un viejo edificio maltrecho en un rincón descuidado de París, en la
parte trasera de la Gare du Lyon. Los mejores abrigos estaban hechos con lana
teñida, ya que el diseñador recurrió a sus orígenes en Filipinas.
Lo más sobresaliente fueron
los magníficos estampados gráficos a base de parches, inspirados en los barcos
de Vinta, una tradición local que consiste en decorar velas rectangulares para
festividades importantes en el sur de Filipinas.
"¡Son tan bonitos que
cuando los descubrí tuve que incluirlos en la colección!", se entusiasma
el diseñador.
De ascendencia francesa y
filipina, Álvarez creció en Nueva York, y la confianza en uno mismo tan propia
de los neoyorquinos quedó bien reflejada en su pase final de dios del rock, con
pantalones de chándal con incrustaciones de cristal; vaqueros holgados tipo
skater; pantalones de fantasía con estampado de cachemira y chaquetas de
estampado primitivo con cristales.
"Hay algo en el enorme
ego de las estrellas de rock americanas que quería capturar", explicó
Álvarez, con una gran sonrisa en un avance previo al desfile.
Egonlab - Coligny Cool
Lo espiritual es importante
para Egonlab, y lo dejó claro en un dramático desfile en la iglesia protestante
más famosa de París, que arrancaba con un falso sacerdote con el rostro tatuado
agitando un incensario humeante.
El desfile se celebró en el
interior del Templo del Oratorio, en cuyo exterior se alza una estatua del
almirante Coligny, cuyo asesinato por parte de los partidarios de Catalina de
Médici desencadenó la masacre de San Bartolomé de 1572.
El diácono decadente de este
desfile iba seguido de elegantes caballeros vestidos de alta costura, con
trajes de tres piezas cuyo tercer elemento podía ser una minifalda escocesa.
En una colección mixta, el dúo
de Egonlab formado por Florentin Glémarec y Kévin Nompeix también mostró a
mujeres fatales con trajes de fieltro de color negro combinados con botas de
plataforma también negras; o estrictos vestidos de noche en negro con espaldas
escotadas.
Además, las fantasmagóricas
camisas con estampado toile de jouy del dúo eran magníficas. En conjunto, la
colección era bastante errática: varias chaquetas acolchadas y abultadas
parecían completamente fuera de lugar, pero en lo que a sastrería se refiere
Egonlab ofrece algo muy nuevo y poderoso.
Un contragolpe parisino al
lujo urbano. Siempre es bueno volver a París.
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