París celebra la creatividad asiática con Issey Miyake, Sean Suen y Yohji Yamamoto

De forma paralela al espectáculo-performance de Louis Vuitton, que dominó el tercer día de los desfiles de moda masculina en París, la jornada del jueves destacó por el enfoque en la vena creativa del Lejano Oriente, con tres marcas de renombre que presentaron tres colecciones importantes para el otoño-invierno 2022-23: el japonés Issey Miyake con su moda práctica y lúdica, su compatriota Yohji Yamamoto en una línea más oscura y romántica, y el chino Sean Suen con una colección introspectiva.

Sencillas, funcionales y elegantes: así son las prendas de Homme Plissé Issey Miyake, que una vez más confirman su practicidad esta temporada, adaptándose a todo tipo de cuerpos y a los ritmos frenéticos del día a día urbano. Lanzada en 2013 con un espíritu más moderno, urbano y deportivo respecto a la colección principal de la casa japonesa, esta línea con básicos atemporales lleva presente en la semana masculina desde junio de 2019, y sigue conquistando al mercado por su gran comodidad.

Para el próximo invierno, el equipo creativo se inspiró en las tiendas de campaña y sus formas redondeadas y protectoras, que una vez plegadas ocupan el mínimo espacio. Con su famoso tejido plisado, que ha sido objeto de investigación continua durante más de 30 años, la casa ofrece, en particular, nuevas técnicas para renovar la silueta a través de una estructura arqueada, dándole una sensación de fluidez y redondez.

La colección se basa en piezas monocromáticas imprescindibles, casi todas confeccionadas en este tejido plisado (chaqueta clásica, abrigos tres cuartos sueltos y con forma ovalada envolvente, cárdigan amplio, camisetas, prendas de punto de cuello alto, camisa, bermudas, etc.) en una paleta vibrante de azul eléctrico, naranja, mostaza, verde guisante y óxido. Las piezas negras iluminadas por grandes toques de color tie-dye se refieren al brillo de "una linterna que brilla bajo la tienda de campaña".

El diseñador chino Sean Suen presentó una nueva imagen, con una colección intimista completamente en blanco y negro en busca de un equilibrio interior, tras los vuelcos de los últimos dos años. Las esbeltas siluetas compuestas por túnicas, faldas largas y abrigos sueltos que parecen vestidos tienen algo de espiritual. Con sus extraños gorros con cordones, los modelos a veces parecían recordar al aspecto de un monje.

El diseñador homónimo, quien lanzó su marca de estilo minimalista y cortes geométricos en Pekín en 2012, con la que lleva desfilando en París desde 2016, continúa su trabajo en torno a las texturas jugando con los pesos y superposiciones de tejidos con lanas peinadas, mohair y prendas de punto a ganchillo. Pero también utiliza cuero y pana o terciopelo sedoso. Las capas se moldan cómodamente el cuerpo, fluyendo sobre él como si formaran una armadura protectora.

Grandes bufandas cubrían las siluetas, anudadas a la cintura a modo de taparrabos o realzando un traje, llevadas a modo de estola de un solo lado. La asimetría está presente en piezas con cuello Mao. Camisas, chaquetas, abrigos y tops de piel inspirados en el vestido tradicional chino Qipao, con su abotonadura diagonal bajo el hombro derecho.

Yohji Yamamoto también puso en práctica las capas, que dan consistencia al cuerpo. Cierto espesor y solidez emanan de estas estratificaciones de ropas ligeramente empolvadas, sobre las que también parece haberse sedimentado el tiempo. Como nómadas errantes, con sus zapatos gastados y sus bolsos al hombro, los modelos combinan sus largos abrigos negros sobre chaquetas, chalecos, camisas de cuellos múltiples y sobre pantalones que llevan de forma doble, uno encima del otro.

Con su rostro pálido y su cabello desordenado, la bufanda-corbata anudada al cuello a lo Byron, nos recuerdan al héroe de la película de Tim Burton "Edward Scissorhands". Esta actitud romántica del siglo XIX se ve acentuada por grandes camisas blancas con peto, que completan esta colección casi estrictamente en negro. Un estilo de antaño también subrayado por ciertos materiales utilizados en chalecos, chaquetas y trajes, como el terciopelo, repentinamente interrumpidos por bordados o estampados de patrón animal que se funden con el tejido, o bien descoloridos y marchitos, como si hubieran vivido demasiado.

Unos pantalones con pinzas o abullonados se combinan con zapatos de caña alta con cordones para un look más roquero, compuesto por camisetas, chaquetas, gabardinas de nailon y estampados extraños que se apoderan, en secciones, de las chaquetas, camisas y abrigos. Sin olvidar, por supuesto, las gafas oscuras de estrella.

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